sábado, 5 de diciembre de 2009

¿Humala, Arana o Pizango?

Por Carlos Bernales, Cabe
Una vez más el pueblo peruano confronta el dilema de por quién votar.
Contrario a lo que dicen los medios de derecha, en los últimos años la mayoría del pueblo peruano vota por un cambio que no tiene nada que ver con las propuestas de la derecha. El electorado peruano repudia a la derecha, aunque ésta, a pesar de perder contínuamente las elecciones, siempre está en el poder.
El pueblo no soporta más, exige un cambio que muchas veces va mas allá de lo que proponen los candidatos de “las izquierdas”.
Por encima de las expectativas populares, las últimas elecciones, terriblemente amañadas por el fraude y la concertada manipulación de los medios de difusión, mostraron una vez más el viejo acerto de que “los que votan no deciden nada; los que cuentan los votos lo deciden todo”.
La izquierda, buena administradora del estado burgués
La orientación hacia la izquierda no sólo sucede en el Perú, ha llegado a niveles tan altos en algunos de nuestros países que por encima de fraudes y manipulaciones mediáticas han llevado al gobierno a otroras combativos dirigentes sindicales (Lula, Morales) así como a destacados políticos de izquierda (Ortega, Funés, Tavaré Vásquez, Bachelet) y, sin duda, a quien destaca como el más radical y de mayor aceptación popular: el comandante Hugo Chávez, quien ha logrado superar todas las expectativas electorales.
Para algunos analistas políticos este escenario favorecería a la izquierda peruana acercándola a un triunfo electoral. “Las correlaciones de fuerza son favorables ante una latinoamerica que se izquierdiza”, afirman.
Lo que no dicen tales analistas, a excepción de algunos políticos bolivianos del MAS, que admiten haber llegado al gobierno pero no al poder, es que la mayoría de países administrados por la “izquierda” han podido sobrevivir, a diferencia de Allende, no por la anuencia o debilidad del imperialismo sino por haber derechizado sus programas.
El caso saltante es el de Lula quien privatizó el Seguro Social, algo que sus antecesores derechistas no pudieron llevar a cabo. También está la “izquierdista” Bachelet, que ha continuado la persecución pinochetista contra la nación Mapuche. O Tavaré Vásquez, que culmina su mandato sin chicha ni limonada. El sandinista Ortega, que fue capaz de renunciar a su vida en la lucha contra Somoza, hoy es incapaz de dejar su mansión como prueba de honestidad -como lo señala Galeano-, y mientras se abraza a Fidel Castro mantiene un escondido contubernio con el expresidente derechista Arnoldo Alemán.
El socialismo del siglo XXI de Hugo Chávez
En cuanto a Hugo Chávez, el socialismo del siglo XXI sigue siendo sólo una expresión, o tal vez un alejamiento del socialismo de 1848, definido por Marx como la revolución que debe acabar con la propiedad privada de los medios de producción para proceder a la planificación económica en función de la mayoría de la población.
La Constitución chavista, lejos de ser revolucionaria, expresa su respeto por la propiedad privada cuando se opone a la expropiación sin pago de los medios de producción. Es decir, la supuesta izquierdización es en realidad una muestra del centrismo, cuando no derechización de esas fuerzas de “izquierda”.
Entonces, ¿no queda nadie? Efectivamente, no queda nadie.
Tal vez, estas constataciones sean calificadas de pesimistas, pero el caso es que ningún optimismo debe confundir los deseos con la realidad.
Elecciones peruanas del 2011: uniforme, sotana o plumas indígenas
Volviendo a las elecciones peruanas del 2011, hay quienes descartan a Humala por militar o por no ser un claro luchador social. De la misma manera que se descarta a Arana porque los hábitos no hacen al monje. O a Pizango por ser indígena; “chuncho salvaje” vitupera la extrema derecha racista.
Sin embargo, no es el uniforme, o su oscuro pasado en Madre Mía, o las sotanas del cura o las plumas del indígena lo que debe descalificar o calificar a un candidato.
Lo que está realmente en el punto de la cuestión es quién llena el vacío actual de la mayoría de peruanos que aún no saben lo que debe de ser, pero que sí saben lo que no debe de ser. Saben qué es lo que anda mal y por eso están dispuestos a inclinarse a la izquierda una vez más.
Ese vacío, que en su naturaleza es un repudio al sistema capitalista presente en la depredación del planeta, y que se percibe día a día, minuto a minuto, en la combi, en las noticias, en el trabajo, en el desempleo, en el mercado, en los precios, en la insolvencia, en los hospitales, en el empobrecimiento cada vez mayor del género humano, en el armamentismo que quita el pan de la boca a los hambrientos, especialmente los niños, en la violencia callejera, en la desorganización criminal del transporte, en el incremento de la delincuencia, en la pobre preparación escolar de nuestros niños, en la indolencia del antisistema de salud…, ese vacío no puede ser llenado con frases nacionalistas o con buenas intenciones reformistas de las que está marcado el camino al infierno.
Porque no hay posibilidad de siquiera empezar a resolver los problemas actuales conviviendo con la corrupción, la anarquía productiva o el centralismo vertical del poder.
Las cosas no se resuelven aspirando sumisamente sólo para alcanzar el gobierno, cuando de lo que se trata es de tomar el poder. Tomar el poder para acabar con el capitalismo, liquidar la propiedad privada de los medios de producción, liquidar el estado represivo, antinacional, corruptamente capitalista. Tomar el poder para emprender la vía de la planificación de la economía en función del interés de las mayorías.
Es en este punto que aún no tenemos un candidato dispuesto a lo que sea, incluso a perder en el fraude electoral, considerando que el primer paso de la victoria final, al decir de Mariátegui, consiste en ganar la imaginación de las mayorías para el socialismo.
En la actualidad, lo que se aprecia es que ningún candidato se distancia del capitalismo denunciando la verdadera naturaleza de las llamadas inversiones. En esto empatan Humala, Arana y Pizango, quienes confrontados por los medios reaccionarios zozobran al afirmar que no están en contra de las inversiones, pasando por alto el hecho de que las “inversiones” es la siniestra forma con que se mueve el actual capitalismo neoliberal.
Habrá quien diga que el candidato de izquierda no debe asustar a las masas con propuestas demasiado radicales, lo que equivale a aceptar que para ganar las elecciones hay que mentir, ofrecer agua tibia para después arrojar aceite hirviendo. O sea igual que Alan García.
La derecha y el mito de “las inversiones”
Un análisis objetivo de lo que son las inversiones acaba de hacerse público en el “Seminario Internacional: Claves de una Estrategia Competitiva” organizado por Interbank y la Universidad del Pacífico, en la que se presentó Michael Porter, “gurú” en economía de la derecha y de los capitalistas.
Porter ha puesto el dedo en la llaga al señalar que “en el Perú, las inversiones sólo compran negocios existentes” y que “cuando un inversionista piensa en una nueva fábrica no piensa en el Perú”.
A eso habría que agregar que las “inversiones” son la causa y fuente de la corrupción. El escándalo actual de Bussiness Track y los faenones nos muestra a las corporaciones apuñalándose entre ellas y “soltando mermelada” para ver quien "trae las inversiones". ¿Por qué tanto empeño en invertir en Perú? ¿Son ciertas las inversiones?, ¿ayudan realmente al bienestar social? ¡NO!
Por eso es que hay que desenmascararlas en todas sus variantes, como aquellas “inversiones” que “ingresan” sin poner ningún centavo al servirse de préstamos monetarios del país en el que "invierten", para luego convertir estos préstamos en parte de la “deuda externa”. En Perú abundan estos casos siendo uno de los más escándaloso el del aeropuerto y la reciente entrega del puerto de Paita donde el estado hasta garantiza la ganancia burguesa cuando ésta no llega a la suma que se supone deben de ganar los capitalistas. Qué fácil se las pone el estado ¿no?
Esto debiera ser denunciado por los candidatos permanentemente, así como la relación entre inversiones y deuda externa que es la que mantiene sangrantes las venas abiertas del Perú.
Los izquierdistas que avalan la idea de que las inversiones son fuentes de progreso ¿son concientes de la enorme mentira que afirman? ¿Son concientes de que mostrarse a favor de las inversiones es avalar las consecuencias criminales del sistema capitalista que debiera ser extirpado de la faz de la tierra?
Las inversiones solo conducen a la deuda externa
La única meta a la que conducen las inversiones es hacia la "deuda externa" de la que en Perú ya nadie habla y que, sin embargo es, nada más y nada menos que la cuota de colonia que el imperio nos fuerza a pagar.
De modo que así como debieran rechazarse las inversiones, debiera hacerse una campaña para declarar nula la deuda externa, siguiendo la "doctrina" de la nada menos imperialista Condolezza Rice. ¿Cómo?Parecerá mentira, pero cuando las tropas yanquis invadieron Irak y se hicieron cargo del "gobierno", Condolezza Rice declaró a la deuda externa iraquí como "deuda odiosa", que por ser concertada por una dictadura que gobernaba a espaldas del pueblo no correspondía ser pagada. Y dejaron sin pago a la Comunidad Europea y sobre todo fregaron a los rusos que eran los principales acreedores de Saddam Hussein.Condolezza Rice, al proclamar su "doctrina", hacía uso de una medida revolucionaria de la lucha por la independencia de EEUU (1776) contra Inglaterra, cuando fueron expropiadas (sin pago) las propiedades inglesas.
¿Por qué lo que es bueno para el imperio no es bueno para los demás?
Los medios, controlados por los "inversionistas", que casi han logrado el monopolio mundial de las comunicaciones, han hecho de las "inversiones" una doctrina sacrosanta de la que supuestamente nadie debiera abstenerse, y del pago a la deuda externa un mandamiento que hay que “honrar”.
Un perfil propio para los candidatos de izquierda
Los candidatos de nuestra izquierda debieran demostrar con hechos que las inversiones son las que han ocasionado las grandes depredaciones en el Perú. Mostrar el viejo axioma de cuanto más se invierte en minería, más se empobrece al pueblo peruano además de depredar a la Pachamama.
El socialismo, en cambio, bien entendido como el sistema que debe iniciarse a partir de declarar ilegal la propiedad privada de los medios de producción, abre la imaginación para enormes soluciones a todos los grandes y graves problemas que aquejan al pueblo peruano.
La propiedad social de los medios de producción permiten la planificación económica en función de las mayorías. Permiten el uso adecuado de los recursos naturales como, por ejemplo, el uso de las dormidas capacidades hidroeléctricas, que podrían proveer energía para los altos hornos eléctricos (que no usan carbón) y que están oxidándose en Chimbote (si es que no los han robado). Además, habría que agregar que el uso de esta infraestructura no sería tan contaminante.
Esos recursos hidroeléctricos también podrían servir para resolver los problemas de transporte masivo como es el caso del tren eléctrico de Tumbes a Tacna, que sería una continuación del Qhapac Ñan, o caminos del Inca, un sistema vial que llegó a tener un recorrido de 60 mil kilómetros y que hoy está en desuso salvo para quienes quieran explotarlo como fuente turística.
La pesca que hoy se destina para incrementar las riquezas de las corporaciones pesqueras podría permitir una alimentación de primera para toda la población peruana. La agricultura que cuenta con una experiencia milenaria debiera, en lugar de espárragos que solo engordan bolsillos de los exportadores, producir toda la riqueza en variedad de frutos y vegetales para el consumo, y que podrían incrementar las milenarias técnicas de producción (como la de la familia Pineda o de la recientemente fallecida Rosita Cóngora que no son hechos aislados, sino que forman parte de las experiencias Comunales) y conservación para llenar silos cuando se produzca algún desabastecimiento.
Debiera recordarse que en tiempos de los Incas habían silos, o Collcas, que llegaban a tener una capacidad de casi un millón y medio de metros cúbicos, así como una capacidad de distribución de varios metros de tela anual por persona.
Creación heróica: el pasado como guía para el futuro
Volver al Ayne y la Minka como la mejor forma de relaciones humanas, no es sólo recuperar lo mejor de nuestro pasado, sino darle la “creación heroica” al socialismo por el que vivió y murió José Carlos Mariátegui. Esto está presente en la lucha de los amazónicos y andinos que defienden el régimen de comunidades como el Ayne y la Minka; y eso es el socialismo que, más que en Marx, está en la base misma de la naturaleza humana. Por eso es que las comunidades nativas de la Amazonía enfrentan la propiedad comunal a la propiedad privada.
Por eso, Pizango, quien debiera distanciarse del cuento de las inversiones, y definirse sin temores abiertamente por el socialismo, debiera ser el candidato que nos represente; porque además con él se mueven siglos de historia en que la humanidad busca el balance social entre los seres humanos y de éstos con la naturaleza, a diferencia de los capitalistas que suponen que a la naturaleza "hay que dominarla".
Tal vez, con una definición socialista, Pizango no gane las elecciones, no llegue al gobierno, pero puede que eleve la marea en que se ahogará el capitalismo, sobre cuya desaparición tomaremos el poder y pondremos al fin el futuro en nuestras propias manos.

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