miércoles, 27 de julio de 2011

LA ALIENACIÓN ACTUAL O NUEVO ESCLAVISMO Y LA EDUCACIÓN

Por: Libardo García Gallego
Con frecuencia nos preguntamos: ¿Por qué la gente más pobre es la más incondicional al gobierno (claro, al gobierno burgués)? Algunos responden: “por la necesidad de una limosna”; otros, “por su ignorancia”; unos más responsabilizan a los periodistas de mayor rating de tenerlos atontados con la misma cháchara cotidiana, según la cual el gobierno cumple su función constitucional resolviendo las necesidades populares, mientras la oposición no pasa de la crítica, se empeña en destruir y subvalorar las acciones gubernamentales y no hace nada en bien de los excluidos. Es claro que los sectores populares son mayormente manipulados por los medios de comunicación y que, exceptuando un sector de personas conscientes, carecen de autonomía intelectual para analizar objetivamente la situación económica, política y social del país. Esto sucede porque los gobernantes recurren a múltiples maneras, en especial la propaganda, para mantener engañados a sus gobernados, sometiéndolos psicológicamente y haciéndoles creer que ellos son los mejores administradores del Estado y que los demás, los opositores, son simplemente unos envidiosos, unos criticones irresponsables y hasta terroristas enemigos del bienestar de los humildes. A este proceso mediante el cual se le impone al pueblo la voluntad de la clase gobernante, se le distorsiona la realidad y se le “obliga” a pensar según convenga a los intereses de la clase dominante es a lo que denominamos alienación. Y a la gente, víctimas de estas prácticas, carentes de autonomía moral e intelectual, la llamamos “pueblo alienado”. Los partidos o movimientos contrarios al ideario burgués harían suficiente con enseñarles a los desinformados o mal informados a interpretar la realidad con otros lentes, claro, si les fuera permitido.
Tan infame manipulación es posible gracias a la ignorancia y el engaño en que hemos nacido y crecido. El analfabetismo paternal más el cuasi analfabetismo docente, incapaces de descubrir la verdad, generan masas de esclavos. La célebre sentencia “La verdad os hará libres” es un imposible cuando desconocemos nuestros orígenes, las múltiples concepciones humanas acerca de nuestra propia existencia con la adhesión a los innumerables mitos y creencias religiosas; los variados sistemas económicos, sociales y políticos.
Educar dentro de una auténtica democracia implica proporcionar a todas las personas (niño(a)s, jóvenes, mayores) todos los elementos científico conceptuales que les ayuden a deducir sus propias conclusiones y a adoptar las actitudes científicas, intelectuales, ideológicas, éticas y culturales con las cuales se considere identificado(a). Por ejemplo, antes de afiliarse a un credo religioso, la persona debe conocer las diversas opciones existentes al respecto: catolicismo, protestantismo, islamismo, ateísmo, etc. y las diferentes variables en cada caso. Lo mismo ocurre en relación con las ideas políticas: liberales, conservadoras, comunistas, socialistas, anarquistas, etc.
Una escuela que menosprecia el pensar y dedica todo el tiempo a la instrucción en manualidades, a reproducir la fuerza de trabajo material, no está en condiciones de formar seres libres, autónomos; ni siquiera de promover la creatividad. Es una escuela interesada en mantener alienados a sus alumnos.
Alienación deriva del latín alienus, algo ajeno o extraño, cuando la persona se desnaturaliza o se transforma en un ser ajeno a sí mismo. Para Marx, el ser humano se siente alienado al ser desposeído del producto de su trabajo, convirtiéndose él mismo en una mercancía similar al producto que produce. No sólo pierde su producto sino su individualidad. Esta es la alienación económica. Pero también existen: la alienación filosófica, consistente en el espejismo de pretender comprender la realidad al margen de las condiciones concretas de la existencia humana; la alienación ideológica, que mediante la deformación de la realidad justifica y enmascara las contradicciones sociales, oponiéndose a los cambios sociales; la alienación política, que considera al Estado capitalista como el representante de la conciliación de intereses particulares sin lograr comprender que éste es un instrumento represivo de la clase dominante; la alienación religiosa, que proyecta en un ser imaginario (dios) todos los atributos que le pertenecen a las personas; la alienación social, que oculta el conflicto de clases bajo la ilusión de una sociedad armónica.
La alienación es un fenómeno generalizado en el mundo. Han existido grandes magos en la utilización de métodos de dominación de la sociedad. En el siglo pasado descolló en Alemania uno de ellos, el Dr. Paul Joseph Goebbels, Ministro de la Propaganda del régimen nazi, encabezado por Adolfo Hitler, y en Colombia, hace poco uno de sus alumnos es el muy conocido José Obdulio Gaviria, asesor del oscuro gobierno de Alvaro Uribe. El ideario de Goebbels se condensa en estos 11 principios, los mismos que actualmente siguen al dedillo los más hábiles propagandistas del mundo:
1.                  Principio de simplificación y del enemigo único.
Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.
2.                  Principio del método de contagio.
Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3.                  Principio de la transposición.
Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

4.                  Principio de la exageración y desfigura­ción.
Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5.                  Principio de la vulgarización.
“Toda propa­ganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va diri­gida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limi­tada y su com­pren­sión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
6.                  Principio de orquestación.
“La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
7.                  Principio de renovación.
Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8.                  Principio de la verosimilitud.
Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9.                  Principio de la silenciación.
Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10.               Principio de la transfusión.
Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
11.               Principio de la unanimidad.
Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.
Sin embargo estos principios no son hechos archivados en el pasado. Hoy son peores, no sólo se han extendido a todas las actividades humanas sino que, mediante sofisticados métodos nanotecnológicos, han invadido lugares insondables de nuestros cerebros. Con el desarrollo de la Informática, los alcances de la globalización capitalista, la desaparición paulatina de los Estados Nacionales y la asimilación de sus funciones por parte de las grandes multinacionales con sus desbordados proyectos expansionistas, los seres humanos hemos ido perdiendo la poca autonomía que nos quedaba.
A propósito, en un importante ensayo titulado “La guerra de Cuarta Generación”, el analista político Manuel Freytas ( http://www.iarnoticias.com/ , manuelfreytas@iarnoticias.com ) escribió en el año 2006:
“Cuidado, su cerebro está siendo bombardeado.
La cuarta guerra mundial ya comenzó. Mientras Ud. descansa, mientras Ud. consume, mientras Ud. goza de los espectáculos que le ofrece el sistema, un ejército invisible se está apoderando de su mente, de su conducta y de sus emociones. Su voluntad está siendo tomada por fuerzas de ocupación invisibles sin que Ud. sospeche nada. Las batallas ya no se desarrollan en espacios lejanos, sino en su propia cabeza. Ya no se trata de una guerra por conquista de territorios, sino de una guerra por conquista de cerebros, donde Ud. es el blanco principal. El objetivo ya no es matar, sino controlar. Las balas ya no apuntan a su cuerpo, sino a sus contradicciones y vulnerabilidades psicológicas.
Su conducta está siendo chequeada, monitoreada, y controlada por expertos.
Su mente y su psicología están siendo sometidas a operaciones extremas de guerra de cuarta generación.
Una guerra sin frentes ni retaguardias, una guerra sin tanques ni fusiles, donde Ud., es a la vez, la víctima y el victimario”.
Sin comentarios.
Por fortuna, dentro del sector consciente, de los libres y autónomos, también han surgido pensadores preocupados por la esclavitud moral e intelectual de sus congéneres y se han propuesto desentrañar las causas, las manifestaciones y consecuencias de la alienación. Uno de ellos, el filósofo y político francés Louis Althusser es conocido por sus aportes en tal sentido. En el texto “Ideología y aparatos ideológicos del Estado” analizó y clasificó todas las instituciones (escuela, familia, iglesia, ejército, medios de comunicación, etc.) utilizadas por el Estado para garantizar su estabilidad mediante la sumisión de la población. Se refiere al aparato escolar de la siguiente manera:
¿Por qué el aparato escolar es realmente el aparato ideológico de Estado dominante en las formaciones sociales capitalistas y cómo funciona?
Por ahora nos limitaremos a decir que:
1) Todos los aparatos ideológicos de Estado, sean cuales fueren, concurren al mismo resultado: la reproducción de las relaciones de producción, es decir, las relaciones capitalistas de explotación.
2) Cada uno de ellos concurre a ese resultado único de la manera que le es propia: el aparato político sometiendo a los individuos a la ideología política de Estado, la ideología “democrática”, “indirecta” (parlamentaria) o “directa” (plebiscitaria o fascista); el aparato de información atiborrando a todos los “ciudadanos” mediante la prensa, la radio, la televisión, con dosis diarias de nacionalismo, chauvinismo, liberalismo, moralismo, etcétera. Lo mismo sucede con el aparato cultural (el rol de los deportes es de primer orden en el chauvinismo), etcétera; el aparato religioso recordando en los sermones y en otras grandes ceremonias de nacimiento, casamiento o muerte que el hombre sólo es polvo, salvo que sepa amar a sus hermanos hasta el punto de ofrecer su otra mejilla a quien le abofeteó la primera. El aparato familiar..., no insistimos más.
3) Este concierto está dominado por una partitura única, ocasionalmente perturbada por contradicciones, las de restos de las antiguas clases dominantes, las de proletarios y sus organizaciones: la partitura de la ideología de la clase actualmente dominante que integra en su música los grandes temas del humanismo de los ilustres antepasados que, antes del cristianismo, hicieron el milagro griego y después la grandeza de Roma, la ciudad eterna, y los temas del interés, particular y general, etc., nacionalismo, moralismo y economismo.
4) No obstante, un aparato ideológico de Estado cumple muy bien el rol dominante de ese concierto, aunque no se presten oídos a su música: ¡tan silenciosa es! Se trata de la Escuela.
Toma a su cargo a los niños de todas las clases sociales desde el jardín de infantes, y desde el jardín de infantes les inculca —con nuevos y viejos métodos, durante muchos años, precisamente aquellos en los que el niño, atrapado entre el aparato de Estado-familia y el aparato de Estado-escuela, es más vulnerable— “habilidades” recubiertas por la ideología dominante (el idioma, el cálculo, la historia natural, las ciencias, la literatura) o, más directamente, la ideología dominante en estado puro (moral, instrucción cívica, filosofía).
Hacia el sexto año, una gran masa de niños cae “en la producción”: son los obreros o los pequeños campesinos. Otra parte de la juventud escolarizable continúa: bien que mal se encamina y termina por cubrir puestos de pequeños y medianos cuadros, empleados, funcionarios pequeños y medianos, pequeño-burgueses de todo tipo.
Una última parte llega a la meta, ya sea para caer en la semidesocupación intelectual, ya para proporcionar, además de los “intelectuales del trabajador colectivo”, los agentes de la explotación (capitalistas, empresarios), los agentes de la represión (militares, policías, políticos, administradores, etc.) y los profesionales de la ideología (sacerdotes de todo tipo, la mayoría de los cuales son “laicos” convencidos).
Cada grupo está prácticamente provisto de la ideología que conviene al rol que debe cumplir en la sociedad de clases: rol de explotado (con “conciencia profesional”, “moral”, “cívica”, “nacional” y apolítica altamente “desarrollada”); rol de agente de la explotación (saber mandar y hablar a los obreros: las “relaciones humanas”); de agentes de la represión (saber mandar y hacerse obedecer “sin discutir” o saber manejar la demagogia de la retórica de los dirigentes políticos), o de profesionales de la ideología que saben tratar a las conciencias con el respeto, es decir el desprecio, el chantaje, la demagogia convenientes adaptados a los acentos de la Moral, la Virtud, la “Trascendencia”, la Nación, el rol de Francia en el Mundo, etcétera.
Por supuesto, muchas de esas virtudes contrastadas (modestia, resignación, sumisión por una parte, y por otra cinismo, desprecio, altivez, seguridad, grandeza, incluso bien decir y habilidad) se enseñan también en la familia, la iglesia, el ejército, en los buenos libros, en los filmes, y hasta en los estadios. Pero ningún aparato ideológico de Estado dispone durante tantos años de la audiencia obligatoria (y, por si fuera poco, gratuita...), 5 a 6 días sobre 7 a razón de 8 horas diarias, de formación social capitalista.
Ahora bien, con el aprendizaje de algunas habilidades recubiertas en la inculcación masiva de la ideología de la clase dominante, se reproduce gran parte de las relaciones de producción de una formación social capitalista, es decir, las relaciones de explotados a explotadores y de explotadores a explotados. Naturalmente, los mecanismos que producen este resultado vital para el régimen capitalista están recubiertos y disimulados por una ideología de la escuela universalmente reinante, pues ésta es una de las formas esenciales de la ideología burguesa dominante: una ideología que representa a la escuela como un medio neutro, desprovisto de ideología (puesto que es... laico), en el que maestros respetuosos de la “conciencia” y la “libertad” de los niños que les son confiados (con toda confianza) por sus “padres” (que también son libres, es decir, propietarios de sus hijos), los encaminan hacia la libertad, la moralidad y la responsabilidad de adultos mediante su propio ejemplo, los conocimientos, la literatura y sus virtudes “liberadoras”.
 Pido perdón por esto a los maestros que, en condiciones espantosas, intentan volver contra la ideología, contra el sistema y contra las prácticas de que son prisioneros, las pocas armas que puedan hallar en la historia y el saber que ellos “enseñan”. Son una especie de héroes. Pero no abundan, y muchos (la mayoría) no tienen siquiera la más remota sospecha del “trabajo” que el sistema (que los rebasa y aplasta) les obliga a realizar y, peor aún, ponen todo su empeño e ingenio para cumplir con la última directiva (¡los famosos métodos nuevos!). Están tan lejos de imaginárselo que contribuyen con su devoción a mantener y alimentar, esta representación ideológica de la escuela, que la hace tan “natural” e indispensable, y hasta bienhechora, a los ojos de nuestros contemporáneos como la iglesia era “natural”, indispensable y generosa para nuestros antepasados hace algunos siglos.
En realidad, la iglesia es reemplazada hoy por la escuela en su rol de aparato ideológico de Estado dominante. Está combinada con la familia, como antes lo estuvo la iglesia. Se puede afirmar entonces que la crisis, de una profundidad sin precedentes, que en el mundo sacude el sistema escolar en tantos Estados, a menudo paralela a la crisis que conmueve al sistema familiar (ya anunciada en el Manifiesto ), tiene un sentido político si se considera que la escuela (y la pareja escuela-familia constituye el aparato ideológico de Estado dominante, aparato que desempeña un rol determinante en la reproducción de las relaciones de producción de un modo de producción amenazado en su existencia por la lucha de clases mundial.
El pensador argentino Ezequiel Ander Egg, analiza con lujo de detalles las múltiples formas de alienación social, enriqueciendo el trabajo de Althuser con la inclusión de las modernas expresiones publicitarias, culturales o artísticas y consumistas, en general, en su obra: “Formas de alienación social en la sociedad burguesa”.
Con la siguiente nota Prensa Celarg, de Venezuela, presentó este científico social el 5 de Febrero de 2009, con ocasión de una conferencia suya acerca de la Metodología de la investigación social, dictada en Caracas por invitación del Ministerio del Poder Popular para la Cultura:
“El sociólogo, ensayista y epistemólogo, luego de analizar diversos aspectos del proceso de investigación, destacó la importancia de la formación de un espíritu crítico en los estudiantes y señaló la necesidad de que esta formación crítica se haga, independientemente de la formación académica.
Este destacado pedagogo también ha hecho aportes teóricos y prácticos al Trabajo Social, sin embargo, asegura que no se identifica con ninguna ciencia. “No es la ciencia lo que me preocupa, sino los seres humanos. Lo más importante no son los estudios, el conocimiento y los títulos que uno puede tener, sino el compromiso social con las personas que son marginadas”, manifestó.
Ezequiel Ander Egg ha volcado la mayor parte de su obra en trabajos dedicados al desarrollo comunitario. El libro que lo dio a conocer en América Latina fue Metodología del desarrollo de la comunidad, en la década de 1960; no obstante, el autor considera que de sus 166 obras la más paradigmática es “Formas de la alienación de la sociedad burguesa” (1978)….
Por otra parte, el catedrático enfatizó que uno de los principales problemas de América Latina es la dominación cultural e ideológica y que una forma de mitigarlo es la creación de medios de comunicación propios de cada país, pues las grandes cadenas de medios de comunicación tienen la posibilidad de ejercer tal dominación.
Para enfrentar exitosamente esta guerra contemporánea y empezar a construir una democracia de verdad, utopía también vigente, es preciso cambiar los contenidos y los métodos educativos. La educación ha sido utilizada por los gobernantes como uno de los principales medios de alienación social, al lado de la religión y de novísimas y sofisticadas formas de control mental.
Esto implica la formación de docentes de altísimas calidades en todos los niveles, entendiendo por alta calidad no sólo un vasto dominio cognoscitivo en todas las ramas de las ciencias y las artes sino una acendrada personalidad humanista y democrática, con actitud comprensiva y abierta a la diversidad de caracteres humanos, un experto relacionista. La profesión más exigente debe ser la educación. El educador no puede ser un copiador de libros, un repetidor de esquemas. Los alumnos tienen que aprender a pensar por sí mismos, a resolver inteligentemente sus propios problemas y esto no lo lograrán si carecen de padres y maestros capaces de inducirlos a hacerlo, si no cuentan con padres y maestros hábiles en el proceso de potenciar al máximo las capacidades de sus hijos y alumnos. Entre la familia y la escuela, entre padres y maestros, debe existir un acuerdo metodológico explícito que permita hacer un seguimiento permanente del proceso educativo, de los avances y retrocesos, de los éxitos logrados. Si queremos construir una sociedad democrática e igualitaria tenemos que empezar por superar el atraso educativo.
En 1932, el destacado pedagogo Jean Piaget publicó un libro que ha sido escasamente leído y menos aplicado por los educadores: “El juicio moral del niño”, en el cual desarrolla el concepto de autonomía, tanto en el ámbito moral como intelectual, finalidad esencial de la educación. Constantin Camii (Implicaciones de la Teoría de Piaget, Universidad de Illinois, Círculo de Chicago) resume el concepto de autonomía de Piaget así:
“Comenzaré con una discusión sobre la autonomía moral y la autonomía intelectual, demostrando que las materias académicas se enseñarán de una manera muy distinta si se conciben dentro del objetivo más amplio de la autonomía del niño. Por ejemplo, el maestro trata de transmitir la ciencia únicamente por la ciencia misma, el maestro trata de transmitir datos, teorías y conceptos de actualidad, sin preocuparse de que la instrucción tenga sentido para el alumno. Si, por otro lado, se enseña ciencia dentro del contexto del desarrollo de la autonomía, se hará hincapié en que el alumno encuentre sus propias respuestas a sus propias preguntas por medio de experimentos, pensamiento crítico, confrontación de puntos de vista; y sobre todo, en que todas estas actividades tengan sentido para él…..
El desarrollo de la autonomía, en resumen, significa llegar a ser capaz de pensar por sí mismo con sentido crítico, teniendo en cuenta muchos puntos de vista, tanto en el ámbito moral como en el intelectual…..
La autonomía...... aparece con la reciprocidad, cuando el respeto mutuo es suficientemente fuerte para hacer que el individuo sienta el deseo de tratar a los demás como él desearía ser tratado;..... la autonomía moral aparece cuando la mente considera necesario un ideal que es independiente de cualquier presión externa. Por lo tanto, no puede haber necesidad moral fuera de nuestras relaciones con los demás…..
Si queremos que los niños desarrollen una moralidad autónoma, debemos reducir nuestro poder como adultos, abstenernos de recurrir a premios y castigos y animarlos a que construyan sus propios valores morales. Por ejemplo, el niño tiene la posibilidad de pensar sobre la importancia de la honestidad, sólo si no es castigado por decir mentiras, y más bien, es confrontado con el hecho de que los demás no le creen o no confían en él…..
Se puede notar un fuerte aumento en el desarrollo de la autonomía durante la adolescencia. La razón para esto es que la adolescencia a menudo permite nuevos tipos de relaciones humanas. Muchos adolescentes pasan horas y días discutiendo nuevas ideas con sus amigos e intercambiando opiniones sobre los puntos de vista de sus padres. Aún cuando los niños son criados coercitivamente, si más tarde tienen la oportunidad fuera de la casa de considerar otros puntos de vista, pueden ser capaces de desarrollar autonomía. Casi ningún niño es criado sin coerción, y todos los niños han debido obedecer por lo menos algunas reglas que no tuvieron sentido para ellos. Sin embargo, en la medida en que tiene la oportunidad de construir reglas por sí mismos, los niños podrán desarrollar su autonomía…..
Otro estudioso de Piaget, Bravo Peralta Erandi Curi (UNAM, México) resume las ideas piagetianas de la siguiente manera:
“Propone una educación donde el niño forme un desarrollo pleno de la personalidad humana. La explicación que él da de personalidad está basada en la autonomía, reciprocidad, respeto y compromiso. La educación intelectual pretende que el conocimiento adquirido por los niños, no sea de una manera mecanicista, en donde se enseñen una cantidad de conocimientos, de forma rápida pero sin consistencia….., que el niño comprenda y pueda aplicar su conocimiento de manera general y en otros contextos. La educación moral pretende que los niños en su forma de relacionarse con el maestro y con otros niños, estén regidos por el respeto y la admiración a estos, basándose en sus valores….. En resumen se pretende fomentar el pleno desarrollo de la personalidad humana y el respeto por los derechos del hombre y por las libertades fundamentales…..
La educación del maestro es primordial y si se acepta este tipo de aprendizaje, sobre todo por parte de los padres, debe llevar un seguimiento durante toda la educación formal de los niños.”
El gran psicoanalista y pensador Erich From, 1900-1980, ha ejercido gran influencia en el pensamiento social de nuestra época. Sus obras, faros para la reflexión, deberían ser conocidas y estudiadas por todos los educadores y estudiantes: "El miedo a la libertad" (1941), "El hombre para sí mismo" (1947), "El lenguaje olvidado" (1951), "La sociedad sana" (1955), "El arte de amar" (1956), "Más allá de las cadenas de la ilusión" (1962), "¿Tener o ser?" (1966) y "La anatomía de la destructividad humana" (1973) son obras que nos permiten escapar a la enajenación producida por la sociedad de consumo y la omnipotencia del propio Estado, nos ayudan a reasumir esos valores que consideramos tan necesarios en este momento. Leamos unos párrafos de “Tener o ser”, quizás la más pertinente para el tema que nos ocupa.
“LA IMPORTANCIA DE LA DIFERENCIA ENTRE TENER Y SER
LA ALTERNATIVA entre tener que se opone a ser, no atrae al sentido común. Parece que tener es una función normal de la vida: para vivir, debemos tener cosas. Además, debemos tenerlas para gozarlas. En una cultura cuya meta suprema es tener (cada vez más), y en la que se puede decir de alguien que "vale un millón de dólares", (En inglés de los Estados Unidos, es la manera común de decir que tiene un millón de dólares. [T.]) ¿cómo puede haber una alternativa entre tener y ser?
Al contrario, parece que la misma esencia de ser consiste en tener; y si el individuo no tiene nada, no es nadie. Sin embargo, los grandes Maestros de la Vida han considerado la alternativa entre tener y ser como el punto más importante de sus respectivos sistemas. Buda enseña que para alcanzar la etapa más elevada del desarrollo humano, no debemos anhelar posesiones. Jesucristo enseña: "Porque cualquiera que quisiera salvar su vida, la perderá; y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, éste la salvará. Porque ¿qué aprovecha al hombre, si se granjeara todo el mundo, y se pierda él a sí mismo, o corra peligro de sí?" (San Lucas 9:24-25). El Maestro Eckhart enseñó que no tener nada y permanecer abierto y "vacío", no permitir al ego ser un estorbo en nuestro camino, es la condición para lograr salud y fuerza espiritual. Marx enseñó que el lujo es un defecto, tanto como la pobreza, y que nuestra meta debe consistir en ser mucho, y no en tener mucho. (Me refiero aquí al verdadero Marx, al humanista radical, y no a la falsificación vulgar que presenta el comunismo soviético)
 Durante muchos años he estado profundamente impresionado por esta distinción, y he buscado su base empírica estudiando concretamente individuos y grupos, mediante el método psicoanalítico. Lo que he observado me lleva a concluir que esta distinción, junto con la del amor a la vida y el amor a la muerte, representa el problema más crucial de la existencia. Los datos empíricos, antropológicos y psicoanalíticos, tienden a demostrar que tener y ser son dos modos fundamentales de la experiencia, las fuerzas que determinan la diferencia entre los caracteres de los individuos y los diversos tipos de caracteres sociales.”
Nuestro brillante escritor William Ospina, se formula entre las “Preguntas para una nueva educación” (numero@elsitio.net.co) las siguientes:
“Es verdad que solemos descargar el peso de la educación en el llamado sistema escolar, olvidando el peso que en la educación tienen la familia, los medios de comunicación y los dirigentes sociales. Hoy, cuando todo lo miden sofisticados sondeos de opinión, deberíamos averiguar cuánto influyen para bien y para mal la constancia de los medios y la conducta de los líderes en el comportamiento de los ciudadanos…..
En nuestro tiempo, el poder del ejemplo lo tienen los medios de comunicación: son ellos los que crean y destruyen modelos de conducta. Pero lo que rige su interés no es necesariamente la admiración por la virtud ni el respeto por el conocimiento. No son la cordialidad de Whitman, la universalidad de Leonardo, la perplejidad de Borges, la elegante claridad de pensamiento de Oscar Wilde, la pasión de crear de Picasso o de Basquiat, o el respeto de Pierre Michon por la compleja humanidad de la gente sencilla, lo que gobierna nuestra época, sino el deslumbramiento ante la astucia, la fascinación ante la extravagancia, el sometimiento ante los modelos de la fama o la opulencia. Podemos admirar la elocuencia y ciertas formas de la belleza, pero admiramos más la fuerza que la lucidez, más los ejemplos de ostentación que los ejemplos de austeridad, más los golpes bruscos de la suerte que los frutos de la paciencia o de la disciplina…..
A veces me pregunto si la educación que transmite nuestro sistema educativo no es a veces demasiado competitiva, hecha para reforzar la idea de individuo que forjó y ha fortalecido la modernidad. Todo nuestro modelo de civilización reposa sobre la idea de que el hombre es la medida de todas las cosas, de que somos la especie superior de la naturaleza y que nuestro triunfo consistió precisamente en la exaltación del individuo como objetivo último de la civilización…..
A veces la educación no está hecha para que colaboremos con los otros sino para que siempre compitamos con ellos, y nadie ignora que hay en el modelo educativo una suerte de lógica del derby, a la que sólo le interesa quién llegó primero, quién lo hizo mejor, y casi nos obliga a sentir orgullo de haber dejado atrás a los demás.
Cuando yo iba al colegio, se nos formaba en el propósito de ser los mejores del curso. Yo casi nunca lo conseguí, y tal vez hoy me sentiría avergonzado de haber hecho sentir mal a mis compañeros, ya que por cada alumno que es el primero varias decenas quedan relegados a cierta condición de inferioridad. ¿Sí será la lógica deportiva del primer lugar la más conveniente en términos sociales? Lo pregunto sobre todo porque no toda formación tiene que buscar individuos superiores, hay por lo menos un costado de la educación cuyo énfasis debería ser la convivencia y la solidaridad antes que la rivalidad y la competencia.
Por otra parte, hay una separación demasiado marcada entre los medios y los fines, entre el aprendizaje y la práctica, entre los procesos y los resultados. Pero aprender debería ser algo en sí mismo, no apenas un camino para llegar a otra cosa. Diez años de estudio no se pueden justificar por un cartón de grado: deberían valer por sí mismos, darnos no sólo el orgullo de ser mejores sino la felicidad de una época de nuestra vida. Así como a medida que dejemos de vivir para el cielo aprenderemos a hacer nuestra morada en la tierra, a medida que dejemos de estudiar para el grado aprenderemos que la rama del conocimiento y el oficio que escojamos deben ser nuestro goce en la tierra.
Cada vez que nos preguntamos qué educación queremos, lo que nos estamos preguntando es qué tipo de mundo queremos fortalecer y perpetuar. Llamamos educación a la manera como transmitimos a las siguientes generaciones el modelo de vida que hemos asumido. Pero si bien la educación se puede entender como transmisión de conocimientos, también podríamos entenderla como búsqueda y transformación del mundo en que vivimos.
¿Cómo superar una época en que la educación corre el riesgo de ser sólo un negocio, donde la excelencia de la educación está concebida para perpetuar la desigualdad, donde la formación tiene un fin puramente laboral y además no lo cumple, donde los que estudian no necesariamente terminan siendo los más capaces de sobrevivir? ¿Cómo convertir la educación en un camino hacia la plenitud de los individuos y de las comunidades?
Con ello lo que quiero decir es que nosotros podemos dictar las pautas de nuestro presente, pero son las generaciones que vienen las que se encargarán del futuro, y tienen todo el derecho de dudar de la excelencia del modelo que hemos creado o perpetuado, y pueden tomar otro tipo de decisiones con respecto al mundo que quieren legarles a sus hijos. A lo mejor los grandes paradigmas al cabo de cincuenta años no serán, como para nosotros, el consumo, la opulencia, la novedad, la moda, el derroche, sino la creación, el afecto, la conservación, las tradiciones, la austeridad.”

El psiquiatra chileno Claudio Naranjo, entrevistado hace poco por otro experto, Alberto D. Fraile Oliver, sintetiza la problemática educativa actual con estas palabras:
“La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación. Yo pienso que la educación no está al servicio de la evolución humana sino de la producción o más bien de la socialización. Esta educación sirve para domesticar a la gente de generación en generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables por los medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente una manera de ver las cosas que le conviene al sistema, a la burocracia. Nuestra mayor necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser.
La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida. El modelo de desarrollo económico de hoy ha eclipsado el desarrollo de la persona.
La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar por si misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de repetir. ¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía! En lugar de una educación para la información, se necesitaría una educación que se ocupe del aspecto emocional y una educación de la mente profunda. A mí me parece que estamos presos entre una alternativa idiota, que es la educación laica y una educación autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por la borda el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa. Necesitamos que la educación atienda también a la mente profunda.
La plenitud la puede vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros (intelectual, emocional e instintivo) en orden y coordinados. Desde mi punto de vista necesitamos una educación para seres tri-cerebrados. Una educación que se podría llamar holística o integral. Si vamos a educar a toda la persona, hemos de tener en cuenta que la persona no es solo razón.
Al sistema le conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo ni que piense por sí mismo. Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se le tiene mucho miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia. La clase política no está dispuesta a apostar por la educación.
El artículo que sigue nos alerta los sentidos para que procuremos encontrar dónde está la verdad, hoy cuando los medios más nos constriñen induciéndonos a pensar y obrar como ellos quieren, esclavizándonos espiritualmente. Y esta esclavitud es mucho más inhumana que la esclavitud física. “Avram Noam Chomsky (Filadelfia, Estados Unidos, 7 de diciembre de 1928) es un lingüista, filósofo y activista estadounidense. Es profesor emérito de Lingüística en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX, gracias a sus trabajos en teoría lingüística y ciencia cognitiva. A lo largo de su vida, ha ganado popularidad también por su activismo político, caracterizado por una visión fuertemente crítica de las sociedades capitalistas y socialistas, habiéndose definido políticamente a sí mismo como un anarquista1 2 o socialista libertario.3” (Wikipedia) . Es en la actualidad el escritor que más obras ha escrito. Estudió en la Universidad de Pensilvania, donde se doctoró en 1955 con una tesis sobre el análisis transformacional. Lleva 50 años como profesor del MIT.
“Noam Chomsky y las 10 estrategias de manipulación mediática Wikimedia Commons

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