jueves, 9 de octubre de 2014

CAJAMARCA: NO NOS AGAFEMOS CON EL ÉXITO ELECTORAL

ALAN CULPA A OLLANTA LA VICTORIA DE GOYO

Carta a Jóvenes de Izquierda que quieran realmente cambiar el Perú (A menos que se contenten con lo obtenido en Cajamarca)
En la última semana he estado criticando a los que aceptan el “roba, pero hace obra”, que de acuerdo a una encuesta, era el 50% en Lima, donde finalmente ganó. Pero lo más lamentable, es saber que hay más que aceptan esto, sobretodo, si son partidarios nuestros, o defienden lagunas...
Pensaba colocar esta pequeña meditación en un estado de Facebook hace tres días, pero ya una joven militante de Tierra y Libertad se me había adelantado, dándome cierta esperanza. Pero al momento, jóvenes de Patria Roja justificaban a Gregorio Santos, de mil maneras posibles, unas completamente descabelladas. Esto me recordó como jóvenes apristas defendían con uñas y dientes a Alan García a pesar de los miles de narcoindultos, o a los pocos de Solidaridad Nacional, que se sentían aludidos cuando se mencionaba la frase del “roba, pero hace obra”. En fin, lo que me decepcionó es ver cómo esta valiente joven de Tierra y Libertad, al ver que sus amigos del MAS u otros la atosigaban en su facebook, tuvo que ceder, justificar a Santos y finalmente asentir que existe persecución política y que Conga es más importante, a pesar de la red de funcionarios públicos del gobierno regional comprometidos en corrupción. Aceptemos que lo sucedido en Cajamarca es una llamada de atención al gobierno central, pero, ¿consintiendo la corrupción?
No es la primera vez que sucede. Cuando solía ir a las reuniones de los jóvenes de izquierda, muchos justificaban la falta de una verdadera democracia interna de sus partidos, incluido yo. Pero había otros que ya estaban acostumbrados a esa forma de ver y hacer política, es decir, no tenían ni la más mínima intención de cambiarla. Y se aceptaban los métodos antidemocráticos de la Federación de Estudiantes del Perú, controlada hace 30 años por Patria Roja, o su careta en el MNI, y ahora el MAS, que considero, son en gran parte culpables del débil movimiento estudiantil en el Perú, al no ser aceptados por la mayoría de universitarios que asisten a cada Congreso suyo, soportando a delegados ficticios puestos por ellos. Y en la última movida de reforma universitaria, respaldando indirectamente a la ANR y al ex candidato por el MNI Orlando Velásquez en marchas, poniéndose así en contra de la mayoría de estudiantes que apoyaban la ley del Congreso, a la que al final se sumaron para no deslegitimarse aún más. Y también veía como otros jóvenes de otros partidos zurdos, no les incomodaba ni lo criticaban, pues ante la derecha, teníamos que controlar las organizaciones sociales, no importa por cual método. Así pues tenemos, aparte del MAS, a FS, PCP, PS y TyL “liderando” con sus dirigentes, organizaciones o asociaciones como la CGTP, UFREP, CUT, MST, SUTEP, Derrama Magisterial, Transportistas, etc., u ONGs como la APRODEH, CNDH, DEMUS, MHOL, etc, unas más legítimas que otras, pero en suma, usándolas para sus intereses.
Si sólo nos detenemos a analizar o movernos para tentar resultados electorales, como suelen hacer muchos en la vieja izquierda, la evaluación es somera. Cierto es que Villarán no pasó por elecciones internaslegalmente su partido no está inscrito- ni tampoco por “primarias”, esas que se han puesto de moda para democratizar los frentes electoreros, donde la militancia de c/u es desigual, pero que ni se aplica en sus “organizaciones sociales” ni partidos. Cierto es que equivocó la estrategia de ampliar apoyo, uniéndose a Perú Posible, imponiendo una lista de regidores. Pero me parece desleal, a menos desde ciertos partidos de izquierda, no haberla apoyado en absoluto. El retorno de lo que se considera la derecha en Lima y autoridades cuestionadas en todo el Perú, es responsabilidad de muchos y es motivo de una evaluación más profunda. Celebrar la victoria de Gregorio Santos y la reivindicación de Conga en Cajamarca, como único bastión de la izquierda en el Perú, donde el MAS movilizó todas sus fuerzas, a pesar de la red de corrupción de funcionarios y el recibo de dinero de empresarios amigos, es en realidad, una derrota moral más de la izquierda. Estamos aceptando el “roba, pero es anti Conga”, y eso no diferencia a la izquierda de la derecha.
Hace poco he leído la “autocrítica” de Rocío Silva Santisteban y Carlos Monge, otros asiduos de Tierra y Libertad, justificando su sectarismo. La primera, criticando a los jóvenes de otras tiendas por apoyar a Villarán a pesar de la cuestionada Freitas, quedándose callada sobre el cuestionado Gregorio Santos y su red de corrupción en el Gobierno Regional de Cajamarca. Sin decir nada de las candidaturas paralelas del Frente Amplio -nombre usado por Tierra y Libertad en las recientes elecciones- en al menos 7 distritos de Lima, a los que TyL apoyó, como hizo Perú Posible con sus candidatos distritales. Y al igual que la gente de Toledo, ni Tierra y Libertad ni Patria Roja apoyaron en nada la campaña de Villarán, a menos no con militancia. Y al igual que Perú Posible, obvió decir que los resultados de su Frente Amplio fueron catastróficos en todo el Perú. Por su parte, Monge hablaba de que hay que relanzar dicho frente, pero no sólo teniendo como CEN a 6 organizaciones políticas de izquierda que la conforman, sino, también a las organizaciones sociales, idea copiada del verdadero Frente Amplio de Uruguay. Esto me hizo recordar a la Dirección de la extinta CPS, la Coordinadora Política Social, que juntaba a un mix de dirigentes de partidos de izquierda y a sus “organizaciones sociales”, donde se daban deformaciones, viniendo Patria Roja hasta con cinco miembros, al incluir al MNI, FEP, SUTEP, UFREP y cuantas organizaciones sociales o de fachada tuviese controladas. Y el resto, de forma similar. Y también estaban los intelectuales, entre Béjar, Fico García, etc., una especie de proto CxC, pero más cercana a las “organizaciones de base”. Se plantea pues volver a lo mismo, con los mismos de siempre, con jóvenes a la espalda de la mesa.
Por eso, cuando Marisa Glave y Verónica Mendoza, a quienes estimo, toman distancia y tratan de decirnos que en la derrota de Villarán y su Diálogo Vecinal, no termina la izquierda, tienen algo de razón. Su debacle estuvo en el Frente Amplio, dirigido por los mismos de hace treinta años, con su misma forma de hacer política que ha venido fracasando año tras año y en cada elección, como ahora, en todo el país. La visión cortoplacista de solo agruparse para tentar suerte con fines electoreros, o en cada marcha de “acumulación de fuerzas”, sin entablar nexos reales con democráticas y verdaderas organizaciones sociales, o intentando coparlas o partidarizarlas, es como pedirle peras al olmo a los acostumbrados al viejo esquema del siglo pasado. Y si a eso le sumamos a jóvenes que justifican el “roba, pero defiende las lagunas”, o lo antidemocrático del manejo de las organizaciones sociales, no esperemos mucho. La renovación de la izquierda no sólo pasa por poner rostros nuevos en radio y televisión, sino en empezar a cuestionarse uno mismo y al compañero de otra tienda, sin caer en la autodestrucción o el purismo, males del sectarismo que algunos jóvenes viejos, como decía Allende, tienen. 
Para transformar el país, primero hay que empezar por uno mismo, por tu entorno. No pretendan representar a las clases populares, cuando ni ética les pueden ofrecer.
Y si pues, no soy quien para dar recomendaciones, pues está en sus militantes y sus dirigencias, renovar a la izquierda. Pero mi última invocación es que tanto como cambiar personas, se deben replantear métodos. No sólo pensar en llegar al objetivo, como sea, sino que el propio método para llegar debe ser en base a principios. Como decía Antonio Zapata, a quien también aprecio, la generación siguiente a los liderazgos de izquierda de los años 70 no tiene nada que ver ni está a la altura de plantear los cambios que pregonamos en democracia –la prole de Breña Pantoja es el mejor ejemplo de la lucidez de la frase-. Pero me rehúso a pensar que tenemos que esperar más generaciones para intentar cambiar al Perú. Y al igual que mi apabullada amiga de TyL –que no se equivocó-, pienso que la corrupción de derecha o corrupción de izquierda, es la final, corrupción…
René Galarreta
Lima, jueves 9 de octubre de 2014

NO SOLO ES CAXAMARCA
... “También están las victorias del Frente Amplio en Cocachacra y de Richard Alen en la provincia de Islay haciendo frente a Tía María, del MAS en Huancabamba (zona de resistencia al proyecto minero Río Blanco – Majaz), de José Gaspar en Cañaris (de Tierra y Libertad elegido por el movimiento local Pulla Kañarispaq) y la enorme votación muy por encima de los demás candidatos (duplica al que le sigue) de Oscar Mollohuanca en Espinar y Chumbivilcas.
Quienes quieren una minería como sea, aunque contamine y abuse de los pueblos, bien podrían respetar esta soberana voluntad del pueblo.
Pero no.
Insisten ahora, quienes defienden esta minería que ha intentado corromper e imponerse, en que el crecimiento económico se viene abajo por culpa del “electarado antiminero”. Mentira. Falso.
El crecimiento ya se vino abajo por la mala política económica de Castilla, que ahora continúa Segura insistiendo en un modelo neoliberal extractivista que no es sostenible.
Esa política es la causa de que la industria peruana haya retrocedido en 5 por ciento este año y que esa caída llegue al 20% en rubros importantes como las confecciones”.
Como, donde queda eso de que se “debe respetar la democracia”

CAJAMARCA: NO NOS AGAFEMOS CON EL ÉXITO ELECTORAL
A pesar de estar en el poder, los ricos también lloran, ha escrito mi buen amigo Oscar Díaz para resumir lo que está ocurriendo con la derecha ante su histórica derrota electoral en Cajamarca.
Cierto, esa derecha, particularmente la analfabeta y lumpenesca, daba por hecho que recuperaba las plazas de Lima y Cajamarca. Su victoria en Lima, sin embargo, se ha visto empañada por el revés en la tierra de los caxamarcas, políticamente ha golpeado más, espiritualmente también.
Llega a tanto el desmadre que se ha armado que luego del huayco de adjetivos lanzados contra los electores de Gregorio Santos, y de augurar todos los rayos y centellas del mundo contra tan noble población, ahora se trama abiertamente la respuesta del poder para neutralizar o de ser posible traerse abajo, muy legalmente por cierto, la victoria cajamarquina.
Para empezar, el presidente Ollanta – golpeado también por el voto cajamarquino -saliendo supuestamente en defensa de la democracia, acaba de exhortar al congreso a adoptar las medidas que correspondan para que las personas “con problemas judiciales” no puedan ser alcaldes o presidentes regionales.
Formalmente es una propuesta sana, pero bastante tardía. Realmente el misil político tiene un blanco: Cajamarca, y todos aquellos pueblos cuyos líderes se atrevan a alzar la cabeza en defensa de sus representados. Bastará una denuncia fiscal por quítame estas pajas – ya sabemos hacia donde disparan estos señores- para que todos los Goyos del país vayan a dar con sus huesos a la cárcel. Hecha la ley, hecha la trampa: la figura del “problema judicial” está configurada, adiós candidatura.
Por su parte, los grandes empresarios y sus operadores transnacionales no han se han quedado quietos después de su domingo 5.
Hay uno que estar encomendando a los jóvenes cajamarquinos que ante la falta de inversión privada que se avecina “vayan viendo que región del Perú les gusta para que se muden y puedan buscar empleo” porque Cajamarca “ya tocó fondo y no se han dado cuenta” (Miguel Palomino).
Como siempre, miran la realidad con un solo ojo. Como el otro ojo no les funciona o no existe, estos señores, defensores a muerte de la inversión por la inversión, “no se han dado cuenta” que el voto cajamarquino tiene una motivación pétrea: de un lado los múltiples fraudes y abusos cometidos por Yanacocha con el concurso de las autoridades; y en ese mismo sentido la voluntad multitudinaria de invertir ese orden de cosas para buscar la implementación de una estrategia de desarrollo que combine armónica y sostenidamente el empleo de los recursos existentes en esa región.
Cajamarca no es solo minería, ni la dignidad es una mercancía que pueda ofertarse al mejor postor, afirman los cajamarquinos. Lo han dicho en más de una oportunidad.
La pera en dulce, sin embargo está en la propuesta del señor Roberto Abusada. Amparándose en los múltiples casos de derroche y corrupción encontrados en los gobiernos regionales, está dispuesto a traerse abajo el proceso de descentralización, afianzando el centralismo gran burgués. Su salida es puntual: recortar las funciones de dichos gobiernos para que el Ejecutivo pueda hacer y deshacer en las regiones. Y da la receta para Cajamarca:
“…los gobiernos regionales y locales no tienen jurisdicción sobre el agua y los recursos del subsuelo, pues estos pertenecen al Estado, de tal manera que una autoridad subnacional que se arrogue derechos sobre tales recursos o que utilice fondos públicos para oponerse o dificultar una actividad debidamente aprobada por el Gobierno Nacional está automáticamente incurriendo en falta o delito que debe ser sancionado por el ente rector correspondiente”.
Abusada, en su propuesta, publicada el pasado 7 de octubre en el diario El Comercio, obvia muy hábilmente toda referencia a las elecciones en Cajamarca, tampoco menciona a Santos. En apariencia está analizando el bosque, pero realmente – no hay que tener 2 dedos de frente para darse cuenta de ello- le interesa el árbol llamado Cajamarca. Le está guardando las espaldas al extractivismo y a sabiendas de su influencia ideológica y política – en defensa del gran capital- le alcanza a los gobernantes las iniciativas señaladas.
De esta manera, a la bruta, aunque muy legalmente adornada, la ultraderecha busca traerse abajo o mediatizar la victoria electoral cajamarquina. 
¿Alguien habló de que en toda democracia los resultados electorales se respetan? 
Eso es floro para los incautos. En una democracia a la peruana, hipócrita y corrompida, los hecho sindican lo contrario. Un dato más, pero muy revelador: Salvo Valentín Paniagua, ningún presidente peruano, desde los 90 para adelante ha respetado sus promesas electorales, incluyendo por supuesto al comandante Humala, el candidato que alentó la consigna de ¡Primero el agua, después el oro! pero que instalado ya –con el voto cajamarquino- en el palacio de Pizarro ignoró olímpicamente lo dicho.
Como dicen en Cajamarca: no nos agafemos (atontemos) con el éxito electoral, la lucha continúa…

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