martes, 4 de agosto de 2015

HABLEMOS CLARO

 
Por Teresa Tovar Samanez
Respecto a educación hay percepciones parciales sobre el mensaje presidencial que exigen precisiones para esclarecerlos alcances reales de las políticas gubernamentales.
Repasemos 3 aspectos:
Beca 18 es una experiencia positiva que beneficia a 45,000 estudiantes de sectores pobres sufragando sus estudios y proporcionándoles estipendio monetario, computadora personal, etc. En un país fuertemente segregado las medidas de afirmación positiva ayudan a cerrar brechas extremas, pero no deben sustituir las políticas redistributivas y el fortalecimiento de la educación pública. Los 45,000 becados son una cifra mínima frente a los 5 millones de estudiantes que pertenecen a hogares de extrema pobreza (2 millones, estrato E) o que tienen ingresos de 780 a 1,800 soles (3 millones de mal llamados “emergentes” del estrato D).
Una política educativa estructural debe ofrecer educación gratuita y de calidad para que todos ellos tengan de veras una oportunidad. Esto no está ocurriendo. Junto al deterioro y abandono de la educación pública prosigue la “privatización silenciosa” vía crecimiento de la matrícula en colegios privados (50% en Lima).
El incremento del presupuesto educativo a 3.5% del PBI está muy lejos de la meta del 6% del Acuerdo Nacional. En Ecuador el 6% del PBI para educación es mandato constitucional y hoy están en 4,8%. El mensaje no rindió cuentas de por qué no se incrementó este presupuesto cuando el PBI crecía. Adicionalmente la mayor parte del incremento del 2015 (S/.2500 millones de un total de S/.4000 millones) van a infraestructura vía Asociaciones Público Privadas y Obras por Impuestos, sobre las cuales hay serios reparos según estudios recientes en A. Latina: “Infraestructura: ¿para la gente o para el lucro?” y “Lo que yace bajo la superficie: Una evaluación crítica de las Asociaciones Público Privadas” . Destinar más recursos a educación exige decisión política y una reforma tributaria con mayores impuestos a los estratos de mayores ingresos.
El mencionado incremento de 40% del salario magisterial ha sido solo para 50,000 maestros que pudieron subir de escala: 8 mil en las escalas V y VI (que ganan entre S/. 2,100 y S/. 3,100) y 42.000 en las escalas II, III y IV (S/. 1,370a S/. 2,170). La gran mayoría: alrededor de 200,000 maestros sigue ganando lo mismo (S/. 1,248 a S/1,700, escalas I y II). Solo una parte reducida de ellos podrá duplicar su salario al 2,021 si llegan a la escala VI. Las escalas VII y VIII no están funcionando. El piso salarial de la carrera magisterial es de $ 390 (en Ecuador es el doble: $ 817). Adicionalmente, en vez de incrementar las plazas de ingreso a la carrera (se anuncian 20,000), sigue creciendo el número de contratados (90,000).
Son medidas vinculadas a un modelo que, con escasos matices, tiene ya 25 años de implementación sin haber logrado ni repunte, ni cierre de brechas educativas. Esta es la agenda pendiente.
Foundation N. América y Red L. A. sobre Deuda

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