jueves, 8 de octubre de 2015

OBAMA CHILLA PORQUE PUTIN LE MARCÓ LA CANCHA


OBAMA CHILLA PORQUE PUTIN LE MARCÓ LA CANCHA
El gobierno de Vladimir Putin ha ordenado a sus aviones que bombardeen posiciones del terrorista Estado Islámico (ISIS) en aquel país. El presidente obtuvo la autorización del Congreso en Moscú, luego que el mandatario sirio Basher al Assad solicitara esa ayuda militar. Y con esa “luz verde”, Putin autorizó esas misiones aéreas.
VLADIMIR PUTIN, EL FANTASMA QUE OBSESIONA A EEUU .
Por Emilio Marín.
Aviones rusos y tropas iraníes ayudan al presidente Al Assad. A Washington no le gusta que Moscú intervenga en Siria. Estados Unidos y sus aliados de la OTAN y monarquías árabes están disgustados por la intervención rusa en Siria. Vladimir Putin, a pedido del presidente sirio, está bombardeando a los terroristas de ISIS. Irán también ayuda a Damasco.
La novedad en Siria es que el gobierno de Vladimir Putin ha ordenado a sus aviones que bombardeen posiciones del terrorista Estado Islámico (ISIS) en aquel país. El presidente obtuvo la autorización del Congreso en Moscú, luego que el mandatario sirio Basher al Assad solicitara esa ayuda militar. Y con esa “luz verde”, Putin autorizó esas misiones aéreas que partieron de la ciudad de Latakia, cercana al Mediterráneo. Allí cerca está la única base naval rusa en ese mar, en Tartús.
El 30/9 fue el debut de esos bombardeos, que continuaron en los días siguientes. Esa intervención militar iba a agradar a quienes la solicitaron -el gobierno de Siria y la población que se siente representada- y provocar críticas de la administración Obama y los gobiernos aliados en la OTAN, más Arabia Saudita, Qatar, Turquía y otros gobiernos que sintonizan la onda de Washington.
Los aviones rusos destruyeron varios campamentos terroristas y depósitos de armas, imponiendo algunas bajas al ISIS que ha proclamado un califato desde Irak hasta Siria. El ministerio ruso de Defensa afirmó: “el 1 de octubre, los (caza bombarderos) Su-34 realizaron bombardeos contra un campo de entrenamiento cerca de la región poblada de Mahdan Jadid, así como contra un centro de mando encubierto cerca de Qasert-Faraj, al suroeste de Raqqa”.
De palabra la mayor parte de los países del mundo viene cuestionando el accionar de la organización que decapita a sus rehenes y lo publicita en un circo mediático mundial. Se sabe de sus horrendos crímenes en Irak y Siria contra cristianos, yazidíes e islámicos chiítas. Incluso monumentos distinguidos por la Unesco como patrimonio de la humanidad han sido objeto de demoliciones, como en Palmira.
Sin embargo, en vez de apreciar el resultado positivo de la acción rusa contra ese flagelo terrorista disfrazado de pura religión, los socios de la OTAN lo han criticado.
Como denunció Putin, una conjura mediática de esos detractores hizo que los cables de agencias denunciando víctimas civiles tras los vuelos rusos empezaron a distribuirse antes que los Su-34 salieran de Latakia. Operación mediática, que le llaman…
Por qué la OTAN sí y Rusia no
El secretario de Estado John Kerry y aliados suyos atlantistas emitieron un comunicado que criticó el proceder ruso. Estados Unidos tiene una coalición de 65 miembros que adhiere a su política sobre qué hacer en Siria. Los más importantes, Reino Unido, Francia, Alemania, Qatar, Arabia Saudita, Turquía y EE UU, rubricaron desde Ankara, Turquía, el comunicado que acusa a Moscú de bombardear a población civil en vez de hacerlo sobre el Estado Islámico.
Putin desmintió esa acusación. 
Su canciller Serguei Lavrov, al ratificar los operativos aéreos, pidió que sus detractores presentaran pruebas de que los aviones rusos hubieran  dañado a civiles ajenos a la contienda. Hasta el momento ni esos gobiernos ni entidades que trabajan a su servicio, como el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con base en Londres, han podido ofrecer esas pruebas. Más, ese Observatorio debió admitir que el grupo terrorista había tenido 12 bajas, entre ellos dos líderes.
Rusia proveyó imágenes de los blancos que había atacado en una treintena de misiones en dos días, con algunos de los 32 aviones que tiene en Latakia.
Lo llamativo es que desde 2014 esa coalición armada por el Pentágono viene bombardeando partes de Siria, sin ninguna autorización de su gobierno. O sea que esas potencias se arrogan el derecho de bombardear sin permiso del país en cuestión, pero cuestionan que Damasco pida a Moscú ayuda para bombardear bases terroristas.
Quiénes son terroristas
El equívoco es que con la misma denominación de “terroristas” se están aludiendo a fuerzas distintas.
Para EE UU y sus aliados monárquicos árabes, “terrorista” es el presidente Al Assad, un vulgar “dictador” que merece ser sacado por la fuerza. Y esta no es la opinión de Moscú y Teherán; tampoco lo es de una buena parte de la población siria, tema que se abordará seguidamente.
El presidente sirio y sus aliados ha tenido una posición coherente, de denunciar a los  grupos terroristas que operan en su país: el ISIS, la brigada Al Nusra (rama de Al Qaeda) y el llamado Ejército Libre de Siria (ELS). Estas organizaciones tuvieron siempre financiamiento, logística y cobertura política de las potencias occidentales que apoyaron el levantamiento armado de 2011 contra Al Assad. Y las advertencias de éste fueron acertadas: “están apoyando al terrorismo internacional”, les planteó más de una vez, desde 2011 a la fecha.
Cuando ISIS consolidó posiciones en Irak y Siria, y decapitó periodistas extranjeros, y alentó grupos similares que actuaron en otros países (Francia), recién entonces Obama modificó parcialmente su enfoque para la región. Allí le apareció la necesidad de buscar ciertos acuerdos con Rusia, Irán y China, para contener la expansión de aquel fenómeno.
Lo hizo sin autocrítica respecto a su apoyo anterior al terrorismo en Siria y sin cambiar su prédica guerrerista para sacar del poder a Al Assad.
Al imperio le dolió mucho que los aviones rusos atacaran bases de los terroristas, algunos de los cuales fueron y/o son aliados suyos. “Los ataques (rusos) iniciales fueron realizados contra individuos y grupos financiados y entrenados por nuestra CIA” declaró a la cadena CNN el senador republicano John McCain.
La agencia Reuters recogió declaraciones de Hassan Haj Ali, jefe del grupo Liwa al-Jabal Suqour, que forma parte del Ejército Libre de Siria. Dijo que uno de los objetivos atacados por Rusia fue la base de su sector en la provincia de Idlib, golpeada por 20 misiles en dos ataques separados. Reuters añadió: “Sus combatientes habían sido entrenados por la CIA en Qatar y Arabia Saudita, como parte de un programa de Washington dirigido a apoyar a los grupos que se oponen tanto EI como Al-Assad”. Khaled Khoja, presidente de opositora Coalición Nacional Siria también deploró la “agresión militar rusa”.
Los aviones rusos bombardean bases terroristas en la ciudad de Raqqa, un bastión de EI, y otras en las provincias de Idlib, Hama y Alepo. Y es seguro que además de pegar duro sobre ese grupo y Al Nusra, también hayan afectado al Ejército de Al Aza y otras organizaciones del ELS, que Washington juzga como “buenos” y suyos. El dicho argentino es: hay que pegarle al chancho para que aparezca el dueño. El senador McCain dijo que el chancho es de ellos…
Es un dictador Al Assad o un presidente
El lugar común de los gobernantes imperialistas (y los regímenes monárquicos, más la represiva Turquía) es que Al Assad es un “tirano”, como esta semana lo llamó Obama en la ONU. Es una forma falsa y superficial de presentar el conflicto.
El problema que tienen las potencias con Siria no arranca con el actual mandatario sino antes, con su padre Hafez. Y más allá de cuestiones democráticas formales, el fondo del asunto es que estos gobiernos no fueron dóciles con el imperialismo, tuvieron enfrentamientos con el Israel sionista que aún le usurpa las alturas del Golán (arrebatadas en la Guerra de 1967) y fueron y son aliados de Moscú.
Esas características sirias se mantienen hoy, pues en Medio Oriente tiene posición muy diferente a las monarquías mencionadas. Su alianza política es con Irán, el Líbano de Hizbollah y durante mucho tiempo con Hamas, de Gaza. Un reflejo de esto es que, además de los aviones rusos que vinieron en su auxilio, Al Assad habría recibido la ayuda de centenares de soldados persas dispuestos a combatir junto a su ejército en contra de ISIS, para recuperar parte del territorio. Sería un complemento ideal porque Putin ha dicho que no piensa enviar tropas para actuar en el terreno; habrá aviones rusos y ejército sirio con ayuda iraní en infantería.
Philip Breedlove, comandante general de la OTAN, denunció que Rusia colocó baterías de misiles antiaéreos SA-15 y SA-22 en Siria. Esos misiles servirán de protección contra bombardeos a Damasco. ¿Quién querrá bombardearla? Respuesta obvia: la OTAN.
Las críticas al presidente como un “dictador” son insostenibles. En medio de este conflicto armado, su gobierno reformó en 2012 la Constitución y dejó de lado el sistema de partido único. La elección presidencial se realizó en junio de 2014 con tres candidatos, dos de oposición, y una participación del 73,42 por ciento del electorado.
Al Assad ganó con el 88,7 por ciento un mandato de siete años que sus enemigos quieren abortar. Así es que han fomentado una campaña terrorista que ha causado 240.000 muertos, el desplazamiento interno de 10 millones de sirios y 4 millones de refugiados que han salido del país.
Los dramas de esas familias, sus padecimientos, discriminación y muertes en el exilio vía Turquía, Grecia, Hungría, etc, suponen una doble acusación contra EE UU y la OTAN.
Primera: hacen la guerra junto con terroristas, contra gobiernos legítimos.
Segunda: sus guerras provocan el éxodo desesperado de millones de personas, con el drama humano que supone. No les abren puertas solidarias en Europa ni las de EE UU, que además quedan muy lejos.

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