viernes, 10 de mayo de 2019

SUSANA, TUS ERRORES


Claudia Cisneros
No, el título no alude a que Susana Villarán no haya cometido delito. Jamás diría que un delito es un error como hacen los fujimoristas sin vergüenza. Susana Villarán, como todos los delatados por Barata, debe responder a la justicia. Pero creo que en el caso de Susana hay una instancia más a la que está obligada a responder. Y, sin embargo, ha callado. Susana debe dirigirse a quienes durante meses la apoyaron contra la arremetida injusta y sucia del castañedismo; a quienes sin pedir nada a cambio prestaron su imagen, su tiempo y hasta su propio dinero para apoyarla contra la revocatoria. Susana les debe moralmente una explicación y disculpas contundentes. El apoyo que ella recibió de muchas figuras públicas fue absolutamente desinteresado y sobre todo basado en la confianza de que ella representaba una forma limpia de estar en política y auténticamente en pro del bien común.
Es inaceptable que en estos momentos Susana piense solo en ella y no responda política y moralmente a los ciudadanos bienintencionados que se la jugaron por ella sin saber de sus decisiones y financiamientos. Su silencio frente a esta responsabilidad moral es un imperdonable error.
La debacle de Villarán pega fuerte en dos frentes. En el político, la izquierda actual que ella pudo representar ha quedado manchada. Por supuesto la corrupción puede ser afecta a derechas o izquierdas (hay izquierdas que sucumben a lo peor del capitalismo), pero se puede relacionar la corrupción con un esquema capitalista de vida donde gana el que tiene más dinero para hacer más campaña o donde tener dinero es identificado con éxito social. Que alguien de izquierda identificado con otro modelo, aquel que no superpone el capital a los principios, haya caído en ese esquema de corrupción capitalista es un golpe para las izquierdas honestas. El otro frente golpeado por Susana es el activismo. Cuando ciudadanos no partidarizados ejercen sus derechos políticos la democracia se fortalece y los corruptos tiemblan. Susana ha sembrado duda en esa decisión ciudadana de apoyar causas justas. Es su obligación resarcir ese error que es muy costoso para nuestra precaria democracia. Necesitamos que la gente siga participando y comprometiéndose. Claro, ahora con la gran lección aprendida de preguntar y saber cómo se financian hasta las causas justas y obtener respuestas convincentes. Los corruptos y sus apañadores quieren festinar con estos ciudadanos porque saben que siempre estamos al acecho de sus delitos. Los ciudadanos no debemos permitir que se nos convierta en foco de estos delitos por los que los políticos tienen que responder.
A Susana le dimos el beneficio de la duda porque su currículo lo merecía. Y aunque el dinero sucio que aceptó no haya sido para enriquecerse en lo personal, es delito y su responsabilidad moral para con quienes la apoyaron exige que se dirija a ellos. Por ellos, por el activismo político no partidario y por el Perú.

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