Salvador Mendoza Maquiavelo
Nadie de los peruanos honestos dará crédito a las palabras del Primer Ministro cuando afirma que el pueblo fiscalizará las obras que realicen los núcleos ejecutores.
Anotemos primero que no existen los mecanismos de fiscalización claros y definidos, pues ni el poder judicial hará nada en el caso de las denuncias de malos manejos de los recursos, pues está controlado por el poder ejecutivo.
Sobre esto existen pruebas inobjetables: la fiscal de la nación Gladys Echaíz amenazó, según testimonio de la fiscal Luz Marleny Rojas, encargada de la Fiscalía Mixta de Utcubamba región de Amazonas, de manera grotesca y vociferante con enviarla a la cárcel y con otras medidas intimidatorias.
Todo esto por haber denuncia a los mandos policiales responsables de los acontecimientos producidos entre policías y nativos en la curva del Diablo, Bagua, el 5 de junio último.
La Sra. Rojas además es amenazada de muerte, permanentemente, con el objetivo de impedir que la justicia dé con los responsables de los dolorosos acontecimientos de Bagua, en los que abiertamente interviene la Fiscal Gladys Echaíz, en contubernio con el poder ejecutivo, en contra de la finalidad y los objetivos del Poder Judicial y en abierto desafío a la institucionalidad del Estado de Derecho. Además están los casos de Rómulo León Alegría, Químper, Forsur, Puerto de Paita, etc.
Ahora el primer Ministro como si predicara la venida de Jesucristo nos dice que el pueblo estará cerca de las obras para fiscalizar su ejecución. ¿Acaso el pueblo ha estado alejado de los hechos vergonzosos de Paita, de las muertes ocurridas en Bagua cuyos responsables ejecutores y políticos hasta ahora no se conocen.
Hay que señalar que instituciones y organizaciones internacionales, entre ellas la ONU, han intervenido en el caso Bagua y no pasa nada. Más bien las amenazas furibundas recorren por todo ese territorio y han llegado al extremo de levantar falsas organizaciones de la selva.
Este estado y sus instituciones controladas en abierta violación de la Constitución, interviene descaradamente en las instituciones autónomas del Estado Peruano.
En el Perú estamos regidos por la voluntad autocrática de quienes han accedido al gobierno por una máquina arrolladora que no respeta las leyes y menos los sustentos civilizadores. Nos están llevando a la barbarie.
Para completar el cuadro de la barbarie, los núcleos ejecutores actuarán por encima de las organizaciones de los pueblos, comunidades, los barrios, caseríos, etc., haciéndoles paralelismo y usando la fuerza desorganizadora a favor de la élite electorera del alanismo e impidiendo que el pueblo pueda ejercer su labor de fiscalización y control sobre los que delinquen y actúan en contra de los intereses comunales. Inventan organizaciones transitorias al margen de la voluntad popular establecida y convierte a los pueblos en mirones o en espectadores sin derecho a voz por lo menos. A sus denuncias ni los medios de comunicación les prestarán la mínima atención, pues son parte del poder oligárquico establecido, las voces de los diarios independientes serán muy limitadas, y también están bajo amenaza permanente por hablar en beneficio de las mayorías nacionales.
El primer Ministro sabe quién es Arana, es su compañero de partido, que es el organizador de campañas políticas, que es inescrupuloso en el manejo de las cosas del estado y del gobierno. Así que lo que dice sobre el control del pueblo es una burla grosera, sabe que el ejecutivo le ha dado carta abierta, como si fuese el jefe de un superministerio. Estará por encima incluso de él y sólo rendirá cuentas al Presidente de la república. ¡Vaya alhajas!
Los gobernadores, en sustitución del partido Aprista y en nombre del alanismo, serán los encargados de agrupar a estos cien jóvenes para armar el simulacro de la organización de las comunidades y ellos y no el pueblo serán los que determinarán qué obras hacer. Y estamos convencidos que la mayor parte de ellas serán veredas, caminos, puentes que no inciden en la producción ni en la articulación de los mercados. Es dinero perdido y juventud corrompida. Además los proyectos serán fotocopias de otros que sirven como patrones y que no expresan la realidad tangible de cada lugar. Esta es toda la herencia que el gobierno nos dejará: desnacionalización, patrimonio enajenado, mafias, autoridades corruptas, miseria y la oportunidad perdida de haber podido iniciar el desarrollo del Perú con bienestar humano.
Trujillo 24 de agosto del 2009
Nadie de los peruanos honestos dará crédito a las palabras del Primer Ministro cuando afirma que el pueblo fiscalizará las obras que realicen los núcleos ejecutores.
Anotemos primero que no existen los mecanismos de fiscalización claros y definidos, pues ni el poder judicial hará nada en el caso de las denuncias de malos manejos de los recursos, pues está controlado por el poder ejecutivo.
Sobre esto existen pruebas inobjetables: la fiscal de la nación Gladys Echaíz amenazó, según testimonio de la fiscal Luz Marleny Rojas, encargada de la Fiscalía Mixta de Utcubamba región de Amazonas, de manera grotesca y vociferante con enviarla a la cárcel y con otras medidas intimidatorias.
Todo esto por haber denuncia a los mandos policiales responsables de los acontecimientos producidos entre policías y nativos en la curva del Diablo, Bagua, el 5 de junio último.
La Sra. Rojas además es amenazada de muerte, permanentemente, con el objetivo de impedir que la justicia dé con los responsables de los dolorosos acontecimientos de Bagua, en los que abiertamente interviene la Fiscal Gladys Echaíz, en contubernio con el poder ejecutivo, en contra de la finalidad y los objetivos del Poder Judicial y en abierto desafío a la institucionalidad del Estado de Derecho. Además están los casos de Rómulo León Alegría, Químper, Forsur, Puerto de Paita, etc.
Ahora el primer Ministro como si predicara la venida de Jesucristo nos dice que el pueblo estará cerca de las obras para fiscalizar su ejecución. ¿Acaso el pueblo ha estado alejado de los hechos vergonzosos de Paita, de las muertes ocurridas en Bagua cuyos responsables ejecutores y políticos hasta ahora no se conocen.
Hay que señalar que instituciones y organizaciones internacionales, entre ellas la ONU, han intervenido en el caso Bagua y no pasa nada. Más bien las amenazas furibundas recorren por todo ese territorio y han llegado al extremo de levantar falsas organizaciones de la selva.
Este estado y sus instituciones controladas en abierta violación de la Constitución, interviene descaradamente en las instituciones autónomas del Estado Peruano.
En el Perú estamos regidos por la voluntad autocrática de quienes han accedido al gobierno por una máquina arrolladora que no respeta las leyes y menos los sustentos civilizadores. Nos están llevando a la barbarie.
Para completar el cuadro de la barbarie, los núcleos ejecutores actuarán por encima de las organizaciones de los pueblos, comunidades, los barrios, caseríos, etc., haciéndoles paralelismo y usando la fuerza desorganizadora a favor de la élite electorera del alanismo e impidiendo que el pueblo pueda ejercer su labor de fiscalización y control sobre los que delinquen y actúan en contra de los intereses comunales. Inventan organizaciones transitorias al margen de la voluntad popular establecida y convierte a los pueblos en mirones o en espectadores sin derecho a voz por lo menos. A sus denuncias ni los medios de comunicación les prestarán la mínima atención, pues son parte del poder oligárquico establecido, las voces de los diarios independientes serán muy limitadas, y también están bajo amenaza permanente por hablar en beneficio de las mayorías nacionales.
El primer Ministro sabe quién es Arana, es su compañero de partido, que es el organizador de campañas políticas, que es inescrupuloso en el manejo de las cosas del estado y del gobierno. Así que lo que dice sobre el control del pueblo es una burla grosera, sabe que el ejecutivo le ha dado carta abierta, como si fuese el jefe de un superministerio. Estará por encima incluso de él y sólo rendirá cuentas al Presidente de la república. ¡Vaya alhajas!
Los gobernadores, en sustitución del partido Aprista y en nombre del alanismo, serán los encargados de agrupar a estos cien jóvenes para armar el simulacro de la organización de las comunidades y ellos y no el pueblo serán los que determinarán qué obras hacer. Y estamos convencidos que la mayor parte de ellas serán veredas, caminos, puentes que no inciden en la producción ni en la articulación de los mercados. Es dinero perdido y juventud corrompida. Además los proyectos serán fotocopias de otros que sirven como patrones y que no expresan la realidad tangible de cada lugar. Esta es toda la herencia que el gobierno nos dejará: desnacionalización, patrimonio enajenado, mafias, autoridades corruptas, miseria y la oportunidad perdida de haber podido iniciar el desarrollo del Perú con bienestar humano.
Trujillo 24 de agosto del 2009
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