Claudia Cisneros
Uno termina de ver el reciente documental El choque de dos mundos (en cartelera ahora https://goo.gl/nntCaU ), y salvo que seas fujiaprista, la pregunta asalta: ¿cómo es posible que Alan García y Mercedes Cabanillas no estén en la cárcel por la matanza a la que llevaron entre peruanos? Policías usados como carne de cañón para defender la arbitrariedad extractivista. Nativos marginados sin ser consultados sobre el asalto en los territorios que sustentan sus vidas; menospreciados y ninguneados por García y compañía.
Uno termina de ver el reciente documental El choque de dos mundos (en cartelera ahora https://goo.gl/nntCaU ), y salvo que seas fujiaprista, la pregunta asalta: ¿cómo es posible que Alan García y Mercedes Cabanillas no estén en la cárcel por la matanza a la que llevaron entre peruanos? Policías usados como carne de cañón para defender la arbitrariedad extractivista. Nativos marginados sin ser consultados sobre el asalto en los territorios que sustentan sus vidas; menospreciados y ninguneados por García y compañía.
Uno no necesita
ser peruano para comprender qué siniestro plan puso en marcha García con sus
esbirros: lotizar la selva, venderla al mejor postor extractivista y
desprestigiar a los nativos indígenas de las zona. Por eso escribió sus
vergonzosos artículos del Perro del Hortelano: que la selva era de todos los
peruanos (para lucrar), y no de unos cuantos “salvajes” enemigos del
desarrollo. Por eso sus retrasados pensamientos oligárquicos vomitados en
televisión llamándolos a ellos “retrasados” por creer en espíritus y apus ( https://goo.gl/P55Rjp ),
cuando el cristianismo del que se jacta García es una creencia más entre otras.
Cómo olvidar la impúdica frase escupida en TV nacional: no son ciudadanos de
primera clase ( https://goo.gl/W0hhdU
).
Solo una persona
abiertamente inteligente puede superar el prejuicio del desarrollo occidental
como sabiduría suprema y única del mundo. Solo un enfermo de codicia puede
convencerse –y tratar de convencer al resto– de que los nativos valen menos
como personas. El desarrollo tiene más de una cara, y la cara del
neoliberalismo ha probado ser perversa para las mayorías. El desarrollo
planteado con humanidad e inclusión de todos tendría que considerar que los
nativos tienen sus costumbres, creencias y sabidurías tan válidas como las
mejores occidentales.
Lo del Perro del
Hortelano fue una campaña ejecutada en pos del platanal que las transnacionales
extractivas ofrecen. Y para hacerla posible García se propuso menospreciar y
aplastar a los nativos, porque debajo suyo está el petróleo. Gente como García
no se avergüenza de creer que el dinero es más importante que la vida (de
otros).
La prueba es que
las concesiones entre el 2006 y el 2010 se duplicaron, justo en el periodo de
García se pasó de 11 millones de hectáreas a 21 millones de hectáreas en
concesiones ( https://goo.gl/SnDEzt
). Lo que no tendría que ser malo per se, si es que el Estado se preocupara
igual por los dividendos nacionales que por la integridad de sus gentes; si
hubiera consultado previamente los decretos con los nativos implicados, como
manda el Convenio 169 de la OIT. Y porque es sentido común y hasta lo más
conveniente para cualquier proyecto.
En el documental
El choque de dos mundos queda clarísimo que Alan García provocó a los
nativos con sus ofensas y menosprecio. Que los provocó con los decretos que
ponían en peligro su supervivencia y que nunca les fueron consultados como
manda la ley. Queda claro que luego de iniciar su campaña de desprestigio
contra los nativos en todos los medios de comunicación, embistió con los
decretos y ordenó no derogarlos pese a los meses de protesta. Más aún, ignoró
los intentos de diálogo hasta que hirviera la sangre nativa para que ellos
aparezcan en los medios derechosos como salvajes obstruyendo carreteras (una
victoria ha sido que la sentencia última reconozca ese derecho a la protesta https://goo.gl/bu1rQj ).
El día del debate del Decreto 1090, Velásquez Quesquén lo boicoteó madrugando a
los congresistas con una votación previa para suspender el debate, como
evidencia la película. Y al día siguiente, oh casualidad, 5 de junio,
Cabanillas por orden de García ejecuta un pésimo operativo de desalojo a sangre
y fuego; dejando desguarnecidos a los policías en el monte, a merced de una
turba ya descontrolada con las noticias de masacre abajo en la carretera. Y con
el agravante de no haber mandado jamás ayuda a los policías en la Estación de
Petroperú #6, secuestrados por otra turba encendida por las noticias de una
“masacre por parte de la policía” en la Curva del Diablo.
En corto, Alan
García mandó a su muerte a 34 peruanos, a masacrarse entre ellos. Por supuesto
que los autores materiales de la muerte de cada uno los hermanos policías deben
ser procesados. Igual que los que dispararon y quemaron a los hermanos nativos.
Pero el verdadero instigador, intrigante urdidor de esta masacre entre peruanos
ha sido García, secundado por su ministra Cabanillas. Así lo dicen hasta los
propios familiares de los policías caídos (https://goo.gl/Wi4buL y https://goo.gl/OeuhfQ ) y la investigación del periodista y
entonces congresista Guido Lombardi ( https://goo.gl/qu28FF ).
El Perú no puede
pretender pasar a ser del primer mundo sin antes haber puesto tras las rejas a
García y Cabanillas por autoría mediata por el asesinato de 34 peruanos.
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