Por
Los tres
socios de la conquista del Perú fueron los conquistadores Diego de
Almagro y Francisco Pizarro, y el clérigo español Hernando de Luque. Cada uno
de ellos adquirió un compromiso para sacar adelante esta empresa colonizadora.
Por un lado, el sacerdote Hernando de Luque tenía a su cargo la financiación y
aprovisionamiento de la expedición.
Por otro lado, Diego de Almagro tenía
la función de trazar la planeación, el asesoramiento económico y la gestión
administrativa, y Francisco Pizarro se encargó de dirigir y ejecutar las
labores expedicionarias. Además de ellos también participaron el rico
comerciante y banquero español Gaspar de Espinoza, quien financió a través del
cura Luque.
Francisco Pizarro, Diego de Almagro y
el cura Hernando de Luque.
Asimismo, Pedro Arias Dávila,
gobernador de Castilla de Oro y Nicaragua, fue quien aprobó la licencia de la
expedición. Francisco Pizarro y Diego de Almagro eran soldados, hombres
curtidos en las labores de conquista y las expediciones españolas en
Centroamérica.
Ambos aportaron mayormente su
experiencia, pues en 1524 realizaron una primera expedición al Perú que fue un
total fracaso y juraron volverlo a intentar a cualquier precio. Entre los
acuerdos firmados por los tres socios estaba el compromiso de dividir en tres
partes iguales lo hallado en la expedición.
El pacto fue formalizado en una misa
(ante Dios), como era la tradición, en la que los tres hombres comulgaron con
una misma hostia partida en tres partes.
Empresa de Levante
Para la conquista de los territorios
del sur, en los que se suponía la existencia de ricos yacimientos de oro y
otros metales preciosos, se fundó la Compañía de Levante. Se llamó así porque
buscaba conquistar los territorios situados el sureste del istmo. Esta empresa
fue conocida también como el Pacto de Panamá, porque fue allí donde se
suscribió.
El pacto se firmó el 10 de marzo de
1526 con ocasión de la segunda expedición de Pizarro, Almagro y Luque al Perú.
Se dice que el pacto de descubrir y conquistar Perú ya había sido firmado dos
años antes con motivo de la primera expedición al sur, pero no hay ningún
documento que lo pruebe con certeza.
Para la segunda expedición al Perú, y
gracias a las gestiones del clérigo Hernando de Luque, los tres socios
obtuvieron la licencia para emprender la empresa, previo pago al gobernador de
tierra firme, Pedro Arias Dávila, de 1000 castellanos de oro.
Arias Dávila había participado como
socio en la primera expedición al Perú y era el funcionario que expedía este
tipo de licencias. Como indemnización recibió la suma de dinero acordada y se
desvinculó de la empresa.
En el acuerdo suscrito para la creación
de la Empresa de Levante se dejó constancia del aporte de Hernando de Luque de
20 000 castellanos de oro para cubrir los gastos de la expedición. La Compañía
de Levante fue un modelo de empresa privada utilizado durante la Conquista de
América para financiar las expediciones colonizadoras.
En estas empresas participaban los
socios capitalistas, los colonos y comerciantes interesados y los
conquistadores que dirigían las expediciones.
Francisco Pizarro
Pizarro nació en Trujillo el 16 de
marzo de 1478 y murió asesinado en Lima el 26 de junio de 1541. En el momento
de la conquista de Perú era un hombre cercano a los 50 años de edad que había
tenido una vida aventurera y estaba en busca de fortuna para su vejez.
En la Compañía de Levante sus funciones
estaban perfectamente claras: él sería de nuevo el líder o jefe militar de la
segunda expedición, habida cuenta de sus conocimientos y destrezas.
Primera expedición
La primera expedición de Pizarro al sur
iniciada en noviembre de 1524 resultó un total fracaso. Ni el tiempo ni los
vientos ayudaron a la expedición marítima que tomó rumbo desde Panamá hacia la
isla de Taboga.
En la expedición participaron dos
embarcaciones con ciento diez hombres a bordo. La más grande fue llamada
Santiago, en honor al santo patrón de España. El segundo barco era más pequeño
y, al igual que el primero, no estaba en su mejor estado.
Luego de desembarcar en un sitio que
denominaron Puerto de Piña (por el bosque de coníferas que encontraron), se
internaron en la selva en búsqueda del mítico Biru. Durante la mayor parte del
trayecto no lograron encontrar alimento ni tampoco indígenas.
Esto deprimió profundamente a los
miembros de la tripulación, muertos de hambre y sin esperanza de encontrar
alimento y mucho menos fortuna. Pizarro convenció a sus hombres de mantenerse
firmes, pero la mitad de su ejército murió.
Pizarro no quería retornar con las manos
vacías, para tener que rendir cuenta a sus socios de los 10 mil ducados de
Castilla que habían invertido en la expedición.
Después de soportar los embates del
mar, con las embarcaciones haciendo aguas, sin provisiones y malherido luego de
un ataque por parte de una tribu de nativos, tuvo que regresar a Panamá.
Diego de Almagro
Nació en 1475 en Almagro, España, y
murió en el Cuzco, Perú, en 1538. Su obstinación y ambición por conquistar los
territorios del sur al igual que su compañero de aventuras Francisco Pizarro,
lo llevaron a insistir en esta empresa.
Llegó a América en 1514 acompañando la
expedición a Panamá dirigida por Pedro Arias Dávila. Después se asoció con
Pizarro en las dos expediciones al sur.
Luego de firmarse la Compañía de
Levante, Almagro asumió la responsabilidad de la logística, las comunicaciones
y la intendencia o planeamiento de la expedición y el reclutamiento de los
expedicionarios.
Más joven que Pizarro, Diego de Almagro
se había ganado una reputación como soldado valiente y expedicionario, aunque
no había logrado escalar posiciones como adelantado.
Búsqueda de Pizarro
Para la primera expedición al sur,
Almagro tomó la iniciativa de fletar un navío para ir en búsqueda de Pizarro,
de quien no había recibido noticias. Fue así como se embarcó en una travesía
junto a unos sesenta hombres.
Durante el viaje divisó rastros del
Santiago, la embarcación de Pizarro. También llegó hasta el llamado Pueblo
quemado, el fortín que el conquistador español había incendiado para
desquitarse del feroz ataque indio contra él y su tropa.
Almagro intentó asaltar y tomar el
pueblo indígena, pero la ferocidad mostrada por los nativos lo hizo cambiar de
idea y retroceder. Durante el enfrentamiento, el conquistador recibió un
flechazo en un ojo que lo dejó tuerto de por vida. Un esclavo negro que viajaba
junto con él logró salvarlo de una muerte segura.
Pizarro ignoraba que su amigo y socio
estaba tras su búsqueda en el navío San Cristóbal. Malherido y sin poder
encontrar a Pizarro, Almagro decidió embarcarse de regreso a Panamá. Al llegar
al archipiélago de Las Perlas, supo que el Santiago y sus sobrevivientes habían
regresado a Panamá y que Pizarro aguardaba en Chochama.
Seis meses antes Pizarro había
emprendido la primera expedición, a mediados de 1525. Entonces, Almagro
tomó rumbo a Chochama para reencontrarse con su compañero de aventura a quien
encontró en muy mal estado. Fue un encuentro muy emotivo.
A pesar de esta circunstancia,
convenció a Almagro de regresar a Panamá y planificar una nueva expedición, la
segunda, que tuvo igual resultado que la primera. Fue en ese momento cuando se
asociaron nuevamente en la Empresa de Levante para obtener fondos e insistir en
la conquista de Perú.
Hernando de Luque
Fue un sacerdote andaluz nacido en
Morón de la Frontera, de quien no se dispone mayor información acerca de sus
primeros años de vida. Al igual que Almagro, Hernando de Luque también se
embarcó en la expedición de Pedro Arias Dávila (Pedrarias) a América.
Vivió en Panamá, donde prestaba sus
servicios de maestrescuela. Tenía vocación para los negocios, lo que lo convirtió
en un hombre adinerado junto con sus amigos y socios Gaspar de Espinoza y
Pedrarias Dávila.
En la Compañía de Levante él asumió las
funciones de gestionar la captación del capital necesario para el
financiamiento de la empresa, así como de obtener la respectivas cobertura
legales y protección política.
Capitulación de Toledo
En 1528 Pizarro volvió a Panamá y dio
la buena nueva de haber descubierto el Imperio de tahuantinsuyo (inca). Sin
embargo, la noticia no fue bien recibida por el gobernador, Pedro de los Ríos,
quien le puso obstáculos al conquistador para emprender una nueva expedición,
la tercera.
Fue entonces cuando los tres socios
tomaron la decisión de negociar con el rey directamente la conquista del Perú.
Pizarro viajó a España en octubre de ese año con la misión de convencer al rey
Carlos V, acompañado de Pedro de Candia y cargado de regalos para el monarca.
Hernán Cortés, pariente suyo y
conquistador de México, hizo los arreglos para que fuera recibido por el rey en
Toledo, a quien expuso sus planes. Pizarro negoció los términos con el Consejo
de Indias y le fue otorgada la Capitulación de Toledo el 26 de julio de 1529.
Con la autorización de conquistar el
Perú firmada por la madre de Carlos V, la reina Juana la Loca, Pizarro regresó
a Panamá. El documento le permitió a Diego de Almagro ser elevado al rango de
hidalgo y nombrado gobernador de la fortaleza de Tumbes, aparte de la
asignación de una bondadosa renta anual de 300 000 maravedíes.
Por otra parte, el cura Hernando de
Luque fue propuesto como obispo de Tumbes al papa. A cambio, la Corona
obtendría el quinto real (20 % de las riquezas) que lograran en la empresa. Si
bien la capitulación beneficio a los tres socios, fue la fuente de discordias
entre ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario