Los dictadores Daniel Ortega (Nicaragua), Nicolas Maduro (Venezuela), Miguel Diaz-Canel (Cuba) y el entonces presidente boliviano Evo Morales durante un encuentro en La Habana en 2018.
La barbarie contra los derechos humanos de las dictaduras
castrochavistas está gravada por la comisión, protección y defensa desde los
Estados y regímenes del narcotráfico.
Los regímenes no
democráticos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua -cuya
auto denominación política es “socialismo del siglo XXI”- detentan el
poder ejerciendo terrorismo de Estado con presos, exiliados, perseguidos
políticos y la característica de ser narcoestados. Para tener impunidad por los
crímenes que cometen buscan retener indefinidamente el poder y para hacerlo
cometen delitos que pretenden disfrazar como hechos políticos. La realidad
demuestra que en las dictaduras/narcoestados de las Américas el crimen ha
suplantado y controla la política.
Los “crímenes de
lesa humanidad” son “actos y ataques inhumanos generalizados o
sistemáticos contra una población civil y con conocimiento de causa”. Son
imprescriptibles y están determinados por el Estatuto de Roma: “asesinato,
exterminio, esclavitud, deportación o traslado forzoso de población,
encarcelamiento en violación a las normas del derecho internacional, tortura,
violación,….actos inhumanos que atenten contra la integridad física y mental..”
El crimen organizado está
definido y combatido por la Convención de las Naciones Unidas contra la
delincuencia organizada trasnacional o Convención de Palermo que define a
un “grupo criminal organizado” si cumple 4 características: “grupo de tres o
mas personas formado intencionalmente, que existe por un periodo de tiempo, que
comete delitos o crímenes que son punidos por la ley con 4 o mas años de cárcel
de forma deliberada, y que tiene como objetivo beneficios financieros y
materiales”.
El narcotráfico es “el
comercio de drogas ilegales adictivas o no, principalmente la cocaína”. Es un
fenómeno que engloba varios delitos que comprenden el cultivo ilegal de
coca, la fabricación, distribución, venta, control de mercados, reciclaje de
estupefacientes, tráfico, lavado de activos…”. La legislación internacional
obligatoria: Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes enmendada por el
Protocolo de 1972, Convenio sobre Sustancias Sicotrópicas de 1971, Convención
de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y
Sustancias Sicotrópicas de 1988.
La aplicación de este
marco de referencia internacional a los hechos demostrados de cómo
detentan el poder los regímenes de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua,
demuestra la comisión de crímenes de lesa humanidad institucionalizados por
medio del terrorismo de Estado como lo prueban ahora mismo la utilización de
sus sistemas de justicia convertidos en verdugos que tienen presos y condenan
centenas de inocentes en Cuba por las manifestaciones del 11 de Julio 2021,
en Venezuela para retener el poder con torturas y asesinatos en las cárceles,
en Bolivia con 72 presos políticos y en Nicaragua con presos y
condenados, todo copia de Cuba, el mismo mecanismo del castrismo del siglo
XX convertido en castrochavismo o socialismo del siglo XXI.
La barbarie contra los
derechos humanos de las dictaduras castrochavistas está agravada por la
comisión, protección y defensa desde los Estados y regímenes del socialismo del
siglo XXI del narcotráfico: la dictadura de Cuba implicada desde la década
de los sesenta con la tesis criminal de usar “el narcotráfico como arma de
lucha contra el imperialismo norteamericano”, hasta el decomiso de cerca de
1.517 paquetes de cocaína en Panamá en Mayo de 2019 embarcados desde Cuba con
destino a Estambul, manifestados como carbón.
Toda la cúpula de la dictadura
de Venezuela empezando por Nicolás Maduro están identificados como el “cartel
de los soles” y procesados en tribunales de Estados Unidos con orden de captura
internacional y recompensas de, 15 a 50 millones de dólares por cada criminal.
Venezuela está identificada como el eje del tráfico de cocaína proveniente de
las FARC, el ELN y las federaciones de cocaleros de Evo
Morales de Bolivia.
Desde 2012 se reporta
a Nicaragua que “el narcotráfico ya ha desarrollado mucho músculo y esta
generando mucho dinero”. El IEEPP un organismo no gubernamental que brinda
información a partir del monitoreo de las propias instituciones del Estado
indica que “25 grupos nicaragüenses apoyan al narcotráfico internacional”.