Aún cuando nuestra principal preocupación es la recuperación de la operatividad y capacidad disuasiva de nuestras Fuerzas Armadas para la eventualidad, no muy remota, de tener que hacer frente a una amenaza exterior; esta vez debo ocuparme de un problema no menos importante porque atañe al personal, principal activo de las FF.AA. y la Policía , y es el problema referido a su remuneración, es decir a la justa contraprestación por los servicios prestados.
Hace poco, en una ceremonia en el distrito de Ventanilla, en relación al aumento salarial y al bono propuesto por el congreso, usted afirmó que se preocupa más por aquellos que no tienen trabajo, ya que los miembros de las FF.AA. y la PNP, como trabajadores estatales, tienen estabilidad absoluta para toda su vida.
Lo que se puede leer entre líneas sin mucho esfuerzo, es que usted piensa que tanto los policías como los militares deberían agradecer por tener un trabajo con estabilidad y no reclamar nada.
Hoy podemos confirmar que usted ha engañado nuevamente al pueblo peruano así como a sus Fuerzas Armadas y Policía; sino veamos:
Ya a fines de su primer gobierno, promulgó el D.S. 213-90-EF que homologaba los sueldos de los miembros de las fuerzas del orden, norma legal que nunca (ni aún en los años transcurridos de ésta su segunda administración) se ha hecho efectiva. Usted podrá decir que los gobiernos que le sucedieron debieron haber implementado dicha norma, pero lo cierto es que ése, fue otro embuste más de su parte.
Años más tarde, en medio de la campaña para el período 2006-2011, usted publicó su Plan de Gobierno, en donde se puede apreciar dentro de sus objetivos al 2011, el “Objetivo Seis: Defensa Nacional” y la Propuesta 367. “Homologar los sueldos de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional a través de una ley de haberes”.
Es más, el 1º de febrero de 2006, y aún como candidato, usted se presentó (a su solicitud) en la Asociación de Oficiales Generales y Almirantes ADOGEN para hacernos saber de su Plan de Gobierno respecto de las FF.AA. y su problemática operativa y salarial. En esa presentación proselitista usted nos ofreció que, de ser elegido presidente, solucionaría el problema salarial de las FF.AA. a los 180 días de asumir el cargo.
Pero… ¿Qué pasó con sus promesas electorales? …¿al tomar el mando de la nación todos los planes y promesas pasaron al olvido? Ahora recordamos nuevamente su famosa frase: “En política no hay que ser ingenuo”.
Ahora que se encuentra a poco más de un año de culminar su mandato, rechaza y observa el mencionado proyecto de ley, asegurando que el ejecutivo va a preparar un proyecto de homologación que remitirá oportunamente al parlamento. Pero estamos seguros que ésta será una mecida más.
Es usted capaz de promulgar para el mes de julio de 2011 otra norma similar a la de 1990, que también quedará en nada.
Así, nos damos cuenta que la demagogia es otra de las “virtudes” que quedaron de su primera administración.
Por otro lado, usted no puede compararnos con sus compañeros, con los que -según crónicas periodísticas- usted ha copado la administración pública por el sólo “mérito” de contar con el carné aprista.
Sepa usted que los miembros de las FF.AA. y la Policía tienen características particulares que los hace diferentes de los demás trabajadores estatales y a sus compañeros burócratas; veamos:
• Nosotros estamos disponibles trabajando para el Estado las 24 horas del día, los 365 días del año.
• A diferencia de sus funcionarios, nosotros no cobramos horas extras, ni sobre tiempo a pesar de mantenernos en las bases y cuarteles o comisarías sin horario de salida y cubriendo guardias o patrullas a cualquier hora, en zonas de emergencia o en las fronteras.
• No escogemos nuestro lugar de destino o centro de trabajo, ni podemos negarnos a trabajar en las diferentes bases y cuarteles del país, cosa que si pueden aducir sus funcionarios que por ley no pueden ser cambiados de su centro laboral sin su consentimiento.
• Nuestras familias deben sacrificarse con estos cambios de empleo pues muchas veces tienen que vivir adaptándose constantemente a los cambios de localidad, o viviendo separados por las características de las localidades de empleo como zonas de emergencia, zonas de frontera, lugares inhóspitos, etc.
• No tenemos como usted y sus altos funcionarios, catorce sueldos al año (un sueldo completo por navidad y otro por fiestas patrias) y, cuando pasamos al retiro no tenemos compensación por tiempo de servicios (CTS).
• Muchas veces, por exigencias del servicio y la vida militar, no podemos hacer uso del período vacacional y no tenemos compensación por ello y tampoco podemos acumular esos períodos para hacer uso de los mismos posteriormente.
• Pero, lo que nos distingue principalmente, es el hecho que nuestras vidas están en constante peligro, arriesgándonos diariamente en la lucha contra la delincuencia, el terrorismo o en operaciones de entrenamiento para caso de guerra exterior; cosa que no sucede con sus funcionarios que a lo más corren el peligro de tropezar con su frigobar, o sufrir un infarto por la vida sedentaria que llevan.
Ahora, nos sale usted con la descabellada idea de que va a reajustar los salarios solamente a aquellos que han entregado su vida en el campo; aquellos que están en zonas de peligro o condiciones difíciles, pero no para quienes -según usted- han estado laborando tras los escritorios los últimos quince años (o sea desde 1995 hasta la fecha) y además plantea que militares y policías sean evaluados por los alcaldes y universidades.
Cómo se nota que tiene usted una gran ignorancia de lo que son las operaciones en las FF.AA. y la Policía.
Y lo que pasa es que usted debería asesorarse mejor para no hablar falacias; pero por el contrario, al designar como Ministros de Defensa a funcionarios o personajes que “siempre” han estado tras un escritorio y que no saben, ni tienen la menor idea de lo que implica la Defensa Nacional, la consecuencia lógica es que usted no atine a hacer o decir nada, medianamente adecuado.
Primeramente, debería usted saber lo que son “ámbitos de operación”, lo cual implica que la Fuerza Aérea opera en el espacio aéreo; la Marina de Guerra en el ámbito marítimo y fluvial, y el Ejército y la Policía Nacional en el ámbito terrestre principalmente; todo esto independientemente de los efectivos de fuerzas especiales con que cuentan todas las armas.
Debo recordarle que todas nuestras instituciones armadas han tenido bajas en combate, como los últimos pilotos de helicóptero y soldados aniquilados por los terroristas en el VRAE y los policías asesinados vilmente en Bagua por la ineptitud de sus altos funcionarios quienes, desde luego, sí que estaban tras un escritorio mientras nuestros policías eran masacrados.
Por otro lado ¿usted cree que nuestros submarinistas o nuestros pilotos de combate no están en “zonas de peligro o condiciones difíciles” y que no arriesgan sus vidas patrullando y vigilando constantemente nuestras fronteras? ¡Piénselo un poco, haga ese esfuerzo!
Segundo, al decir usted que los que han entregado sus vidas recibirán el aumento… ¿Usted quiere decir que debemos morir para que nuestros deudos puedan recibir un pequeño aumento, ya no como sueldo, sino como pensión de viudez y orfandad? Si eso es lo que quiere decir, debo reconocer que es una frase llena de cinismo.
Tercero: ¿No se ha puesto a pensar que aquellos que, según usted, se han mantenido en los últimos quince (15) años en trabajos de oficina, son los mismos que en los peores años del terrorismo estuvieron combatiendo en el campo, mientras usted llevaba al país a su peor crisis moral y económica, en un gobierno donde primó la corrupción y los intereses partidarios? ¿Ya se olvidó de esto? Nosotros no lo hemos olvidado.
Cuarto… ¿Que los militares y policías sean evaluados por Alcaldes y las universidades? …Oiga, en este punto si que necesita usted ayuda urgente, aquí demuestra además de su ignorancia sobre el particular, su total desprecio por las FF.AA. y la PNP.
Por si usted no lo sabe, las Fuerzas Armadas trabajan con una evaluación constante todos los días y todos los años, tanto en el aspecto operativo como el profesional y académico, y que los cursos Básico, de Estado Mayor y Alto Mando son complementados con diplomados y maestrías dictadas por las más prestigiosas universidades del país. Le sugiero que haga algo muy fácil, pregúnteles a los Comandantes Generales, ellos se lo podrán demostrar. Esa evaluación constante es el tamiz que permite que lleguen a los altos mandos los más capacitados. Esa es la verdadera meritocracia, no la que usted pretende imponer.
¿Y usted quiere que nos evalúen sus Alcaldes? Eso sólo lo puede proponer alguien que no tiene idea de lo que está hablando.
Felizmente, el pueblo ya los evaluó a ustedes los del Poder Ejecutivo, sus representantes en el Congreso, y los apristas en el Poder Judicial que han recibido la más baja calificación y el más grande repudio de todo el Perú.
El último ejemplo de lo que digo, es la reciente denuncia de un diario local que ha comprobado cómo su compañero y Presidente del Congreso Luís Alva Castro les ha aumentado el sueldo a sus secretarias, diciendo que en realidad sólo les ha homologado lo que les corresponde “por su delicada y responsable misión”. Aquí, usted no dice nada por supuesto, porque se trata de su partido.
Así, recientemente usted también ha condecorado a algunos burócratas apristas “por su entrega para dar mejor calidad de vida a las personas”, encontrándose entre ellos nada menos que el Presidente de EsSalud, responsable político de la carnicería que está sucediendo en los hospitales bajo su administración. ¿Usted cree que al señor Villanueva, que le amputaron la pierna equivocada le han dado mejor calidad de vida?
¿Cree que los miles de pacientes del Hospital Sabogal y otros nosocomios, que protestan diariamente por la pésima atención sienten que tienen mejor calidad de vida?
Señor presidente, creo que usted debería reflexionar un poco más, antes de hablar y actuar. Usted es mezquino con aquellos que han permitido que la democracia permanezca como sistema de gobierno.
Por último le hago recordar sus propias palabras en su Mensaje a la Nación el 28 de julio de 2007: “En la paz se dice que el ciudadano se olvida de Dios y vitupera al soldado; en la guerra invoca a Dios y llama al soldado”. Y eso es justamente lo que usted está haciendo: vituperando del soldado. ¡No espere que llegue la guerra, Presidente!
Cordialmente, Mayor General FAP
Carlos Ordóñez VelázquezDNI: 43314159
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