¿DERECHOS HUMANOS VS. DERECHOS MINEROS? |
Escribe: Félix Jiménez
El presidente Humala dejó la decisión sobre el proyecto minero Tía
María en manos de la empresa transnacional Southern Peru Copper Corporation.
Dijo: «No podemos tomar una decisión unilateral que no esté regida en el marco
de la ley», porque expondría al Estado «a demandas legales internacionales por
incumplimiento». Luego añadió: «la labor del Ejecutivo es defender el
principio de autoridad y el estado de derecho en el país».
EL ESTADO DE DERECHO DE HUMALA
Humala reveló así que abandonó
su filiación nacionalista y que, además, tiene una sui géneris concepción sobre
el estado de derecho. Por un lado, el nacionalismo para Humala ya no es «una
alternativa democrática a la actual modernización neoliberal excluyente y
desnacionalizadora»; ya no es «un programa político de cambio radical del
modelo neoliberal que acentúa la desigualdad social, depreda los recursos
naturales, violenta la legalidad y la democracia, y no genera desarrollo». Por
otro lado, al dejar en manos de la empresa transnacional la decisión sobre el
proyecto minero Tía María, Humala renunció a defender la soberanía nacional y a
garantizar la plena vigencia de los derechos humanos.
Profano en Política y Derecho,
Humala somete al Estado peruano a la fuerza de los flujos y reflujos económicos
dependiente de las decisiones de las empresas transnacionales. No sabe que
«cuando alguien hace lo que le manda un amo, entonces ese alguien no es un ser
libre, es un esclavo» (Férnadez Liria et al.). No sabe que la ley deja de ser
la «gramática de la libertad», si es esclavizada por el poder económico, y,
cuando esto ocurre, se violenta el estado de derecho.
Humala ha olvidado que fueron
leyes esclavizadas (como los contratos de estabilidad) las que heredamos del
«fujimorato» y que él se comprometió a revisar para restituir la soberanía y la
autodeterminación nacional. El estado de derecho que defiende Humala es
entonces un Estado donde las leyes son órdenes del poder económico y que, por
lo tanto, no son expresiones de la razón, la justicia y la libertad.
LA VIOLACIÓN DEL PRINCIPIO DEMOCRÁTICO
Humala, al igual que sus
antecesores, ha puesto al Estado al servicio de los intereses económicos
transnacionales. Por esta razón regenta un gobierno que solo de nombre es
democrático, porque «ya no es el pueblo el que detenta el poder». Quiere
imponer a toda costa el proyecto minero Tía María, como quiso imponer el proyecto
minero Conga y lo hará con otros proyectos extractivos en las concesiones
efectuadas, sin consulta previa, en los distintos lugares de la sierra y la
selva del país. No respeta los derechos humanos ni el derecho de los pueblos «a
poseer, utilizar, desarrollar y controlar las tierras, territorios y recursos
que poseen en razón de la propiedad tradicional u otro tipo tradicional de
ocupación o utilización, así como aquellos que hayan adquirido de otra forma».
Tampoco respeta el derecho que tienen los pueblos «a la conservación y
protección del medio ambiente y de la capacidad productiva de sus tierras o
territorios y recursos». (Declaración sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas, Artículos 26 y 29)
En línea con el carácter
antidemocrático de su gobierno, Ollanta Humala ha decretado el estado de
emergencia en la zona, en lugar de abrir el diálogo y convenir en la
realización de un nuevo Estudio de Impacto Ambiental por la evidentes
externalidades negativas que tiene el proyecto. Como anota Jürgen Schuldt, el
proyecto de la Southern de construir una planta desalinizadora en las playas de
Mejía «afectaría la vida submarina» e implicaría «un exagerado uso energético».
No se puede avalar, entonces, un proyecto que se suma a otros en perjuicio del
equilibrio ecológico.
El estado de emergencia no
solo cancela el diálogo o, por lo menos, lo hace más difícil, sino también
deslegitima al actual gobierno. Es a todas luces condenable que se haya
recurrido a la fuerza cuando no es el pueblo, sino el propio gobierno el que ha
vulnerado el estado de derecho, sometiéndose al poder económico.
LUCHAR CONTRA EL EXTRACTIVISMO NEOLIBERAL
El reciente paro exitoso de 48
horas de las regiones del sur (Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Moquegua,
Puno y Tacna) en solidaridad y defensa de los derechos del pueblo del Valle de
Tambo que se opone al proyecto minero Tía María, es otro cuestionamiento
importante al modelo económico neoliberal extractivista. El primero lo hicieron
los jóvenes, hace apenas cinco meses, movilizándose contra la «ley Pulpín» que
les recortaba derechos laborales.
Las masivas movilizaciones en
defensa de los derechos laborales y de los derechos de los pueblos y
comunidades, son parte de una incursión política de nuevo tipo. En general, las
movilizaciones por la defensa de los diversos derechos ciudadanos, apuntan a la
restitución del principio democrático de participación en las decisiones que
atañen a los integrantes de la comunidad de ciudadanos.
Si las movilizaciones
continúan y se expanden a lo largo y ancho del país; si los jóvenes, los
trabajadores, los movimientos regionales y otros movimientos democráticos y
progresistas construyen coaliciones efectivas en defensa de sus derechos,
entonces surgirá una importante innovación política en el país; el surgimiento
de un vasto movimiento popular con una agenda política precisa: cambiar el
modelo económico neoliberal extractivista y rescatar el principio democrático
según el cual el origen y la legitimidad del poder político proviene del
pueblo. Ni gobiernos que practican la impostura, ni actividades económicas que
violenten los derechos del pueblo y el equilibrio ecológico.
http://diariouno.pe/columna/tia-maria-y-el-estado-de-derecho-de-ollanta-humala/
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