A la Comisión de Derechos
Humanos asistieron tres de sus seis integrantes. Dos fujimoristas y un distraído Heriberto Benítez, que no
sé cómo, representa a Solidaridad Nacional de Luis Castañeda. Los fujimoristas
eran: el pastor evangélico Julio Rosas
y Martha Chávez que había convocado a la
sesión en condición de congresista de mayor edad. Y estos tres decidieron darle la presidencia a la señora que desde
ese día viene lanzando amenazas sobre lo que va a hacer con los organismos de
derechos humanos, la CVR y todos los que critican su nombramiento.
Hay quienes dicen que así es
la democracia, que aunque sea de pura suerte, o por la irresponsabilidad de los
demás, la Chávez ya está elegida y a
aguantar nomás. Lo mismo se decía de
la repartija, pero al final la calle se impuso, porque democracia no es
sólo un grupo de logreros con curul decidiendo repartirse el Estado y olvidando
su compromiso con los electores, sino la movilización activa de la población
para poner límites políticos y morales que realmente existen.
En sustancia, que parezca tan
de rutina la entrada de lo peor del fujimorismo a un espacio contra el que
siempre han peleado, afirmando que defender los derechos humanos frente al
poder del Estado, sólo lo pueden hacer los proterroristas, es como una señal de
que ya todo empieza a hacerse posible.
Es lo que veníamos diciendo
cuando advertíamos del cambio de clima político en el país. Chávez más o menos
lo ha interpretado a su manera, como que llega el momento de ajustar cuentas
con los enemigos del autoritarismo y los que los echaron del poder que
usufructuaron por tantos años.
Todavía está fresca en mi
memoria aquellos días en que la expresidenta del Congreso, que defendía la amnistía al Grupo Colina
con el mismo aplomo con que negaba el secuestro de los estudiantes y un
profesor de La Cantuta, y que era una
defensora franca de Vladimiro Montesinos, era obligada a retirarse de
espacios públicos cuando la detectaban los concurrentes que empezaban a
pifiarla por encarnar al régimen de corrupción y violación de derechos humanos
que había acabado de la peor forma posible. Eso pasaba a comienzos del 2001,
cuando el Perú había tomado la bandera de dictadura nunca más.
Hoy, el mismo personaje
imagina que puede burlarse anunciando que su papel como coordinadora de
derechos humanos, no va a ser el de fortalecer la protección de tales derechos,
sino investigar y perseguir a los que venían haciéndolo. Es decir, el gobierno de la familia
Fujimori adelantado.
Pero eso es sólo una parte de la realidad.
En el otro lado de la cancha
tenemos una oposición activa de gente que no está dispuesta a que el protofascismo fujimorista, disfrazado
de democrático, avance en el país.
Historia: ¿RACISTA?
MARTHA CHÁVEZ, DE LA BANCADA FUJIMORISTA, ARREMETE CONTRA MAGALY
SOLIER.
Como ocurrió en “Perú.21”, uno
de los diarios de la concentración.
La fujimorista Martha Chávez
se sumó a los ataques racistas contra Magaly Solier al mismo estilo que
“Perú.21”, uno de los diarios del grupo que concentra la mayor cantidad de
medios de comunicación en nuestro país, y que se vio forzado a pedir disculpas
a la artista ayacuchana debido a una intensa reacción ciudadana.
En las pasadas elecciones
presidenciales del 2011 “Perú.21” mostró un abierto apoyo a la candidatura de
Keiko Fujimori; Chávez tiene derecho a
apoyar o leer el diario que le parezca oportuno, pero no a azuzar comentarios
racistas, mucho menos siendo congresista de la República.
REFLEXIONES.
El domingo, a raíz de una
reacción ciudadana activa y militante, el diario Perú21 en su versión online se
disculpó por permitir en su página comentarios altamente racistas por parte de
sus lectores contra Magaly Solier, y
por tergiversar sus declaraciones en el titular. Esto demuestra que la
ciudadanía atenta puede hacer retroceder a un medio de comunicación, incluso si
este forma parte de la mayor corporación mediática del país, la del Grupo El
Comercio, que con la reciente adquisición de Epensa, acapara a Trome, Correo, Gestión, Ojo, Ajá, El Bocón, Depor y
otros diarios y revistas (el 78% de la prensa disponible).
Vivimos un momento en el que
un solo grupo es dueño de la mayoría de medios del país, lo que obliga a la
ciudadanía a permanecer atenta. El caso
de Magaly Solier es emblemático; a partir de una nota publicada en el
semanario “Hildebrandt en sus trece”, la ciudadanía logró hacer retroceder a un
diario de la concentración a través de las redes sociales. Los ataques se
habían producido el uno de octubre y la reacción de Peru21.com llegó tardía el
seis de octubre.
¿Qué hubiera pasado si los ciudadanos y la prensa independiente no se
hubieran puesto de pie? ¿Se seguiría alimentando el racismo a través de los
comentarios de su página web?
Los diarios de la concentración
están cada día más agresivos.
Lo de Magaly Solier es apenas un indicativo.
Hoy nos encontramos con que
han reclutado en El Comercio a Fernando Rospigliosi, exministro de Toledo,
periodista que criticó duramente al que fuera candidato a la presidencia
Ollanta Humala y que abiertamente apoyó a Keiko Fujimori. Rospigliosi trabajaba
en La República.
Esto no es todo.
El diario “El Comercio”, el más antiguo y poderoso diario de la
concentración, en su edición dominical, entrevistó
a Claudio Paolillo, Presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e
Información de la Sociedad Interamericana de Prensa, para que califique de chavista o seguidores de Cuba a cualquier opinión
o reacción ciudadana que se permita cuestionar la fatalidad de la concentración
de medios en manos de un solo dueño.
“¿Cuál es la situación de la
libertad de prensa en el continente americano?”
“(…) Por otro lado, está lo
que yo llamo el cáncer bolivariano, una enfermedad ideada magistralmente en
Cuba, que se ha expandido como metástasis y camina con inocultable éxito en
algunos países. Hablo de Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y, de una
manera diferente, también Argentina”
“¿En qué consiste?”
“En iniciar un plan de
demolición de las estructuras institucionales, todo muy bien arropado por un
discurso popular y simpático, que emplea las causas más nobles con el único
propósito de que los líderes mesiánicos permanezcan eternamente en el poder.
Esto se hace a través de leyes de medios y de prensa que están llenas de
invocaciones a los sentimientos más nobles que puede tener el ser humano”
“Son iniciativas que tienen
una apariencia democrática…”
“Claro, son para salvaguardar
el honor de las personas, promover la igualdad, proteger la salud mental de los
niños, promover la verdad, que la información sea oportuna, para que haya
equilibrio informativo… esas y otras cosas con las que yo también estoy de
acuerdo. El problema es que en nombre de esas palabras se limita la libertad de
expresión. Y, además, la pregunta que hay que hacerse es: ¿quiénes son los
guardianes para que todo eso ocurra? En todos los casos son burócratas que
responden directamente al líder y que nos dicen qué podemos leer y qué no, qué
podemos ver y escuchar y qué cosas no. Ellos piensan por nosotros, en
definitiva, nos censuran. El caso más explosivo, más tremendo, es Ecuador,
donde todos los días hay noticias muy negativas para la libertad de expresión.
Allí, estas cosas se están aplicando de una manera peor incluso que en
Venezuela”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario