Claudia
Wallin
Desde
Estocolmo para BBC Brasil
Diputado Per-Arne Hakansson |
En el país escandinavo, diputados como Per-Arne Håkansson hacen cola
para almorzar en la cantina.
El día a día de los diputados suecos del nuevo
Parlamento, elegido en septiembre, estará impregnado de la austeridad habitual
en ese país: despachos de siete metros cuadrados, apartamentos pequeños para
funcionarios y límites estrictos a la hora de usar el dinero de los
contribuyentes en el ejercicio de la actividad parlamentaria.
Los diputados suecos no disfrutan de beneficios
adicionales como los que tienen los parlamentarios de otros países, como
presupuesto para fletar aviones, ayuda para el alquiler, dietas, contratación
de asesores particulares, ayuda para gastos médicos, guardería pagada para los
hijos y fondos para la divulgación del mandato, entre otras cosas.
Además, en Suecia la inmunidad parlamentaria es
un concepto que no existe.
"Somos ciudadanos comunes", cuenta a
BBC News Brasil el diputado Per-Arne Håkansson, del Partido Socialdemócrata, en
su despacho del Parlamento sueco.
"No tiene sentido conceder privilegios
especiales a los parlamentarios, porque nuestra tarea es representar a los
ciudadanos y conocer la realidad en la que viven. Representar a los ciudadanos
es un privilegio en sí, ya que tenemos la oportunidad de influir en el rumbo
del país", añade
A cada inicio de mandato, los 349 diputados
suecos reciben -igual que el presidente del Parlamento- una tarjeta anual para
utilizar el transporte público. Y también un amplio código de ética que va
acompañado de información sobre el restringido uso de los fondos públicos y las
normas de conducta para la actividad parlamentaria.
Los carros oficiales son pocos, y tienen uso
limitado. El Parlamento posee solo tres vehículos, del modelo Volvo S80. Esta
flota solo está a disposición del presidente del Parlamento y sus tres
vicepresidentes para actos oficiales.
"No es un servicio de taxi", explica
René Poedtke, del sector administrativo del Parlamento. "Los carros no sirven
para llevarlos a casa o al trabajo".
En Suecia, el único político que tiene derecho a
carro de forma permanente es el primer ministro. El carro pertenece a la flota
de la policía secreta sueca, la Säpo (Säkerhetspolisen). Los ministros pueden
pedir vehículos "cuando tengan fuertes razones para necesitarlo",
según dice un asesor del gobierno.
El Parlamento sueco cuenta con 349 diputados |
No pueden subirse el sueldo
El salario bruto de un diputado del Parlamento
sueco es de 66.900 coronas suecas al mes (unos 7.200 dólares). Tras pagar los
altos impuestos, el salario neto es de aproximadamente 40.000 coronas suecas
(unos 4.300 dólares), lo que equivale a menos del doble de lo que gana un
profesor de primaria en Suecia.
Si un diputado tiene la base electoral fuera de
Estocolmo, puede solicitar el llamado 'traktament', una ayuda para los días de
la semana en los que trabaja en la capital del país. Esta ayuda, exclusiva para
los parlamentarios que no tienen residencia permanente en la capital, es de 110
coronas suecas (unos 12 dólares).
Un vistazo a los precios de Estocolmo da una
noción de lo que se puede comprar en la capital sueca con 110 coronas: un café
con tres o cuatro 'bullar' (los tradicionales panes dulces suecos que acompañan
el café), o una pizza con un refresco, o una ración del tradicional plato de
'köttbullar', las albóndigas suecas con mermelada de arándanos rojos y puré de
patata. En los pequeños restaurantes populares, un plato cuesta de promedio
unas 100 coronas suecas.
Hasta 1957 los diputados del Parlamento sueco ni
siquiera tenían salario: solo recibían las contribuciones de los miembros de
los partidos.
La decisión de establecer salarios para los
parlamentarios se tomó, según consta en los archivos del Parlamento, tras
llegar a la conclusión de que ningún ciudadano debería verse "impedido de
convertirse en diputado por razones económicas". Pero el valor del salario
no debería "ser tan alto como para volverse económicamente
atractivo".
Y ningún diputado tiene el privilegio de
aumentarse el salario: en Suecia, los salarios de los parlamentarios los
determina un comité independiente llamado Riksdagens Arvodesnämd.
Este comité está formado por tres personas: el
presidente, que por regla general es un juez jubilado, y dos representantes,
que suelen ser ex funcionarios públicos o periodistas. El comité lo nombra la
Mesa Directiva del Parlamento.
"No hay ningún parlamentario entre
nosotros, somos un comité con independencia garantizada por la Constitución. La
Mesa Directiva del Parlamento no puede darnos ninguna directriz", afirma
su presidente, Johan Hirschfeldt.
El Parlamento sueco está ubicado en Estocolmo, la capital del país.
Ex-presidente de la Corte de Apelación de
Estocolmo, Hirschfeldt explica que el comité se reúne una vez al año, tras el
receso del verano europeo. "Pero eso no significa que a los diputados se
les suba el salario cada año", matiza.
Para evaluar si se les aumenta o no el sueldo,
el comité hace un análisis de las circunstancias económicas de la sociedad como
un todo, incluyendo índices de inflación y de variación salarial tanto en el
sector público como en el privado.
"Cuando nos reunamos la próxima vez,
evaluaremos las circunstancias generales, y tal vez decidiremos subirles el
sueldo un 1% o un 1,5% o tal vez no les daremos ningún aumento", cuenta
Hirschfeldt.
El Parlamento sueco está ubicado en Estocolmo |
La decisión del comité es soberana: no se puede
impugnar y no tiene que someterse a votación en el Parlamento. "Los
parlamentarios no tienen ningún poder de decisión en el proceso, y no sé si se
quedan satisfechos o no con el salario, porque ningún parlamentario llamó nunca
para pedir más ni quejarse", asegura el presidente.
Los aumentos de salario de los ministros y del
primer ministro también los decide un comité independiente, el
Statsrådsarvodesnämden.
Acceso limitado a los apartamentos |
Los diputados tienen derecho a apartamentos pequeños y sin lujo, y en
los cuales su familia no puede estar gratuitamente.
El apartamento para funcionarios del diputado
Per-Arne Håkansson tiene 46 metros cuadrados. Solo los políticos con base
electoral fuera de la capital, y que no poseen inmuebles en Estocolmo, tienen
derecho a vivir en apartamentos para funcionarios. Y el presidente del
Parlamento no tiene derecho a residencia oficial.
Los apartamentos tienen un promedio de 45,6
metros cuadrados. Los que constan de una sola pieza tienen sólo 16 metros
cuadrados. Del total de 197 viviendas que administra el Parlamento sueco, solo
ocho tienen entre 70 y 90 metros cuadrados.
Puede parecer incluso exagerado. De hecho, estos
pequeños apartamentos recuerdan las celdas de la modernísima penitenciaría de
Sala, en las afueras de Estocolmo, donde los detenidos, como en la mayoría de
las prisiones suecas, también tienen baño privado.
Un sofá cama, una mesa, un pequeño armario, una
mini cocina con un fogón, una nevera y un baño llenan el espacio de poco más de
16 metros cuadrados de uno de estos apartamentos para funcionarios, situado en
la calle Monkbron.
En estos inmuebles no hay lavadora, ni
lavaplatos, ni siquiera cama matrimonial. Una gran parte de estos apartamentos
ni siquiera tienen habitación: una sola estancia, amueblada con sofá cama, hace
las funciones de sala de estar y dormitorio.
"Podemos colocar camas extras con ruedas en
caso de necesidad, como la visita de un pariente", dice una funcionaria
del Parlamento que nos acompaña en la visita a uno de los inmuebles.
Así son los despachos de la mayoría de diputados suecos. |
En todos los edificios de apartamentos sin
habitación las lavanderías son comunitarias, y los diputados tienen que hacerse
la colada. Estas lavanderías comunitarias, generalmente situadas en el sótano
de los edificios, también cuentan con tablas de planchar.
Además, son los propios parlamentarios los que
cocinan y limpian la casa. Según el departamento de administración del
Parlamento sueco, se hace una limpieza gratuita sólo una vez al año, durante el
receso parlamentario de verano.
Pagan por la estancia de familiares
Y todavía hay más: los apartamentos son exclusivamente
para los parlamentarios. Los cónyuges, familiares y afines no tienen derecho a
vivir ni tan solo a pernoctar en un piso propiedad del estado sin pagar. Si un
familiar de un parlamentario pasa una temporada en el inmueble, el diputado
tiene un plazo de un mes para pagar al erario público los días de pernoctación.
Y si la pareja de un diputado del interior
decide vivir en el apartamento para funcionarios de la capital con su cónyuge,
tiene que hacerse cargo de la mitad del valor del alquiler.
"Por supuesto, no pagamos para que nadie
viva gratis, excepto los parlamentarios con base electoral fuera de la
capital", asegura la jefa del sector de Servicios Parlamentarios, Anna
Aspegren.
Los diputados pueden dejar ocasionalmente a sus
hijos, si tienen entre uno y trece años, en la guardería del Parlamento durante
las sesiones deliberativas.
"Pero tienen que pagar la comida de los
niños", explica Monika Karlsson, funcionaria de la guardería. En días de
sesión nocturna, el servicio está abierto hasta la medianoche, o más.
Los parlamentarios comparten lavandería y se
tienen que hacer cargo de la limpieza de sus apartamentos |
Los parlamentarios tienen dos opciones para
vivir en la capital sueca. La primera es vivir en uno de los apartamentos para
funcionarios. La segunda es alquilar un apartamento por cuenta propia y recibir
del Parlamento el valor correspondiente al alquiler.
En este caso, el valor máximo que el Parlamento
reembolsa a los diputados es de 8.000 coronas suecas mensuales (unos 860
dólares), una cantidad relativamente baja considerando la escasa oferta
inmobiliaria del centro de la capital.
"Pero los parlamentarios que viven con su
cónyuge en un apartamento alquilado sólo pueden pedir el reembolso de la mitad
del valor del alquiler, y tienen que pagar de su propio bolsillo el
mantenimiento del inmueble", explica Aspegren.
Es lo que hace la líder del Partido de Centro
(Centerpartiet), Annie Lööf, que comparte el apartamento para funcionarios con
su marido. "El marido de Lööf tiene que pagar su parte del alquiler, como
cualquier otro ciudadano", asegura Aspegren.
Hasta los años 90, los apartamentos para
funcionarios ni siquiera existían en Suecia: los diputados dormían en
sofás-cama en sus propios despachos. Lavaban los platos y la ropa en la pila
del despacho, y no había cama.
Despachos pequeños
Las oficinas parlamentarias de los diputados
suecos tienen una media de 15 metros cuadrados y una decoración frugal. Una
mesa de madera clara, estantes del mismo color, una televisión antigua y un
pequeño sofá rojo, de estilo similar a los de la empresa sueca de muebles
populares Ikea, llenan el ambiente.
Los despachos más pequeños del Parlamento llegan
a tener siete metros cuadrados. Los gabinetes más grandes se reservan a los
líderes de los partidos y tienen 31 metros cuadrados de promedio.
En el pasillo de cada anexo parlamentario hay un
mostrador con los periódicos del día y publicaciones diversas. Son para uso
colectivo de los parlamentarios: las suscripciones a periódicos y revistas las
financia el partido, y los diputados no tienen presupuesto personal para
suscribirse a publicaciones.
"Podemos llevarnos un periódico para leer
en el despacho, y luego devolverlo enseguida al mostrador", dice el
diputado Per-Arne Håkansson.
"También podemos leer periódicos y otras
publicaciones en la biblioteca del Parlamento, que a través de una aplicación
ofrece a los diputados poder leerlo en el celular", añade.
Los diputados suecos, como Per-Arne Håkansson, no tienen secretaría ni asesores personales. |
En la cantina del Parlamento, los diputados se
pagan su café.
No hay camareros y hay que pagar por la comida.
Después de comer, cada parlamentario debe llevar su propio plato al sitio donde
se recogen las bandejas, al lado de la cocina.
El Parlamento sueco también cuenta con un
restaurante más formal para ocasiones especiales. Pero, en el día a día,
algunos diputados se traen su propia comida, que calientan en la cocina
comunitaria del Parlamento. Cada uno se lava sus platos y cubiertos.
Además, ningún diputado sueco tiene derecho a
reembolso por comidas en restaurantes de lujo.
Sin secretaría ni asesores particulares
"Ningún diputado tiene secretaría
particular ni puede contratar asesores", explica Mats Lindh, del sector de
Servicios Parlamentarios.
En el sistema sueco, cada partido político
representado en el Parlamento recibe fondos restringidos para contratar a un
grupo de asistentes y asesores, que forman el llamado secretariado del partido.
Y este grupo de funcionarios atiende, colectivamente, a todos los diputados de
un partido.
Es decir: los parlamentarios comparten un grupo
de asesores y asistentes que, entre otras actividades, preparan análisis
políticos y se encargan de las relaciones con la prensa.
Un portavoz proporciona la lista del
secretariado del Partido Socialdemócrata: 101 funcionarios trabajan en conjunto
para 100 diputados. Este equipo de funcionarios está compuesto por asesores y
analistas para cuestiones políticas y relaciones con la prensa, además de
algunos asistentes administrativos que no suelen estar a disposición de los
diputados para tareas personales.
"Cada diputado se ocupa de su agenda de
trabajo, prepara sus discursos, organiza sus reuniones y reserva billetes de
tren o avión", dice el portavoz.
Según el politólogo sueco Rune Premförs, que los
parlamentarios tengan asesores particulares es una aberración. "¿Por qué
todos esos recursos deberían estar a disposición de un solo político si se
pueden compartir? Los representantes políticos también deben ser representantes
del pueblo en términos de no atribuirse condiciones privilegiadas", opina.
¿Qué pasó en
Suecia?: la respuesta del país ante un incidente que mencionó Trump y que nunca
existió
Premförs, no obstante, da validez al argumento
de que los países grandes tienen grandes problemas y que para resolverlos
necesitan más recursos humanos.
"Pero esto no significa necesariamente
aumentar los privilegios personales en forma de asesores particulares. Lo que
un parlamentario necesita es información y consultoría de calidad para ayudar a
sus actividades y a su toma de decisiones. En Suecia, uno de los sectores del
Parlamento que más se amplió en los últimos veinte años fue el RUT (Servicio de
Investigaciones del Parlamento), que proporciona todo tipo de investigaciones,
estadísticas y consultorías especializadas a parlamentarios de todas las
siglas", explica Premförs.
Y en lugar de recibir fondos para la divulgación
del mandato, los diputados suecos informan a los votantes sobre sus actividades
parlamentarias a través de internet.
El sitio web oficial del Parlamento de Suecia
cuenta con páginas individuales de cada uno de los diputados en las que hay
copias de todas las mociones presentadas por el parlamentario en cuestión, así
como videos de sus discursos, sus interpelaciones y otras actividades
parlamentarias.
Cuando están en sus circunscripciones
electorales, los parlamentarios utilizan la sede local del partido, o la
biblioteca pública, para trabajar y hacer reuniones. "O su propia
casa", dice Anna Aspegren, la jefa del departamento que controla los
gastos de los diputados.
El único político con derecho
a carro en Suecia
es el primer ministro, un cargo que actualmente
ostenta
Stefan Lofven.
|
El manual de viaje del
diputado
Entre las
informaciones que cada parlamentario sueco recibe al ser elegido, hay un manual
de 35 páginas, titulado 'Reglas de viaje' ('Reseregler'). Estas son algunas de
las recomendaciones que incluye para los diputados:
Debe elegirse el
medio más económico posible para llegar el destino: tren, carro o avión
Los carros para
viajar se tienen que alquilar en la agencia de viajes del Parlamento,
utilizando las empresas con las que el Parlamento tiene contratos para
conseguir precios más favorables. Por consideración con los costos y la
protección del medio ambiente, no se permite alquilar carros especiales o de
lujo
Si el diputado
viaja con su propio vehículo, debe elegir el camino más corto posible, a menos
que haya razones especiales para tomar un camino más largo
Los diputados
tienen que utilizar taxis cuando no haya alternativa de transporte público
disponible, o si hay razones especiales para ello
En cuanto a los
viajes al exterior, un diputado sueco puede gastar un máximo de 50.000 coronas
suecas (unos 5.400 dólares) por mandato, es decir, a lo largo de cuatro años.
El parlamentario debe presentar un programa detallado del viaje de trabajo,
que, como es costumbre en varios países, debe ser sometido a la aprobación de
la presidencia del Parlamento.
En el exterior,
un diputado recibe ayuda económica limitada por una rígida tabla: en general la
dieta diaria varía entre las 220 coronas (unos 23 dólares) y las 700 (unos 75
dólares), dependiendo del país visitado.
El valor de esta
paga diaria está parcialmente sujeto a impuestos. Y si un diputado recibe
comidas gratuitas durante una conferencia en el extranjero, por ejemplo, se
deduce el valor correspondiente de su paga. "Si almuerzan gratis, no
abonamos la paga diaria completa", explica Aspegren.
Otra regla trata
sobre el alojamiento. "Cuando un diputado comparte la habitación de hotel
con un familiar o amigo que no tiene derecho a tener los gastos pagados por el
Parlamento, el Parlamento paga solo el 75% del valor de la paga, y no son
hoteles de lujo", añade Aspegren.
Tanto los
parlamentarios como los ministros suelen volar en aviones comerciales.
Los diputados de Suecia pagan
por su comida y por su café.
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Sin pensión vitalicia
Los parlamentarios
suecos tampoco tienen el privilegio de recibir una pensión vitalicia después de
cumplir un mínimo de uno o dos mandatos. No se les ofrece pensión, sino lo que
se llama "garantía de renta" ('inkomstgaranti') por tiempo limitado.
La ley sueca dice lo siguiente:
"La
finalidad de la prestación (pensión) es proporcionar seguridad financiera al
parlamentario en el momento de transición después del término de sus
actividades en el Parlamento. La prestación no tiene como propósito garantizar
el sustento permanente del ex parlamentario".
Es una especie
de seguro de desempleo: el principio general es que todo diputado debe trabajar
al menos ocho años en el Parlamento (dos legislaturas) para tener derecho a una
prestación equivalente al 85% del valor del salario durante un período máximo
de dos años. Y para recibir la prestación durante más de un año, el ex diputado
debe demostrar que está buscando activamente una nueva forma de ganarse el pan.
"Es
importante entender que el sistema tiene mecanismos fuertes. Los diputados
tienen que demostrar que están buscando un nuevo empleo, que no están pasivos.
De lo contrario, se acaba la prestación", explica Johan Hirschfeldt,
presidente del comité que regula los salarios y las pensiones parlamentarias
(Riksdagens Arvodesnämd).
Si el
parlamentario pasa a ejercer otro mandato o cargo político, la prestación
también se cancela.
Políticos regionales sin
salario
A nivel
regional, la representación política en Suecia se considera una actividad
añadida que se ejerce en paralelo a un empleo remunerado, por lo que el 94% de
los representantes de las asambleas regionales no tienen salario.
Solo los integrantes
de la presidencia y de los comités ejecutivos de las asambleas reciben
remuneración por trabajar como políticos a tiempo completo o parcial.
Los alcaldes no
tienen derecho a residencia oficial. Y en todas las asambleas municipales del
país, la regla no tiene excepción: los concejales no tienen salario,
secretaría, asistentes, carro con conductor, ni siquiera despacho -trabajan
desde casa-, y ganan solo una pequeña gratificación por participar en las
sesiones de la Cámara.
"Ser
concejal es un trabajo voluntario, que se puede realizar perfectamente en las
horas libres", opina Christina Elffors-Sjödin, concejal de Estocolmo, del
Partido Moderado.
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