PROGRESISTAS, CAVIARES O POLITICOS TRAS LAS ARCAS DEL ESTADO
La expresión «mafia caviar», simplemente llamada «caviar», es un peyorativo de uso recurrente en la política de Perú desde inicios del siglo XXI.
Se basa en una teoría de conspiración, según la cual existiría una «mafia» de intelectuales, ONG pro derechos humanos, medios de comunicación y políticos organizada para controlar el gobierno e impulsar una agenda de corte progresista en el Perú conformando un «Estado profundo» o «Deep State» (Teoría de conspiración).
Este término es utilizado por políticos populistas tanto de derecha como de izquierda.
En el caso primero, se extiende a las corrientes conservadoras modernas y se recurre en medios de comunicación como PBO Radio y el canal Willax, que destaca por sus programas de opinión como La hora caviar con Mariátegui y Beto a saber (Este último ahora cancelado).
Este peyorativo se representa, según analistas, como una manifestación local del concepto de «marxismo cultural», siendo señalados los «caviares» como financiados por la USAID y personajes como George Soros.
En el ámbito de la izquierda, mientras tanto, los políticos adoptaron el calificativo para distanciarse de posturas moderadas o progresistas que califican como afines al imperialismo y «serviles» a la USAID.
En su sentido literal, la expresión fue empleada por algunos periodistas para referirse a los simpatizantes de izquierda burguesa que emergieron durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado.
Sin embargo, el periodista Juan Gargurevich sostiene que el término ya se utilizaba a mediados del siglo XX con un sentido crítico hacia las personas que adoptaban ideas sociales liberales de forma superficial, una situación similar a la que se atribuye a la llamada «izquierda caviar».
Esta interpretación, distorsionada a partir de su origen francoparlante, se utiliza como una forma de descalificar a quienes sostienen ideas progresistas sin argumentos sólidos.
Tras la llegada de Valentín Paniagua, y en consonancia con facciones progresistas del antifujimorismo, el término peyorativo se consolidó en el imaginario colectivo peruano como una forma de identificar a Paniagua y a otros partidarios de ideas liberales y progresistas.
Este imaginario tuvo un gran impacto mediático y se convirtió en un tema de debate en el ámbito político. Sin embargo, el analista del conservadurismo, Fernán Altuve, señaló que el imaginario ocurrió tiempo después, con Alan García, quien quiso combatir las ideas del gobierno de transición de Paniagua (también citado por detractores como la «república caviar»).
Algunas de las personas aludidas por esta expresión reivindicaron su pertenencia a este grupo, desmitificando su carácter ofensivo. Entre ellas, cabe destacar al periodista César Hildebrandt.
El sociólogo Martín Tanaka analizó la magnitud del término en los políticos que lo usan.
En 2007, el fujimorismo buscó colaborar de forma «natural» con el oficialismo, bajo el mandato de Alan García, porque «se [consideraron] adversarios a las ONG y a la "izquierda caviar", que [desconfiaron] de la Corte IDH y de la causa de los derechos humanos».
En el año 2023, la mayoría de los políticos conservadores, de derecha e izquierda, adoptaron el término para detectar y prevenir cualquier interacción con instituciones ajenas, incluso si estas instituciones llevaran a cabo investigaciones delictivas hacia ellos.
Contexto
Desde su concepción, el término caviar se usó de forma ambigua por diferentes actores políticos a lo largo de su historia.
Desde la derecha, el diario Expreso, simpatizantes fujimoristas y políticos conservadores utilizan como un insulto hacia organizaciones opositoras.
Rafael López Aliaga utilizó el término para referirse a las personas que apoyarían el comunismo, posteriormente, para quienes buscan «saquear los recursos y no dejar fondos para obras».
Patricia Chirinos lo empleó para criticar a organismos con nexos extranjeros que, a su juicio, recurren a «mentiras y una narrativa falsa e ideologizada» para dañar la imagen internacional del Estado. De hecho, Chirinos se autoconsidera encargada de «unir a la derecha para poder luchar contra la izquierda radical y, aquí en Perú, contra los caviares».
Por parte de la izquierda, representada por Vladimir Cerrón de Perú Libre, define al caviar como un individuo de «origen capitalino limeño, con buenas relaciones de servilismo con la embajada norteamericana, con estudios en el extranjero… poseedores de ONG financiadas por USAID».
Esto se sustenta con Augusto Lostaunau, secretario del partido, al describir al colectivo como «la "izquierda" que necesita el imperialismo, auspiciado y formado por este».
Antauro Humala, por su parte, definió a la «izquierda caviar» como una «izquierda "carapálida" muy cercana a [José Antonio de] Areche» y de «pedigree virreinal».
Mientras que Dante Castro los definió como «la quinta columna de la gran burguesía y de la aristocracia agonizante dentro de las filas de la izquierda» que se autodenominan como «el brazo intelectual de la revolución».
Las alusiones sobre las figuras que integran el supuesto grupo son controvertidas y han ido cambiando con el tiempo. En varios medios de 2024, donde figuran personas que promueven esa teoría, se ha afirmado que esta «mafia» operaría en favor de los intereses de la empresa Odebrecht y que tendría «injerencia» en algunas instituciones públicas, como el Ministerio Público mediante la cual, denuncian, realizan «lawfare» (Guerra Legal) en su contra.
Se ha señalado al periodista Gustavo Gorriti como el presunto líder de la referida «mafia caviar» por medios y redes sociales, y políticos como Hermann Tertsch lo han presentado como «orquestador […] de una red de fundaciones y lobbies woke extranjeros».
PRIMERAS REFERENCIAS SOBRE EL TÉRMINO
Previo a la adopción del término «caviar» en Perú, se empleó el adjetivo «cívicos» para designar a quienes respaldaron el legado político del gobierno transitorio de Valentín Paniagua.
Este término ya lo había empleado el propio Alberto Fujimori, quien mencionó que «los cívicos», junto a las organizaciones no gubernamentales, condenaron el autogolpe de Estado.
El diario Expreso fue uno de los primeros medios en introducir el término «cívico» a principios de la década de 2000.
Según el periodista Guillermo Vatuuone, este término describía la coalición heterogénea de independientes que se formaron durante el gobierno de Alejandro Toledo.
En 2004, el periodista Herbert Mujica Rojas lo usó por primera vez y resaltó que la expresión gauche caviar fue antes utilizada por el periodista francés Alain de Benoist.
Previamente, se atribuyó el origen del término a Mujica, a partidarios de Alberto Fujimori e incluso al diario Correo.
Según el politólogo Alberto Vergara, el uso de este mote se basó en una «manifestación lingüística de nuestra precariedad política», en que desarrolló este término, en 2010, en su artículo de Poder 360° «¿Qué es esto de lo caviar, el caviarismo y la caviarada?».
El periodista Eloy Jáuregui dedujo, del artículo político de Vergara, que este formó parte de la «jerga centralista limeña» de esa década.
Según la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, el histórico líder del APRA, Alan García, fue crítico con movimientos «pitucos» de la izquierda, sin señalar aquel peyorativo. Mientras que en su gobierno promulgó la Ley 28925, que forzó la supervisión del Estado en al menos diez organismos sociales, es en 2008 cuando se dio a conocer el proyecto de ley 2872 para silenciar el apoyo de los entes sin fines de lucro (ONGs). Esta postura fue respaldada por el Ministro de Agricultura y empresario Ismael Benavides.
La presidencia de García mantuvo una postura crítica hacia las organizaciones no gubernamentales y las Casas del ALBA. En una publicación en el diario El Comercio, García utilizó el término «caviares» para referirse a un grupo opositor denominado «perros del hortelano».
En 2017, García alegó que este grupo había difundido una falsa narrativa en su contra. Al año siguiente, expresó su percepción de una «guerra caviar-comunista» librada contra su gobierno.
Tras ser investigado por Gustavo Gorriti en 2019, García acusó a una «mafia» de conspirar en su contra, implicando a George Soros.
El expresidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, sostuvo que el líder del APRA insistía en seguir «su mismo juego y discurso de acusar a la derecha y los caviares»
CASO ALBERTO FUJIMORI Y POPULARIZACIÓN
La expresión empezó a popularizarse en 2006 por el entonces candidato a la presidencia regional de Lima Kenji Fujimori, quien durante un mitin suyo acusó de «izquierda caviar» a la izquierda peruana, particularmente crítica contra su padre Alberto Fujimori, en ese momento en proceso de extradición de Chile a Perú.
A partir de entonces, y sobre todo tras la sentencia de culpabilidad de Fujimori en 2009, la expresión «caviar» fue repetida profusamente por la derecha y el fujimorismo como una etiqueta agresiva aunque sin saber claramente su significado; que llegó a boca de la máxima representante política, Keiko Fujimori.
Los mismos simpatizantes se mostraron contra los organismos «caviares», que acusaron a Fujimori de «criminal» y no como un «héroe» para el país.
Por otro lado, los diarios de derecha Expreso y La Razón también tomaron el término para aludir a personas y organizaciones que no siguen con el legado contra el terrorismo, en especial, cuando se conformó la Comisión de la Verdad.
Una muestra del diario Expreso es cuando tituló «La verdadera amenaza es la izquierda caviar» a las declaraciones de Mauricio Mulder.
En cambio, La Razón reportó que el congresista Edgar Núñez Román refirió una teoría conspirativa vinculada a la Defensoría del Pueblo, ente peruano responsable de proteger los derechos de los ciudadanos, supuestamente dominada por un «"lobby" de representantes de las ONG de la "izquierda caviar" vinculadas al campo de derechos humanos, quienes están buscando convertirse en "los nuevos intocables" del país».
Posteriormente, y como nuevo intento de liberar a Alberto Fujimori de la prisión, uno de los ministros del gobierno, Daniel Figallo, fue presionado por el fujimorismo en 2014, cuando el congresista de ese momento, Rolando Reátegui, le pidió que «se quite la careta de caviar» y así concretar el indulto hacia el sentenciado Alberto Fujimori.
Kenji Fujimori compartió la misma idea y también calificó con ese peyorativo.
La relación hacia aquellas personas que se negaron a liberar al expresidente permaneció incluso en palabras de Luis Galarreta, cuando asumió el cargo de secretario general de Fuerza Popular en 2019, cuando describió que «muchas de esas situaciones [contra Fujimori] que se escuchan hoy como negativas son inventadas, como que el expresidente fue condenado por lesa humanidad, otra falsedad de la caviarada».
En el año 2023, el empleo del término peyorativo «caviar» se mantuvo como una práctica habitual entre los simpatizantes del fujimorismo, tal como lo fue en sus inicios. Tras la excarcelación del exmandatario, cuando todavía cumplía su condena por crímenes catalogados de lesa humanidad, el congresista de Fuerza Popular Fernando Rospigliosi, quien considera a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) como su mayor enemigo, exhortó a este organismo que «no siga metiendo sus manos en el Perú».
Esta postura refleja los intentos de figuras conservadoras vinculadas al gobierno de Dina Boluarte de confrontar al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
ADAPTACIÓN DEL PEYORATIVO HACIA OTRAS PERSONAS Y ORGANISMOS DE TENDENCIA PROGRESISTA
Desde entonces, la acusación de «caviar» perdió su significado original y se flexibilizó de casi toda la izquierda limeña hacia activistas y organismos no gubernamentales y aquellos que carecen de filiación con el izquierdismo.
En 2012, el escritor Raúl Wiener observó que diversas instituciones en Perú habían adoptado una postura similar a la considerada «caviar».
El expresidente del Tribunal Constitucional, Ernesto Blume, describió en 2023 un colectivo autoproclamado «progresista» que percibía las discrepancias como evidencia de actitudes de un «conservador» u «homofóbico».
Ántero Flores-Aráoz, en su columna del diario Exitosa, describió a ese peyorativo como una «chapa» (apodo) a quienes promueven ideas progresistas, cuyo término es opuesto a la «derecha bruta y achorada» (de Juan Carlos Tafur), frase referida a quienes promueven a puño y letra tendencias conservadoras.
Por otro lado, la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) fue tildada por los conservadores como supuesto lugar de mayor adoctrinamiento donde se engendrarían ideas de la izquierda caviar. La institución universitaria señalada estuvo en un conflicto entre los puntos religioso y laico, en que supuestamente a solicitud de José de la Riva Agüero y Osma se evitaría cualquier otra influencia ajena a la religiosa.
En el caso de las elecciones generales de 2021, el excandidato presidencial Rafael López Aliaga realizó una campaña a todos aquellos calificados de «caviares» para evitar una supuesta llegada de la supremacía comunista.
López Aliaga acusó a ese colectivo de ser la «peor desgracia para el Perú», y ejemplificó que «esta gente falsa de la "caviarada".
La campaña se derivó con simpatizantes del fujimorismo en el plan Chapa tu caviar (peruanismo de «Atrapa tu personalidad caviar») para acosar a figuras políticas. El resultado fue una crisis electoral en los meses siguientes.
En 2025, Boluarte utilizó finalmente la palabra «caviar» en actos públicos para referirse a sectores críticos con su gestión, consolidando así su presencia polarizante en el discurso oficialista del panorama político peruano. En un discurso, ella declaró que en su gobierno «le estamos haciendo la guerra a los caviares».
Su primer ministro, Gustavo Adrianzén, señaló que ese colectivo había perdido presencia en instituciones como el Ministerio Público o el Ministerio del Interior y se había convertido en el «desinformador» del oficialismo.
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