Antisistema, chavista, nacionalista étnico. Estos son algunos de los adjetivos con los que ha sido estigmatizado. Sin embargo, Ollanta Humala, virtual candidato presidencial del Partido Nacionalista Peruano, se desmarca de estas atribuciones. Quiere un nuevo sistema económico y cambiar la Constitución. Dice que todos los demás posibles candidatos encarnan el fujimorismo sin Fujimori.
Por Paul Alonso / Terra Perú
Nos recibe en el local de su partido en San Isidro. En esta entrevista, niega cualquier proyecto de estatización, acepta que su movimiento político fue infectado por el transfuguismo, acusa al actual gobierno de pro-chileno y propone repotenciar las Fuerzas Armadas.
¿Cuál es su relación con Hugo Chávez?
Nosotros no tenemos ningún compromiso con Hugo Chávez ni con Evo Morales ni con Obama ni con Sarkozy. El compromiso que tenemos es con el pueblo peruano. El nacionalismo en el Perú se va a construir sin calco y sin copia. Nuestros adversarios—que tienen prensa y televisión, empresas privadas de comunicación a su disposición, los sistemas de inteligencia, que tienen mayorías en el congreso, y más plata que nosotros—han tratado de convertir nuestras fortalezas en debilidades. Usted mire todos los candidatos potenciales a la presidencia e inclusive a la alcaldía. Yo le pregunto: ¿alguno de ellos siquiera ha demostrado un compromiso con el país? ¿Ha hecho un servicio militar siquiera? Su compromiso con el país ha sido en la política rentada. Ninguno ha estado en zonas de emergencia peleando. Yo he estado defendiendo a mi país, en el conflicto del Cenepa. He hecho un levantamiento armado contra el régimen de la familia Fujimori. Yo vengo de ser soldado…
La vida militar no es la única manera de servir al país.
Yo no digo que por eso sean menos, sino que yo he demostrado desde joven mi compromiso con el país. Y no me parece justo que digan que yo, que he demostrado que soy capaz de dar mi vida por mi patria, voy a entregarle a Chávez mi patria. Eso me parece descabellado. Me da hasta risa. Yo he tratado de construir una relación de amistad política con todos los gobiernos habidos y por haber, porque creemos que si queremos hacer la gran transformación necesitamos también trabajar la unidad latinoamericana…
Pero tiene mayores afinidades con ciertos gobiernos.
Yo no creo eso. Eso es lo que dicen nuestros adversarios. Porque siempre tratan de ideologizar. Cuando uno dice ‘vamos a enderezar el país’, entonces dicen ‘ese es chavista, moralista, lulista’. Si uno quiere llegar al gobierno para transformar el Estado, entonces eres parte del Eje del Mal. Entonces, para no pertenecer al Eje del Mal, hay que no hacer nada. No ideologicemos esto. La propiedad de los recursos naturales es una cuestión de principio, sea aquí o en la China. Estados Unidos reconoce la propiedad de sus recursos del Estado norteamericano, eso también lo hace Chile, como lo hace Venezuela, como lo hace Bolivia.
¿Qué lo distingue entonces?
Nosotros hemos señalado que haremos una lucha frontal contra la corrupción, que vamos a meter presos a los que han robado el país. No sé si eso lo harán en otros países, pero en el Perú lo vamos a hacer. Incluso, si usted se acuerda del debate presidencial, yo propuse la construcción de un penal en la selva para los políticos ladrones y lo miré a García cuando dije eso. Yo no sé si eso lo hacen en otros países, pero yo lo voy a hacer acá. Yo aspiro a ser el presidente del Perú, no de Venezuela, ni de Bolivia ni de Estados Unidos. Yo soy peruano.
¿Cuáles son los principales problemas del Perú?
La desigualdad. El Estado trata a unos ciudadanos como de primera categoría y a otros como de segunda categoría. Hay normas de discriminación geográfica. No es lo mismo un niño que nace en la costa—Lima, Arequipa o Piura—y un niño que nace en Puquio, zona altoandina, o en Nauta, en la Amazonía. También hay discriminación por el color de la piel y por la capacidad económica. No es lo mismo para el Estado un ciudadano que tiene un sueldo de cinco mil dólares y uno que gana 300 soles. Otros problemas graves del país son la educación y la salud, que han sido entregadas al mercado, que se rige por la capacidad adquisitiva. Todo esto engloba otro problema: ¿de quién es el Perú? ¿De quién es la propiedad del Perú y de qué vive el Perú?
¿Y de quién es?
El Perú vive fundamentalmente del impuesto a la renta que cobra al sector minero. Y el Estado no participa en la repartición de utilidades de las riquezas mineras, porque ha renunciado a la propiedad de este recurso. Si el Perú vive de esto, el Perú es de quien tiene los yacimientos mineros. Entonces, el país ya no nos pertenece. ¿Qué produce el Perú? Fundamentalmente, mano de obra barata. Y en esa lógica, el Estado no invierte en educación, porque sería incompatible la buena educación con la producción de mano de obra barata.
¿Por qué cree que podría lidiar con estos problemas mejor que otros candidatos?
El resto tiene miedo de buscar una solución de fondo, de la raíz del problema, que es una nueva constitución, un nuevo modelo económico. Y comenzar a construir una nueva clase política.
¿En qué consistiría ese nuevo modelo?
Una economía nacional de mercado, que es el camino económico que han seguido los que hoy en día se llaman países del primer mundo. Es la apuesta firme del Estado por sus industrias nacionales, la construcción de grupos económicos nacionales, en mantener la propiedad de los recursos naturales en el suelo y el subsuelo de la nación. Y es también la apuesta por una revolución educativa.
¿Cómo se diferencia su pensamiento político actual del nacionalismo étnico y del militarismo que proponían otros miembros de su familia?
Nosotros no creemos en el nacionalismo étnico. Tratar de crear una estructura social piramidal en el Perú en base al color de la piel, eso lo hicieron los españoles en la época del coloniaje. Creemos en un nacionalismo cultural. No es importante el color de la piel, sino el compromiso con un proyecto. Hablamos también de un nacionalismo económico, que es justamente la economía nacional de mercado. Dentro de esto, no aceptamos ese otro tipo de nacionalismos étnicos, que ya hemos visto cómo han terminado en Europa.
Varios de sus críticos lo han llamado “anti sistema”.
Eso nace de parte de quienes están defendiendo este sistema. Y lo dicen de esa manera porque no quieren reconocer que nosotros más bien queremos un sistema mejor. No es que estemos en contra de los sistemas per se. Este sistema es corrupto, perverso y discriminador; convierte al Perú en una colonia en pleno siglo XXI y a la democracia en una timocracia, un gobierno de timadores. No es que critiquemos los sistemas, porque siempre tenemos que estar en un sistema. Lo que queremos es un nuevo sistema.
Al perder la elección de 2006, su partido se desintegró rápidamente, lo que evidenció la precariedad de su organización política. ¿Cómo está seguro de que quienes vayan en su lista el 2011 no optarán de nuevo por el transfuguismo?
No estoy de acuerdo con esa aseveración. Cuando postulamos en el 2006, no teníamos partido político. Éramos un movimiento que se nutría de la fuerza de una idea, que es el nacionalismo. Tuvimos que ir como invitados en otro partido, UPP, el cual una vez que entró al congreso se pasó al bando contrario. Eso nos obligó a separarnos del UPP y mantener a los actuales 25 congresistas nacionalistas juntos y cuidarlos para que no se conviertan en otorongos, esa es nuestra preocupación. Por otro lado, el transfuguismo no es un invento del nacionalismo. Tiene larga data y su auge lo trajo Fujimori, cuando compraba con plata a los congresistas y eso está filmado. En el caso nuestro, al tránsfuga se le expulsa. Lo que pasa es que el APRA los recoge y los pone de vice-presidentes. El transfuguismo es un cáncer del sistema parlamentario en el Perú. Y eso tiene que corregirse a través de una reforma en la cual los partidos se conviertan en garantes de que el congresista no va a traicionar al elector. Es un virus que no trajo el nacionalismo…
Pero fueron afectados por este virus.
Por supuesto, también nos afectó. Hemos tenido algunos tránsfugas, pero hemos hecho todo lo que la ley nos permite. Más allá tampoco se puede ir. Ahora ya somos un partido indisoluble. Tenemos gente que ha venido trabajando estos años y que hemos ido calibrando, viendo su potencial como cuadros políticos. Es decir, tenemos mejor conocimiento de la gente que está dentro del partido.
¿Por qué cree que lo han estigmatizado tanto?
Porque somos la única fuerza política que está decidida a transformar el país. Todo el resto es fujimorismo sin Fujimori. Ninguno de los candidatos potenciales a la presidencia en estos momentos se compromete a cambiar esta constitución delincuencial, que es la madre del cordero. Y por eso nos endilgan el tema de que somos anti sistema. Y no me avergüenza eso.
¿Cree que de verdad la mayoría de peruanos quiere los cambios que usted propone? Parece haber cierto consenso de que el Perú ha progresado económicamente a pesar de los problemas existentes.
Creo que hay un bombardeo masivo de todas las empresas privadas de comunicación para hacernos creer que estamos mejorando. Es como que la forma de aplacar tu hambre es metiéndote en la cabeza que no tienes hambre. De repente te la crees y dices que no tienes hambre. Pero en el interior del país la gente me dice: ‘Comandante, ¿por dónde dicen que avanza el país, porque por aquí no se ve?’ Yo creo que la mayoría del país quiere el cambio.
¿Cómo vislumbra las relaciones entre Perú y Chile en los próximos años?
Las relaciones bilaterales con Chile no han sido buenas. Lo último que hemos visto ha sido el acto de espionaje de Chile al Perú, corrompiendo a un traidor. El gobierno no ha actuado con firmeza. Les hemos mandado todo el expediente y lo que hemos recibido ha sido una burla de Chile diciendo que no han espiado. Frente a eso, la respuesta del Perú ha sido firmar el Tratado de Libre Comercio con Chile. Esto demuestra que tenemos un gobierno pro-chileno.
¿Cómo manejaría usted el tema?
Nosotros nos preocuparíamos en ganar en la Corte de la Haya este diferendo marítimo con Chile, estableceríamos claramente que no vamos a ser un obstáculo para la salida al mar de Bolivia, estableceríamos una repotenciación de nuestras fuerzas armadas, no para hacer la guerra a nadie, sino como fuerza disuasiva.
Ha declarado su admiración por el velasquismo, la dictadura militar de izquierda ¿En qué consiste esta admiración?
Primero, creo que los términos de derecha e izquierda son obsoletos. Yo no soy de izquierda ni de derecha. Si usted quiere ubicarme dentro de un cuadrante geográfico, póngame abajo. Porque el discurso nacionalista representa particularmente a los de abajo. Y en los de abajo, hay empresarios nacionales, que para algunos probablemente serán de derecha pero son nacionalistas, tenemos a los movimientos sociales, la clase media, una serie de grupos que dentro de una óptica tradicional clasista serían incompatibles…
¿Y es compatible con Velasco?
Nosotros consideramos que el de Velasco fue un gobierno nacionalista. Obviamente, no estamos de acuerdo con todo lo que hizo, con la metodología de Velasco. Siempre hemos dicho que no pensamos estatizar nada. Ni siquiera hemos hablado de intervenir empresas. No es necesario. Estamos en el siglo XXI.
En el 2000 se atrincheró en armas contra Alberto Fujimori. ¿Qué tendría que pasar en el Perú para que usted vuelva a tomar las armas?
Que se repita una circunstancia similar. Fue una de las mejores cosas que he hecho en mi vida.
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