sábado, 25 de septiembre de 2010

“De cómo PPK me hizo cambiar”

Por: César Hildebrandt
PPK es a veces una persona abominablemente inteligente. Hace en HD lo que otros hacen con chusquedad. Intriga como si estuviéramos en la vieja Florencia. No mata a puñaladas: envenena vertiendo unas gotas sacadas del compartimento secreto de una sortija. Es un cortesano y un quietista.
Dice PPK que los inversionistas extranjeros se pueden poner inquietos -y de hecho ya nos miran de reojo- si es que “las cosas se mueven en la dirección incorrecta”. O sea, si Susana Villarán gana las elecciones.
Y cita al Barclays Bank diciendo que es el primero que se ha puesto en alerta.
Me extraña que PPK, que es norteamericano de pasaporte, bolsillo y corazón, no sepa que, hace apenas un mes, los piratas financieros del Barclays Bank tuvieron que pagarle al gobierno de los Estados Unidos 298 millones de dólares por realizar transacciones de muchos ceros a la derecha con bancos de Cuba, Irán, Libia y Sudán. ¡Imagínense!
El Departamento de Justicia del gobierno estadounidense hizo la denuncia ante una corte de Nueva York porque comerciar con esos países está prohibido. Y el Barclays Bank hizo todos esos movimientos a través de la bolsa neoyorquina entre los años 1995 al 2006.
“Comercio con el enemigo” fue la acusación principal. Fue en un arreglo no judicial que el Barclays Bank se allanó a pagar los 298 millones de dólares.
¿A quién pretende asustar PPK?
¿Los banqueros especuladores que hicieron del capitalismo una mafia de derivados y de papeles basura están nerviosos porque en la remota Lima una izquierdista aggiornada puede llegar a la alcaldía provincial?
¡No me digan! ¿El Metropolitano se convertirá en el Metro de Moscú? ¿Las madres del vaso de leche levantarán el puño cada mañana? ¿Las escaleras de Castañeda se elevarán hasta el cielo rojo de Mao? ¿Patria Roja izará sus banderas en la Plaza de Armas?
¿Y PPK es el embajador del miedo? ¿Y debemos seguir su flauta como si fuéramos ratones?
No pensaba votar en estas elecciones. Ahora he decidido que sí iré a votar. Y votaré por Susana Villarán, la que, según PPK, desasosiega al Barclays Bank. Me fascina la idea de que la banquería internacional con epicentro en Londres se ponga saltona. Quiero vivir para verlo.
Votaré por Susana Villarán no sólo por sus méritos, sino porque PPK y sus cuyes mediáticos no la quieren.
Y porque me parece repugnante que la derecha quiera aterrorizarnos poniendo a la banca internacional como pretexto.
PPK miente a sabiendas.
Lo hace porque la derecha que él representa -la que viene del contrato Dreyfus, del fugitivo Mariano Ignacio Prado, del cauchero Arana, la madre de todas nuestras derrotas- cree que el Perú es su latifundio y que los peruanos son sus empleados.
Se trata de que nadie discuta nada esencial. Es el fin de la historia en versión de Juan Paredes Castro.
¿Que el modelo no redistribuye?
Eso no se discute.
¿Que nos estamos farreando esta prosperidad?
Eso no se discute.
¿Que los impuestos a las sobre-ganancias mineras son recomendados hasta por el FMI?
Eso no se discute.
Y cuidadito, peruanos de segunda, si eligen a alguien heterodoxo que haga recordar al barrantismo en olor de multitud.
Porque el Dios de Cipriani -no el que botó a los mercaderes del templo- ha establecido que Fukuyama tenía razón, que la historia ha terminado, que todo lo que venga será un eco redundante y que el libre mercado ha entrado en el santoral.
Ni Bartolomé Herrera se imaginó algo parecido. Ni Riva Agüero. Ni Beltrán.
La derecha que viene de Echenique y sus raterías, la que es hija de la huida y la traición, la nieta de Benavides, ha decidido que nada se puede mover sin que ella y la banca internacional -a veces tan prontuariada como cualquier delincuente- lo autoricen.
Y, claro, votar por la Villarán es desafinar. Porque piensan que la Villarán traerá a Humala. Y Humala es la pezuña del demonio.
Se equivocan. La Villarán lo que puede traer es un poco de aire fresco en esta atmósfera de pedorreos y audios decadentes. Y un poco de fiscalización. Y bastante decencia.
Y lo que puede lograr la Villarán es que Humala se dé cuenta de que el camino de las izquierdas pasa también por los planes concretos, la administración eficaz, las cuentas claras y la simpatía incluyente.
PPK y los suyos no entienden que la izquierda es una opción democrática y que expulsarla del sistema, como quieren sus cuyes, es empujarla al resentimiento y, eventualmente, a la violencia.
En Colombia, los conservadores mataron a tantos liberales que un día un grupo de ellos se fue al campo y no regresó. Hace 45 años que tienen ese cáncer que Uribe quiso curar a bombardeos.
Aquí los PPK no saben que Susana Villarán es lo que en Europa se llamaría una social-demócrata. Y la social-democracia es el moderno centro.
Pero los burros no quieren ni siquiera que nos acerquemos al centro. Quieren la derecha de García, la manga ancha del converso García, las licitaciones del ex aprista García.
Prefieren el enjuague. Y pretenden que su miedo nos paralice.
Que se vayan ya saben dónde.
César Hildebrandt
Semanario “Hildebrandt en sus trece”

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