martes, 11 de septiembre de 2012

ABIMAEL, EL SIN Y PINTO CÁRDENAS



Ahora que, gracias al fallo del vocal supremo Javier Villa Stein, el coronel Alberto Pinto Cárdenas ha salido en libertad y niega sus vínculos con el grupo Colina, recordamos aquí un episodio que retrata su cercanía con el encarcelado ex asesor Vladimiro Montesinos. Esta es la historia de la noche en la que el SIN intentó “apropiarse” de la captura de Abimael Guzmán y él jugó un importante papel.
SOCIOS


La captura de Abimael Guzmán sorprendió a Fujimori y Montesinos sin saber de la operación. Después desaparecieron el GEIN.
Por Edmundo Cruz/
Aquel sábado 12 de setiembre de 1992, a las 10 y 30 de la noche, el coronel Alberto Pinto Cárdenas, entonces jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), tocó la puerta de la antigua oficina del jefe de la Dirección Nacional contra el Terrorismo (Dincote), en la cuadra 11 de la avenida España. Iba en busca de Abimael Guzmán Reynoso, capturado dos horas antes por un equipo del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) perteneciente a la Dincote. El cabecilla de Sendero Luminoso había sido trasladado hasta allí luego de ser hallado en su escondite de la casa de Los Sauces en Surquillo.
Setiembre 12, Capturado Abimael Guzmán conversa con el jefe de la DINCOTE. Antonio Ketin Vidal. El SIN quiso robarse el mérito.
El jefe de la Dincote, general PNP Antonio Ketín Vidal Herrera, había ordenado que nadie ingresara a su oficina, salvo el presidente de la República o el ministro del Interior. Pero Pinto Cárdenas franqueó las puertas de fierro invocando órdenes supremas. En el interior, Abimael Guzmán respondía las preguntas informales del ministro del Interior, general EP Juan Briones Dávila, y el director de la Policía Nacional, general PNP Adolfo Cuba Escobedo, las primeras autoridades que habían acudido a la Dincote.
Uniformado y severo, aunque nervioso, el coronel Pinto Cárdenas hizo el saludo de rigor a sus superiores y al instante descargó el propósito de su misión.
–Tengo orden del presidente de la República –dijo dirigiéndose a Vidal– de trasladar a Abimael Guzmán Reynoso al Pentagonito, por razones de seguridad.
Siguieron segundos de tensión. Ketín Vidal respondió:
–De la Dincote jamás se ha fugado nadie. En cambio, de allá, del Pentagonito, hace un mes se ha escapado el señor Samuel Dyer. (Dyer estuvo secuestrado en los sótanos del SIE cuando Pinto Cárdenas jefaturaba dicho servicio).
Como si dudara en responder, el ministro Briones Dávila mantenía silencio. Así que Ketín Vidal se adelantó:
–Señor ministro –dijo– como usted tiene conocimiento este trabajo lo ha hecho la Dincote y lo que pase está bajo mi responsabilidad. No estoy de acuerdo con el pedido.
Briones seguía pensando y se inclinó hacia Cuba Escobedo en ademán de consulta. Así que Vidal, sin perder su estilo ceremonioso, optó por la presión.
–Si va a ser así, señor ministro –advirtió–, yo pido mi pase al retiro. No podría permitir estas cosas por varias razones.
–Ya ya, cálmate –terminó diciendo Briones al jefe de la Dincote–. Y dirigiéndose a Pinto Cárdenas le comunicó que él personalmente iba a hablar con el presidente. Ketín Vidal completó la orden: “Coronel, tenga la bondad de retirarse”.
Alberto Pinto salió maltrecho, pero quedó flotando la duda sobre quién realmente le había dado tal comisión.
Una hora antes, hacia las nueve de la noche, tras el “flash” con la noticia de la captura de Guzmán, el jefe de la Dincote había recibido una llamada de Vladimiro Montesinos, asesor presidencial y del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN).
 –General Vidal, ¿es cierto lo que informa la televisión o están “cojudeando”?
–Es cierto –dijo Vidal–, Guzmán está acá en mi despacho.
Montesinos no dijo está bien, ni mal. Sencillamente colgó.
Ketín Vidal deseaba comunicar él directamente la noticia al presidente Fujimori y lo había llamado a Palacio de Gobierno. El mandatario se encontraba fuera de Lima. El jefe policial no se resignó. Esta vez fue él quien llamó a Montesinos en busca de contacto directo con Fujimori. “No te preocupes, ya le informé”, fue la respuesta.
 Fujimori fue habido recién al día siguiente. A las cuatro de la tarde llegó la alerta de que el presidente se dirigía a la Dincote. Allí recibió un informe completo del seguimiento de cuatro meses que concluyó en la “Operación Victoria”. El mandatario no ocultó su alegría, pero el trato con Vidal fue protocolar, frío. Al despedirse citó al jefe policial a una reunión esa noche en Palacio. En la cita, el general Ketín Vidal dio al mandatario las explicaciones sobre el manejo tan secreto de la operación. Coincidieron en que lo fundamental era la captura de Guzmán y no los detalles. En ninguno de esos encuentros Fujimori mencionó la supuesta orden de traslado de Abimael Guzmán al Pentagonito, con la que el coronel Alberto Pinto había intentado sustraer al senderista de las manos de sus captores el 12 de setiembre. ¿Quién estuvo detrás de esa intentona? Veamos.
OPERADOR: El día que salió libre. el coronel Alberto Pinto, acusado de ser miembro del Grupo Colina, dijo que no era culpable de nada. Su cercanía a Montesinos y al grupo militar está probada.
La camaradería Montesinos-Pinto nació en la Escuela Militar de Chorrillos. Ambos son artilleros de promociones continuas: 1966 y 1967. En 1990 Montesinos introdujo al comandante Pinto en el núcleo de protección que cuidó del presidente electo Alberto Fujimori en el Círculo Militar. En Palacio de Gobierno, Pinto también integró un servicio montado por Montesinos para proteger a Fujimori.
En 1991 fue jefe de la Oficina de Coordinación del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) con despacho en Las Palmas, al lado del ex asesor. Y junto a Santiago Martín Rivas fue objeto de una felicitación especial del presidente Fujimori que le valió su ascenso. Con el grado de coronel fue nombrado jefe del SIE. En los nueve meses y una semana que duró su gestión se produjo el golpe del 5 de abril y los secuestros del periodista Gustavo Gorritti y del empresario Samuel Dyer. También la casi totalidad de eliminaciones extrajudiciales perpetradas por el grupo Colina, cuyos miembros pertenecían a su unidad.
Fue cesado del cargo intempestivamente el 7 de octubre de 1992 y destacado a una unidad remota en el departamento de Puno. Una vez más fue rescatado por Montesinos: lo promovió a agregado militar de Perú en Colombia. Ese es el militar que ahora dice que no sabe nada del grupo Colina.

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