sábado, 1 de septiembre de 2012

PROYECTO ES UNA AMENAZA A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.


 El premier Juan Jiménez Mayor se quejó de que ‘opinólogos’ y hasta la vicepresidenta criticaran su proyecto para penalizar el negacionismo de los delitos de terrorismo sin conocer el texto, pero una vez conocido este se ha confirmado que era justificada la sospecha de que su iniciativa puede ser bien intencionada pero es absolutamente desencaminada por el riesgo que implica para la libertad de opinión.
El proyecto propone cárcel de cuatro a ocho años al que públicamente apruebe, justifique, niegue o minimice los delitos cometidos por miembros de organizaciones terroristas, y establecidos en una sentencia judicial firme, cuando el contenido de sus expresiones menosprecie, hostilice u ofenda gravemente a un colectivo social; enaltezca al responsable del delito; propicie la violencia terrorista; y sirva como medio para adoctrinar con fines terroristas.
En adición a la amplia pluralidad de opiniones en contra de esta iniciativa debido, precisamente, al riesgo que significa para la libertad de expresión, pensamiento y opinión, ayer se difundió un comunicado del Ipys que expresa su desacuerdo con el proyecto de negacionismo.
Por si acaso, informo al lector que este columnista integra el consejo directivo de Ipys y está, por tanto, de acuerdo con el comunicado.
Este alerta de que el proyecto amenaza a la libertad de opinión y el derecho de análisis y crítica de un fallo judicial, pues el periodista que critique una sentencia por terrorismo podría terminar tras las rejas.
Bastará que un procurador, grupo de víctimas,  o un cuerpo militar, consideren a estas críticas como ofensa a un colectivo social, para activar la imputación por el delito de negacionismo que se propone.
Asimismo, el periodista que propale una entrevista a un miembro de una organización terrorista en las que este defienda o niegue sus delitos, sería denunciado como cómplice del delito de negacionismo, bajo la imputación de haber prestado dolosamente el medio para la difusión pública de tales expresiones.
La libertad de expresión alcanza, aunque pueda molestarnos a la mayoría, las opiniones que colisionan, incluso, con el estado de derecho.
No hay duda de que el gobierno del presidente Ollanta Humala está respetando la libertad de expresión, pero, de vez en cuando, reacciona con iniciativas contra esta ante algún problema aunque luego, ante la crítica, ha retrocedido.
Es lo que ahora debe hacer el gobierno antes de que el Congreso le rechace su bien intencionado pero muy mal encaminado proyecto.
Me disculparán sus autores, pero este proyecto de ley es un mamarracho propio de una autocracia.

LO NEGATIVO DEL NEGACIONISMO
 El primer efecto de la propuestas ley sobre negacionismo será –si es que llega a ser aprobado- el de dar por zanjado el debate sobre la interpretación de los años de la violencia, cuando a todas luces el Perú continúa profundamente dividido en este punto. Querría decir que el “terrorismo”, ha sido definido de una sola manera, a pesar de que sobre la mesa estén aún conceptos como guerra y conflicto armado interno, que unos suscriben y otros niegan rotundamente; guerra política; terror gratuito; violencia demencial; etc. ¿Con cuál nos quedamos?, ¿cuáles de estas “minimizan” lo que sucedió, de acuerdo al tenor del proyecto de Jiménez Mayor, y cuál es la que tenemos que emplear para no salirnos de los marcos de la nueva legalidad?
 ¿Se imagina alguien a Rafael Rey de ministro de interior o de defensa (ya lo fue) y a la Chichi de secretaria de prensa de Palacio, teniendo entre sus opciones la ley del negacionismo?, ¿cómo será una discusión con el propio Jiménez sobre las ejecuciones extrajudiciales durante la operación Chavín de Huántar que el actual ministro se ha empeñado en escamotear?, ¿quién es el negacionista aquí: el que dice que hubo graves delitos contra los derechos humanos durante la represión (como los hay frente a los conflictos sociales), pero por decir eso “minimiza” la crueldad de los secuestradores frente al heroísmo de los rescatadores; o los que construyen una verdad oficial al servicio de los intereses del poder pero distante de lo que realmente sucedió?
 Pero hay más sobre negacionismo. Y está en la pregunta sobre donde está el riesgo de nueva violencia en el Perú.  Tal como parece entenderlo el gobierno y el jurisconsulto que hace las veces de primer ministro, el riesgo está en que los que salen de prisión después de largas y duras condenas se decidan a hacer política legal, o en que se reinserten en diversas opciones de trabajo desde donde pueden ser peligrosos, o finalmente que sigan pensando en que de alguna manera se “justifica” la rebelión de la que formaron parte. La idea de todas estas negaciones ha sido siempre la de mantener expulsados del sistema precisamente a quiénes lo atacaron desde fuera y de llenar de vituperios a los que aparentemente se muestran “blandos” en sobre-penalizar un tipo de delitos, como no se hace con otros, especialmente a los que ocurrieron en el mismo proceso bajo el amparo del Estado y que se presentan como distintos por el lado desde el cual se cometieron y no por la crueldad y absurdo que se invoca para la subversión armada.
 Hace años que se inventan medidas para retirar beneficios carcelarios y dificultar la salida de prisioneros con carcelería cumplida, impedir inscripciones electorales de movimientos vinculados a las organizaciones terroristas, prohibir contrataciones de sentenciados y despedir a los que hacen declaraciones conciliadoras con la violencia, perseguir publicaciones, etc. Y lo más curioso es que casi todas se arman al paso para cubrir las vergüenzas por no haber previsto lo que podían hacer los que de todas maneras iban a salir de la prisión. Así llegamos al negacionismo, que seguramente nos dejará tranquilos porque nadie podrá hablar diferente sobre el pasado de la violencia.
 Pero sobre el futuro, que tan bien se ha graficado en la masiva huelga de los maestros, y en las nuevas desigualdades y frustraciones alimentadas en estos años, ¿quién está pensando y elaborando las verdaderas respuestas?   

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA DICTADURA DERROTADA AGONIZA CON FALSIFICACIONES, TERRORISMO DE ESTADO Y OPOSICIÓN FUNCIONAL PARA DESMOVILIZAR AL PUEBLO DE VENEZUELA

El pueblo, liderado por María Corina Machado y representado por Edmundo González Urrutia, tiene como armas la razón, las pruebas de una vic...