Raúl Wiener
Parece que ahora la diferencia
entre las distintas variantes del pragmatismo de la política peruana está en la
que dice que la actual primera dama debe someterse a una reforma legal de la
ley electoral para postular el 2016, lo que induciría a un compromiso del
nacionalismo con los fujimoristas para tener los votos parlamentarios
necesarios para la modificación del sistema legal, y la que está encontrando la
esperanza de evitarse esa alianza indeseable en las declaraciones de
autoridades electorales y constitucionales que han venido adelantando opinión
para decir que la señora Nadine está apta para su postulación con el sólo texto
de la Constitución.
Lo que falta en esta polémica es saber lo que
expresa esta candidatura superadelantada luego que el marido de la doña
representó por seis años el reclamo del cambio de los pobres y de los pueblos
del interior del país para concluir en el presidente que se jacta de haber
desmentido a los que desconfiaron de él en economía y poco lo interesa lo que
pasó con los que le dieron su confianza durante dos elecciones y quedaron varados
por el camino. Sea cierto o no, el viraje automático de Ollanta de la izquierda
a la derecha, en nombre del pragmatismo, es achacado a la influencia de su
esposa. Entonces se podría decir que el camino que se está abriendo para el
2016 es el del continuismo del continuismo, es decir lo mismo que estamos
viviendo. Y eso, ¿a quién le interesa?
Puede ser cierto que el tema
del indulto esté atravesando esta discusión y exista la sospecha de que las
relaciones entre Gana Perú y Fuerza 2011 estén condicionadas a la posibilidad
de un trueque entre la libertad y suelta en plaza de Fujimori y el allanamiento
legal para que Nadine sea candidata ya que el ollantismo no tiene a nadie más
para esa función. Pragmatismo al grado sumo, que se quiere responder con una fórmula
seudoconstitucional que peca de la misma raíz ideológica. Lo que no se ve es
que Gana Perú no da para un acuerdo en bloque con los que fueron sus
principales adversarios en el 2011 y que como sucedió en la votación para la
sanción a Javier Diez Canseco un paso más a la derecha de los que ya se han
dado conduce a la fractura, así que la mayoría nacionalismo-fujimorismo para
cosas fundamentales es casi un imposible político al que se está dando casi por
un hecho.
Algunos parecen haber leído en las declaraciones
de Vargas Llosa una advertencia al gobierno, lo que a su vez hace pensar que
estaría muy maduro el pacto más vergonzoso de la más reciente historia política
peruana. Lo que tal vez explique algo del nadinismo gratuito de estos días.
Pero el tema de la postulación de la primera dama no tiene mucho que ver con la
Constitución fujimorista de 1993 y la ley fujimorista de 1995, sino con lo que
está pasando a significar el proyecto de Ollanta desde que rompió sus amarres
con los sectores populares y se alejó del bloque de gobiernos progresistas de
América Latina. Ahora, bien podríamos anticipar una candidatura con el respaldo
de la CONFIEP y la Sociedad de Minería, de los grandes proyectos de inversión y
la tecnocracia que ha copado las principales posiciones de gobierno. Si de eso
se trata no me pidan que me ocupe de si se consigue de esta u otra manera. La
lucha contra el indulto debe estar libre de maniobras, para que los tramposos
queden en un solo lado, que es lo único que puede permitir limpiar la política
de la cochinada que ha venido acumulando desde que Alberto Fujimori se hizo del
poder.
¿Traiciones del gobierno ...?
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