Merkel, evidentemente no es
una nazi, revela, eso sí, un parentesco con el sionismo extremista de derecha,
tiene esa indiferencia calculadora, cruel, frente a los problemas de la
humanidad, Grecia puede testimoniar, en otras palabras es un rezago abandonado
del hitlerismo.
Es un remanente perverso.
Un esqueleto resecado por el tiempo,
pero bien acicalado que puede pasar por contemporáneo. Eso expresa su
manifiesta declaración a favor de Netanyahu, uno de los extremistas más
empobrecidos espiritualmente que ha emergido en un Israel que se bate en el
terreno pantanoso del crimen legalizado por la fuerza del poder imperialista,
en contra del consenso humanista de los países del mundo civilizado. Dijo que
apoyaba a Israel en su lucha contra los palestinos, pero luego en la reunión de
la ONU, para fabricarse una imagen de neutralidad y de buena gente, piadosa, se
abstuvo de votar. ¿Quién razonablemente
pudo hacerlo después de haber prometido su apoyo al gobierno israelí?
Sólo ella
porque tenía que comparecer ante la militancia del CDU, su partido político, y
efectivamente le dio resultados óptimos porque su militancia y probablemente la
inmensa mayoría de los germanos le den el mismo respaldo en los próximos
comicios.
Junto con el patético Obama
quieren conducir a Israel hacia una pasión bárbara, a esa orgía de sangre y
terror, enfrentándolo contra el mundo civilizado. Y ella aparece en ese
escenario tormentoso como un acicate que lo empuja al despeñadero de la
violencia. “Israel tiene el derecho de defenderse”, afirmó cuando desató su
furia arrasando incluso con niños. Cuando Palestina está parcialmente
destruida, al borde de la extinción por la acción genocida imperialista, tan es
así que la aceptación como Estado Observador parece como la concesión de un
último deseo para el moribundo que ellos mismos han extenuado hasta el límite
soportable, humanamente.
Obama sonríe
cachaciento y aplaude como Mefistófeles en la cima del poder.
Quiere castigar
al mundo con un profundo dolor pero sin que nadie sepa de dónde proviene el
dolor o quien es el que lo produce, que únicamente se entienda como castigo. Es
el estilo malvado de los imperialistas. Usan el terror, pero acusan a otros del
origen y el acometimiento del terrorismo en todas sus modalidades. La base de
todo esto es el poder, desde adentro o desde fuera del territorio, pero siempre
como expresión de la máxima concentración del poder terrenal o “divino”, de una
divinidad inventada por ellos, para su propio beneficio. Su dios sólo tiene
valor divino si garantiza todo su respaldo a la acción colonialista,
depredadora y criminal del imperialismo.
Este dios es usado sólo como garantía
de impunidad.
Rajoy dijo, con el lenguaje
artero de siempre, condicionado y amenazante a la vez, que votaría a favor de
Palestina, pero que Palestina nunca debería concurrir a la Corte Penal
Internacional (CPI) a denunciar a los judíos. Es decir que así Israel cometa
genocidio contra el pueblo de Palestina (como que lo hace) el gobierno
palestino debe abstenerse de hacer tal denuncia en la CPI. Es o no inhumana
esta condición, además coacta la libertad de buscar la justicia contra el abuso
y la prepotencia. Pero ahora aparentemente se ha humanizado, también está en
contra de la construcción masiva de viviendas en Cisjordania, igual que Merkel,
el variopinto Hollande, el santón de la tríade que no tiene piedad del pueblo
de Grecia;
Rajoy, el inmaculado extremista de derecha, ¿Se han humanizado? ¿De pronto
han descubierto que estaban fuera del humanismo?
No, ha ocurrido que la gran
mayoría de países ha dicho basta de inmisericordia. Se quedaron aislados en el
mundo, Merkel se quedó sin su UE que se desbandó cual bandada de palomas y
gavilanes, desnudos en su peor desvergüenza, era una minoría absoluta, igual
ocurrió con la recusación mundial contra el cerco económico contra Cuba, pero
ocurre que en el caso palestino la vida de todo un pueblo está en peligro de
extinción, este es su corte dramático que lo distingue; ahora quieren recuperar
credibilidad, por eso se disfrazan de buenos cristianos y aparecen como
angelitos al lado de Magdalena conversa, pero sólo en apariencia ya verán como
luego se sacan las máscaras u muestran amenazantes sus armas poderosas y
desafiantes.
En el panorama salvaje de los
ataques de Israel, apareció la voz de un miembro del sionismo extremista de
derecha para orientar la opinión pública del pueblo de Israel. Fue Gilab
Sharon, hijo del ex ministro Ariel, habló como un hijo escogido de un dios
desconocido, de este modo: "Tenemos que aplanar los barrios enteros de Gaza.
Aplanar toda Gaza". Es decir destruir toda Gaza. ¿Qué clase de dios tiene
que puede llamar públicamente a la destrucción de gran parte del pueblo de
Palestina? Sólo un dios pagano o un loco en su peor delirio pueden generar
semejante pensamiento bárbaro. Sólo la cultura de los incivilizados puede
llegar a estos extremos, por encima de Pinochet y Videla. Pero estamos
convencidos que el pueblo de Israel no piensa igual, con ellos no es la
confrontación sino contra el imperialismo que usa a esta clase de líderes terroristas
para lograr el mantenimiento del poder mundial.
Mefistófeles desde las cumbres
borrascosas de la crisis económica, las guerras y las patrañas ríe, goza; sus
formas de terror, de mentiras y sus actos fraudulentos le están asegurando
dominio, pero no percibe que ese dominio es cada vez más endeble, que otros
espacios democráticos desnudan su farsa de democracia formal.
Salvador Mendoza Maquiavelo
T, 06-12-12
Quienes
tienen luz que alumbren y quienes estén en la oscuridad que salgan de ahí.
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