Claudia Cisneros |
Claudia Cisneros:
Periodista. Empezó su carrera en
los EE.UU. Fue jefe de mesa en WSCV-Channel 51 (Telemundo) y en WSVN-Channel 7
(Fox). En el Perú fue corresponsal de CNN y trabajó en varios canales.
Actualmente dirige un blog de divulgación científica y un programa de
entrevistas por internet.
Emilio Camacho
El despacho de la periodista
más enterada de tecnología y ciencia en el Perú no tiene un aspecto 2.0. Por el
contrario presume de un airecillo retro que llama la atención. Las ventanas de
las que está pendiente Claudia Cisneros no son las del sistema operativo que
usa su computadora sino tres pizarras acrílicas, colgadas en una pared, en las
que va apuntando sus actividades. En una están anotados los próximos posts de
Sophimanía, su blog de ciencia. En otra las entrevistas que hará para En
Voz Alta, el programa de
entrevistas políticas que dirige en Aweita.pe. Y un poquito más allá se pueden
leer los proyectos que tiene con su novio. Pero un mensaje adicional, escrito
por partes, con la letra apresurada de un niño, es el que más llama la
atención. “Ma' deja los aparatos”, dice aquella nota, escrita por su pequeña
hija, que le pide que deje el celular, la 'compu' y sus coordinaciones con los
jóvenes que marcharon contra la 'Ley Pulpín' para que pasen un momento juntas.
En medio de la vorágine política que ha vivido en los últimos días, Claudia no
ha podido despegarse de su rol principal, ese que no necesita de pizarras con
anotaciones, el de madre dedicada.
El 5 de junio de 2011 escribiste una columna en la que veías los
probables escenarios de la elección presidencial...
¿Y la achunté o no?
Hablabas de los dos escenarios en realidad. En un párrafo decías, te lo
voy a leer: "Si el 6 de junio el Presidente resulta ser Ollanta Humala
saltaré los 30 primeros segundos de alegría, porque el fujimorismo no se volvió
a inocular, pero los siguientes treinta segundos caeré sentada en el diván,
sumida en la incertidumbre". ¿En verdad pasó eso? ¿Diste saltos de alegría
cuando se conoció el resultado de la elección?
Sí, claro. Definitivamente. No
me arrepiento para nada de la campaña que hicimos para que no saliera el
fujimorismo. Porque, como bien se dijo en esa oportunidad, y hasta ahora lo
creo; el fujimorismo planteado por Keiko Fujimori es un continuismo del
fujimorismo de su padre. Quizá tenga algunas personas nuevas, pero también
importantes pesos pesados y oscuros que ya conocemos. Entonces, nuestra apuesta
era evitar a toda costa que esta forma de gobierno, que destruyó las
instituciones, volviera. Y también fui muy sincera cuando escribí lo de la incertidumbre.
Nosotros apoyamos a Humala porque éramos parte de una campaña anti Keiko, pero
creo que ninguno tenía claro hacia dónde iba a decantar este candidato.
¿Y cómo se pasa de la euforia discreta, por el resultado de la elección
del 2011, a la decepción en este 2015? Esta semana escribiste que Humala “es un
mandatario que no manda, un líder que no lidera, y un Presidente que no
preside”.
Bueno, cómo se pasa a eso...
es que tenemos a Humala de Presidente, así de simple. Mira, en una entrevista
que le hice a César Hildebrandt, esa es más o menos la misma pregunta retórica
que se hace César, cuando dice: "Qué brebaje hay que tomarse para pasar de
ser el caudillo de unos indignados a faldero de la Confiep". Eso traducido
quiere decir que Ollanta Humala prometió y prometía ser un Presidente que no
sucumbiría a las presiones y la hegemonía de este poder fáctico que es el
modelo neoliberal, pero no lo hizo. Y esto no viene de ahora, no se trata sólo
de lo que hizo con la Ley de Empleo Juvenil, esto viene de atrás. Viene de
Conga, lo de las AFP, el paquetazo medioambiental.
¿Y qué tanto conociste al Presidente en la campaña del 2011? ¿Llegaron
a conversar?
Creo que hubo una reunión
breve después del juramento que se dio en la Casona de San Marcos. Allí le di
la mano y lo saludé. Le dije: "No nos decepciones".
Es evidente que no te hizo caso.
Quizá nunca le importó mucho.
¿Y luego de eso no se vieron más? ¿No desarrollaste alguna amistad con
Nadine o con Ollanta?
No, si esa es la percepción
que se tiene, la percepción de que fuimos amigos, es errada. Nos hemos visto
después, sí, pero porque mi hijo estudia en el mismo colegio que una de sus
hijas. Mi hijo es cantante en el coro y su niña también participa en este
grupo. Por allí que nos hemos visto, con Humala y con Nadine, pero cada quien
en su espacio.
Volvamos a tu opinión actual del Presidente. El Humala de hoy hizo algo
que el candidato Humala hubiera condenado: impulsó un proyecto de ley que
recortaba los derechos laborales de los jóvenes. ¿Por qué crees que lo hizo?
¿Por incapacidad? ¿Por miedo a los intereses que estaban detrás de esa norma?
¿O porque nunca nos dimos cuenta de que no tenía ningún problema en cambiar el
mensaje con el que llegó al poder?
Yo creo que Humala es una
persona que no estuvo preparada para las complejidades de gobernar y liderar un
país. Creo que su gesta fue más de oportunismo que de bandera. Me queda claro
que nunca sintió como suya la bandera de la transformación y tampoco la
necesidad de equilibrar el sistema imperante con uno más justo. Es más, en el
2006, cuando estaba auspiciado por Hugo Chávez, tampoco creo que Humala fuera
chavista. Es que nadie puede cambiar tan pronto, tan dramáticamente. No puedes
ser chavista el 2006, lulista el 2010-2011 y líder y miembro honorario de la
Confiep el 2015. ¿Cuál de esos es Humala? Yo creo que ninguno. Él es un señor
que se fue acomodando a las necesidades de cada ocasión y a quienes en su
momento le eran útiles para llegar al poder.
Ahora, quiero entender un poco tu antifujimorismo, ¿tú eres crítica de
este grupo sólo por tu convicción de que hicieron un gobierno corrupto y
violador de derechos humanos o hay algo más, algo personal?
No, personal para nada. No
tengo nada personal, excepto, quizá, con alguna parlamentaria (Martha Chávez)
que tiene por hobby insultar y mentir, abierta y descaradamente, amparándose en
su inmunidad. Pero eso pasó después del gobierno de Fujimori. Eso vino por mi
activismo contra el fujimorismo. Y yo siento que este grupo es todo lo que un
gobierno no debería ser. El fujimorismo no solo gobernó robándole a la gente,
sino engañándola y manipulándola.
Entiendo tu argumento, sin embargo yo tengo una teoría sobre algo que
podría haber reforzado tu posición crítica contra el fujimorismo.
A ver...
Tus padres fallecieron de cáncer. Y Alberto Fujimori usó lo de su
supuesta enfermedad como un argumento político. Es más, creo que tú acompañabas
a tu padre en el Hospital Neoplásicas cuando Fujimori montó una farsa para
demostrar que estaba enfermo y que merecía el indulto humanitario...
Sí, te acuerdas muy bien. Pero
mi antifujimorismo viene de más atrás. Mi mamá murió el 2010 y mi papá en enero
del 2011. Pero para mí, claro, esto que me dices fue la constatación de que el
fujimorismo prefiere el engaño. Era la constatación de esta forma abominable
que ellos tienen de manipular a la gente con fines políticos. Para ellos el fin
justifica los medios. Es canalla que se usara eso. Afirmaban que Fujimori tenía
algo que no tenía.
¿Detestas a Alberto Fujimori? ¿Lo odias?
No, yo no podría decir que lo
odio. Quizá podría decir que desprecio al político que fue. Pero, no, aunque no
soy una persona religiosa, procuro no guardar ese tipo de sentimientos por
nadie.
¿Y cuánto te ha quitado a ti el cáncer Claudia? Se llevó a tus padres,
a uno de tus tíos más queridos, el tío Toño (el poeta Antonio Cisneros).
Sí, el cáncer desgraciadamente
corre bastante en mi familia. Mi madre falleció en agosto de 2010 y unos
cuantos meses después falleció mi padre. Lo de mi madre fue muy duro. Ella
estuvo batallando unos tres años, la luchó y extendió un poco su tiempo de
vida. Mi padre sí se fue rápido, en unos tres meses. Luego tengo varios tíos,
por parte de mi madre sobre todo, que también fallecieron por este mal, y entre
los que se conocen públicamente está el tío Toño.
Escribiste sobre él, decías que te enseñó a escuchar Tocata y Fuga de
Bach...
Sí (sonríe). Aunque nunca
tuvimos una relación muy cercana. Diría que lo gocé ya de grande, en alguno que
otro encuentro, pero siempre lo admiré, aunque no he leído toda su poesía. En
realidad no he leído mucha poesía en general, pero de él siempre admiré su
autenticidad, su originalidad, su chispa, su ser natural.
Cuando te despediste de él, en una columna, describías al cáncer de una
forma muy fuerte. Lo llamabas: "cáncer bastardo, inmisericorde, réprobo,
traidor y cobarde que te escondes tras el tejido bueno, te confundes entre las
células de la vida y las asesinas, te alimentas de ellas, antropófago, servil
del mal".
Asu (abre los ojos)... Sí. La
verdad es que hay muchas formas de tomarse la muerte, pero cuando toca a gente
a la que tú quieres, y a la que además tienes que ver padecer, eso es (piensa
unos segundos)... Es una enfermedad que hace que las personas se vean muy
disminuidas. El cuadro final de una persona enferma de cáncer es muy distinto
al de la persona original. Es bien duro aceptar todo ese sufrimiento.
Hablemos de tu activismo, ¿qué lleva a una periodista exitosa, a una
conductora de noticieros, reportera...
...(Se ríe) Define exitosa por
favor.
Bueno, es que yo pienso eso de ti. Pero, dime, ¿qué te convierte en una
activista que, de pronto, sale a marchar y a tragar los gases lacrimógenos que
lanza la policía?
Para empezar, el mismo hecho
de no estar en un medio grande en el que pueda expresar mis opiniones y tener
un poco más de incidencia. Yo creo que siempre fui una activista con mayor o
menor perfil, creo que incluso dentro de los medios hice un activismo en contra
del mal periodismo. Quizá esa fue una de las cosas que más ha incomodado a la
gente que ha trabajado conmigo. No sólo he cuestionado los contenidos sino las
formas: el amarillismo, la estridencia, la procacidad, cosas así.
Ahora, este no es un gran momento para los periodistas, la gente
desconfía mucho de nosotros. En un escenario como este, ¿cuánto puede aportar
un periodista-activista a una causa?
Es que mi activismo no viene
del periodismo sino de la ciudadanía. Lo que sí aprovecho es utilizar mis
contactos de periodista, de buena manera, para canalizar algunas de estas ideas
o protestas. Esa es una forma de contribuir, como ciudadana y periodista.
Ahora, mi activismo también se da a través de la divulgación de la ciencia, con
mi página web, por lo que no gano un sol. Son solo ganas de compartir.
¿Cuál fue el momento más complicado de las cinco marchas contra la Ley
Laboral Juvenil?
Creo que no dejó de ser
complicado nunca. Al comienzo fue muy desordenado. Habían muchas
organizaciones, colectivos, sindicatos, gremios. En la segunda marcha ya había
alguna articulación de esos grupos, y cada vez se fue afinando un poco más.
¿Nunca hubo un momento de riesgo contra tu seguridad?
Sí, pero incluso eso estaba
vinculado con la organización. Con una mejor estructura se formaron comisiones
de seguridad, de comunicación, ibas conociendo a todos. Podías identificar
infiltrados, (agentes) ternas.
¿Viste muchos infiltrados?
Yo sí vi algunos en la cuarta
marcha. Vi cuatro. Dos delante de mí, con sus casacas.
¿Los agentes gritaban consignas contra el gobierno?
Bueno, sí, lo que pasa es que
los tipos estaban mirando a otro lado, pero cuando se encontraron con mi
mirada, y estábamos a mitad de un lema, ellos empezaron a corear el lema
(sonríe).
¿Y cuánta es la distancia entre el activismo y los cargos públicos?
¿Qué te haría postular a un puesto público? ¿Te lo han ofrecido?
Por allí, alguna vez me han
hablado. Pero yo me siento cómoda desde el activismo. Te da una autonomía y una
independencia que entrando en política se pierde o disminuye mucho. En política
tienes que negociar, y negociar cosas con las que no estás de acuerdo.
Hablemos de cosas más felices, ¿qué empezó primero, tu fascinación por
la ciencia o por la filosofía?
Yo diría que siempre hubo una
fascinación por el conocimiento, que abarca las dos cosas de las que me estás
hablando. Pero, yo entré a la universidad, en el 2004, atraída por la
filosofía. Antes no había estudiado ninguna carrera porque cuando terminé el
colegio me fui a vivir fuera del país y mis padres no tenían la plata para pagar
una carrera. Apenas estudié un año de teoría musical y canto lírico y luego me
metí al periodismo, a trabajar, en los Estados Unidos. Ahora, el primer año de
estudios generales de letras, tomé un curso de cosmología que es la historia
del universo. Allí pasas por todo, el big bang, conceptos de astronomía, hasta
mecánica cuántica. Para mí hubo un antes y después de ese curso. Me dio una
visión, no solamente de lo que hasta ahora se postula como explicación de la
creación de la existencia, sino de las fuerzas físicas que están detrás del
universo.
¿Te volviste seguidora de Carl Sagan?
Oye sí, yo ya lo había visto
de más chica. Mi padre nos enseñaba Cosmos, la serie, pero obviamente me
comencé a meter mucho más. La cosmología te da una visión extraordinaria que te
ubica como ser humano dentro de la existencia. Creo que allí empezó a
materializarse mi activismo por la divulgación científica.
¿Y esta cosa tuya de tratar de entender racionalmente las cosas te ha
puesto en curso de colisión con personas muy religiosas, que se explican los
fenómenos de otra manera, usando el concepto de Dios?
Ciertamente mi vínculo con la
religión lo perdí al salir del colegio.
¿Pero cómo así? Tú estudiaste en un colegio de monjas.
Sí, era un colegio católico. Y
creo que precisamente por eso me alejé. Veía demasiada propaganda y poca
reflexión, poca sustancia, mucha repetición de mantras. Me acuerdo que a los 10
o 12 años le pregunté a una monja qué hubo antes del día uno de la creación, la
monja me respondió que no debía preguntar ese tipo de cosas y tampoco
pensarlas, porque podía volverme loca.
¿En serio te dijo eso?
Sí. Y eso me fue haciendo
sospechar de lo que nos enseñaban. Ya en la media comencé a hacer otras
preguntas. Pero a las monjas no les interesaba debatir. Y supongo que tampoco
podían debatir. Cómo conciliar con la realidad una fe basada en fantasías.
¿Y en general te llevas mal con la gente religiosa? Alguna vez has
dicho: "La religión extirpa todo pensamiento crítico".
Sí, yo creo eso. Pero también
respeto que para algunas personas la religión puede ser útil, terapéutica, un
referente de vida, de valores morales, siempre que realmente los practiquen.
Pero, de acuerdo, también pienso que te anula el pensamiento crítico, porque se
trata de repetir verdades incuestionables. Tú no puedes cuestionar nada.
Yo te mencionaba a Sagan hace un momento, y él era un escéptico para
todo, pero no se atrevía a llamarse ateo porque decía que los ateos eran
personas que tenían la certeza de la no existencia de Dios, ¿tú estás en esa
misma ruta?
Sí. No soy dueña de la verdad.
Ni quisiera que se me vea así. Y si mañana o pasado aparece acá un Dios bajado
del cielo, si se dan los hechos de esa manera, lo aceptaré. Pero mientras lo
que existan sean fábulas y narraciones bien intencionadas, pues seguiré como
hasta ahora.
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