GRAN FRUSTRACIÓN CON CONTINUISMO LIBERAL |
Alejandra Dinegro M.
¡Nos traicionó! Es la frase
que más suena en el sur del país. Ollanta Humala fue hijo del “Andahuaylazo”,
de “Madre Mía”, de “Locumba”, donde su mensaje radical caló hondo en la
población que venía de soportar los últimos tres regímenes más entreguistas y corruptos
que la historia notifica: García-Toledo-Fujimori. Ollanta llenaba plazas
enteras que coreaban su nombre y sobretodo que veían en él al caudillo que
pondría orden y que defendería sus tierras y recursos, como su vida misma. Nos
engañó a todos.
Sabemos qué ocurrió después.
Cuando asume la Presidencia, Ollanta olvidó el Plan de la Gran Transformación.
Dio vuelta a la página con la Hoja de Ruta, pero igual lo desechó. Entonces fue
así como se convirtió en el Gerente de la CONFIEP y dejó de ser el Presidente
del Perú. Se convirtió, en un cómplice más de este sistema económico
neoliberal, impuesto a patadas y a balas.
El nuevo contrato social que
ofertaba Ollanta en el 2011, a través del Plan de la Gran Transformación, lo
cambió por uno de la Gran Frustración, ese es su verdadero nombre. La toma de
carreteras, Tía María, Pichanaki, las jornadas de lucha de los trabajadores,
Conga, la derogada “ley pulpín”, la huelga de los mineros, los intercambios de
pedradas mortales y su intento de militar el sur del país; es la expresión
clara de esa inmensa frustración que ha provocado su gestión.
Su gestión representa el gran
fraude político que cree empecinadamente que la cartera de programas sociales
que ofrece, soluciona problemas cruciales para las mujeres, niños, ancianos,
etc. Esos programas solo son un premio consuelo, una limosna que solo sirve
para que los huéspedes de Palacio se calmen entre cuatro paredes, pero cierran
los ojos cuando se topan con la realidad.
¿Cómo es posible, que el Presidente
de este país, evada su capacidad de gobernar, ante una o cualquier empresa
transnacional?, ¿cómo es posible que el Presidente de este país no sea capaz de
apostar por una mejor calidad educativa?, ¿Cómo es posible que el Presidente de
este país, se atreva a negarle la capacidad de decidir a una mujer violada,
cuando en su momento no supo protegerla?, ¿cómo es posible, que el Presidente
de este país, se quede sentado mientras intentan privatizar el agua, la luz,
Petroperú, la salud, la educación?, Pues sí, sí es posible, porque Ollanta
Humala, no solo es culpable de que este modelo neoliberal continué, sino de que
se agudizara, que empeorará y que sean los propios peruanos los que asuman los
altos costos que significa tenerlo sentado en la silla de Pizarro.
Gobernó todo el tiempo, mano a
mano, con quienes lo calificaron de “terrorista”, “chavista”, “rojo radical”.
Gobernó todo el tiempo con la derecha: el sector más conservador y lobista.
Gobernó con el verdadero terrorismo de Estado. Gobernó para alcanzar y
sobrepasar el entreguismo de los tres presidentes que lo anteceden.
Los errores se pagan. Y todos
los problemas y conflictos que enfrenta hoy Ollanta Humala, son obras de él
mismo. Pero no todo está perdido. En un escenario pre-electoral, esa gran
frustración que vive Arequipa, Cusco, Cajamarca, Junín, Puno, Huancavelica,
Tacna, Madre de Dios, Huánuco, y muchos más; se verá reflejada en las
elecciones 2016. El pueblo aún apuesta por el cambio, por uno verdadero. La
gente sabe olfatear a un buen candidato de cara a todos y todas, pero hay que
encaminar esa frustración hacia una buena elección. Y para ello es necesario
que las fuerzas progresistas dejen de ver sus ombligos y trabajen en una
verdadera unidad: un programa, un candidato/a con consenso y una estrategia que
permita marcar frontera con la derecha. La derecha seguirá apostando por su
modelo. ¿Y nosotros/as?
Esa gran frustración, no debe
caer en el revanchismo, debe dirigirse a empoderar los movimientos zonales,
locales, regionales, de mujeres, sindicales, estudiantiles, etc., etc. Es la
hora de escribir otra historia.
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