Los peruanos estamos
recibiendo señales excepcionales de desgobierno y de sometimiento del régimen
de Ollanta Humala a poderes fácticos. Abusivo y represor contra pueblos y
comunidades que resisten la agresión y el contubernio oficial con empresas prepotentes destructoras del
medioambiente, pero pusilánime y obsecuente con esas empresas transnacionales
que sienten que tienen en el “gobierno peruano” a un atento y seguro servidor.
Mientras ello sucede, siguen muriendo compatriotas en Islay, Arequipa, ante el
empecinamiento gubernamental en un proyecto minero denominado Tía María que ya
es inviable social y políticamente. Como llegaron a ser inviables el proyecto
Conga en Cajamarca y el de Bagua en Amazonas. Los gobiernos de Humala y García
no aprendieron nada.
Por otro lado, dentro del
gobierno funcionarios dogmáticos y extremistas que defienden intereses
poderosos de grupos transnacionales con pleno conocimiento de Humala, pretenden
privatizar, a toda costa, una de las pocas empresas públicas más importantes
que nos quedan: Petroperú.
Esto sucede mientras la
corrupción instalada en el Estado desde hace años no ceja y, por el contrario,
parece consolidarse. La seguridad ciudadana está seriamente amenazada y
agredida ya por la delincuencia común y el crimen organizado (notoriamente el narcotráfico),
que necesitan, precisamente, de un Estado y de políticos corruptos para
avanzar. Como consecuencia de ello, las bandas de sicarios y narcotraficantes
siguen tomando paulatinamente el control de sectores claves del Estado en una
pesadilla colectiva que empezó visiblemente durante el régimen de Alberto
Fujimori, tuvo una ligera merma durante el primer año de Toledo para empezar a
recuperarse en ese mismo régimen, y se ha intensificado, “perfeccionándose” en
algunos casos, bajo el gobierno anterior
(excarcelando ilícitamente a narcotraficantes) y el actual.
El Frente Amplio hacia el 2016
El Perú necesita con urgencia
un cambio sustantivo - en democracia y con energía - en el rumbo de desastre al
que lo están llevando conjuntamente la corrupción política, el crimen
organizado y el narcotráfico. Estructuras perniciosas e instituciones
descompuestas deben ser cambiadas
drásticamente, sin violencia traumática pero con decisión sustentada en ideas y
claridad de objetivos, y en un proyecto nacional integral. Pues bajo estas
condiciones de oprobio e ignominia en que se encuentra nuestra nación, no es
posible esperar políticas de justicia social de pan y libertad, de desarrollo
humano y mejora real de los niveles y
calidad de la salud y educación de los peruanos. O de desarrollo sostenible.
Bajo gobiernos como el actual o los anteriores, que siguen servilmente el
libreto ultraneoliberal, no es posible
neutralizar la voracidad de un Estado que arremete contra las pequeñas y
medianas empresas con un sistema tributario abusivo e injusto mientras estimula
y protege la codicia de entidades bancarias que esquilman a los ciudadanos con
tasas de interés de usura muy por encima del promedio regional latinoamericano,
e inclusive de las existentes en los Estados Unidos y Canadá.
No habrá relanzamiento de la
economía sin una justiciera reforma tributaria en beneficio de los micro y
pequeños empresarios e industriales peruanos.
Por ello, el Frente Único del
Pueblo, seguidores del pensamiento y del poderoso mensaje ético de Víctor Raúl
Haya de la Torre, viene coadyuvando en la construcción del Frente Amplio con
miras a las elecciones generales del 2016 (un gran Frente Amplio democrático,
nacional y progresista que incluya a la inmensa mayoría de peruanos y
peruanas). Estamos en este gran esfuerzo democrático con un número importante de organizaciones
políticas, entre ellas, Tierra y Libertad, Movimiento Sembrando, Dignidad y
Democracia, Mov. Por la Gran Transformación, Pueblo Unido, y otras organizaciones
como las de los jóvenes que derrotaron el intento reaccionario contra la
dignidad de los trabajadores y de recortar, aún más, los derechos laborales a
través de la fracasada “ley Pulpín”. Las organizaciones sociales así como
gremios, sindicatos y federaciones han de unirse en este gran esfuerzo
nacional.
Tenemos la convicción que con
Marco Arana, Verónica Mendoza, Pedro Francke, Jorge Rimarachín y muchos otros
peruanos honestos podemos constituir, en conjunción con las clases medias, con
nuestros compatriotas quechuas y aymaras y nuestros pueblos originarios de la
Amazonía una alternativa nacional de gobierno serio, expresión auténtica de la
soberanía popular y de nuestra dignidad nacional.
Lima, 25 de mayo, 2015https://herbertmujicarojas.lamula.pe/2015/05/25/construyendo-el-frente-amplio-hacia-el-2016/herbertmujicarojas/
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