La doble moral de Aldo |
Para
fugar de la investigación sobre el cúmulo de delitos económicos cometidos en su
segunda administración (los de la primera“prescribieron” y no fueron juzgados),
AGP ha sacado de debajo de la manga la carta de que lo que él reclama es un
debido proceso como figura en la demanda que Javier Diez Canseco presentó en
vida contra la Resolución de Suspensión por 90 días de la Comisión de Ética
aprobada por el Congreso.
Para
hacer esta afirmación ha obviado que su compañero y escudero, Mauricio Mulder
no sólo fue uno de los autores de la artera acusación contra JDC, sino que fue
el más estridente en la resistencia a acatar los fallos del Quinto Juzgado que
anulaban la sanción y ordenaban dejarla inmediatamente sin efecto. En una
expresión típica de su estilo de chacra calificó de “payaso”al juez que otorga
el amparo. Escopeta de dos cañones disparando en opuestas direcciones.
Pero
ahora ocurre que el originador del venenoso proceso sobre las acciones de
inversión, el responsable de las carátulas difamatorias que jamás se le
ocurriría usar para corruptos emblemáticos como Fujimori y García, el que
todavía sigue escribiendo que la sanción a Javier debió ser de 120 días, el que
ve rojo todo lo que no le gusta, pretende que Alan sí tiene razón en quejarse
contra que lo investiguen y que los amigos de Diez Canseco son unos conchudos
por haber saludado el amparo del juez en un caso, y no querer que el mismo
método proceda para el expresidente con el que tomaba lonche en Palacio. ¿no
les parece que el adjetivo le rebota en la cabeza?
Pero
Aldo M y Alan G, se equivocan no sólo en las formas, sino en el asunto de
fondo. El recurso de JDC era contra una sanción expresada en un Informe de la
llamada Comisión de Ética, después de una individualización de
responsabilidades. El de AGP va contra una investigación no concluida, que no
le ha hecho cargos, pero que ha sacado a luz temas donde todos ven que se le
viene la noche. Alan está queriendo evitar ser denunciado y para gozar de este
privilegio invoca su condición monárquica de exjefe de Estado. Nada más.
Pretende que los jueces digan que lo investigado hasta ahora sobre
narcoindultos y narcoconmutaciones, decretos de urgencia, BTR, Petroaudios,
etc., no vale, porque no le dieron las preguntas que le iban a hacer y por eso
dio las respuestas de las que hoy está arrepentido: consultaba con Dios,
Chinguel era un hombre probo, sólo liberé paqueteros, etc.
Entretanto
M se presta al juego de “pobrecito Alan”, como antes estuvo en el del
“enfermito Fujimori”, y así habla de conchudos, porque él, claro, detesta a los
rojos desde chiquito, cuando no entendía los libros de su abuelito.
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