miércoles, 7 de agosto de 2013

FUJIMORI MANEJABA DINERO EN EFECTIVO, POR ESO NO TIENE CUENTAS BANCARIAS


PLATA AL CASH. El presidente Alberto Fujimori en Piura, en 1993, repartiendo dólares en efectivo: testigos revelan que guardaba millones contantes y sonantes en Palacio de Gobierno.
TESTIMONIOS DE ALTO VALOR.
Declaraciones de Susana Higuchi, Keiko Fujimori, dos ex ministros y de un ex viceministro ante las autoridades judiciales confirman que el ex jefe del Estado disponía de millones de dólares en efectivo en Palacio de Gobierno, lo que explica que movilizaba fondos al margen del sistema financiero.
Ángel Páez
El misterio de por qué no existen cuentas bancarias a nombre de Alberto Fujimori está resuelto.
En lugar de recurrir al sistema financiero, el ex presidente acopiaba dinero en efectivo de origen incierto en Palacio de Gobierno, donde lo entregaba a otras personas para financiar actividades de su conveniencia, y eventualmente para que lo depositen en cuentas a nombre de otros, entre familiares y miembros de su entorno más íntimo.
El Ministerio Público y la Procuraduría Anticorrupción han recabado testimonios de ex ministros y ex funcionarios del régimen fujimorista, así como de la ex esposa de Fujimori, Susana Higuchi Miyagawa, y de su hija Keiko Fujimori Higuchi, que acreditan que el ex jefe de Estado disponía de fajos de dólares en la sede del Ejecutivo, en la Plaza de Armas.
Algunos testigos incluso precisan que Fujimori trajinaba el dinero en maletas y en cajas de cartón.
Los testimonios coinciden con el informe de la compañía de investigación Kroll, que contrató el Ministerio de Justicia en el 2005. Luego de una búsqueda por diferentes partes del mundo, Kroll concluyó que no detectó cuentas a nombre de Fujimori, pero advirtió que era altamente probable que lo ocultara con la identidad de otras personas, en parte entre los miembros de su familia.
Entre las declaraciones más importantes que han encontrado las autoridades anticorrupción que buscan determinar dónde se encuentra el dinero que Fujimori ocultaba en Palacio de Gobierno, está la de su ex esposa, Susana Higuchi.
PALABRAS PRECISAS
El 23 de abril del 2001, Higuchi declaró ante la fiscal Luz Ibáñez Carranza que en diciembre de 1993, junto a sus hijas Keiko y Sachie, abrió una caja fuerte en Palacio de Gobierno donde halló fajos de billetes.
"Encontré la suma de 100 mil dólares dentro de una bolsa grande de plástico que aparentemente habría contenido 500 mil dólares, porque había huellas de los fajos de billetes de 100 mil dólares", dijo, según copia de la testimonial que obtuvo La República.
Hubo otra ocasión en la que Higuchi vio más dinero en efectivo.
"En 1994, cuando me disponía a abandonar Palacio de Gobierno (...), el investigado (Alberto Fujimori) me llamó al comedor de la residencia de Palacio de Gobierno y mandó a unos soldados traer unas cajas de leche Gloria. Las trajeron hasta sumar un aproximado de 100 cajas (…). Pude calcular a simple vista que en el interior contenía aproximadamente un millón de dólares cada caja (...)", precisó Susana Higuchi.
Dos años después, el 12 de mayo del 2003, la ex primera dama ratificó lo que manifestó ante el vocal supremo José Luis Lecaros.
“En 1994, comuniqué a Fujimori la intención de abandonar Palacio de Gobierno y separarme de él, ya que la declarante (Higuchi) se dio cuenta de que existían manejos no muy claros y extraños. A raíz de ello, Fujimori le ofreció muchas cosas para que no abandone Palacio de Gobierno. Y que el último recurso de Fujimori fue mostrarle un gran número de cajas de cartón de mediano porte, que previamente hizo subir con unos soldados a su despacho.
Abriendo una de ellas, sacó una bolsa de plástico grueso transparente que contenía una gran cantidad de billetes en moneda americana, que ascendía a medio millón de dólares. El propio Fujimori dijo que todas las cajas de cartón contenían dinero por un total de 100 millones de dólares (…)”, expresó la justicia.
LA PROPIA CANDIDATA
Varios testigos corroboran lo manifestado por Susana Higuchi, por lo que sus afirmaciones no son aisladas, anecdóticas o inventadas. Fujimori trajinaba dinero en efectivo en Palacio de Gobierno.
El 10 de enero del 2001, Keiko Fujimori Higuchi, interrogada por los congresistas que formaban parte de la comisión investigadora que presidía David Waisman Rjavinsthi, confirmó que su padre manejaba dinero en efectivo en Palacio de Gobierno. Le constaba porque cada vez que requería de fondos para pagar la Universidad de Boston, donde estudiaba, se dirigía a la sede del Ejecutivo, donde su progenitor le proporcionaba en efectivo los caudales, no solo para sus clases sino también para los estudios de sus hermanos.
“El dinero para las universidades me lo daba mi padre en mis manos. La universidad estatal en esos momentos costaba alrededor de 5 mil dólares el ciclo entero, incluyendo gastos de habitación y comida, más o menos. En el caso de Boston University, puede ser que, incluyendo gastos de comida y alimentación, (gastaba) más o menos 13 mil o 14 mil dólares el ciclo entero. Como vuelvo a repetir, el dinero me lo entregaba mi padre”, explicó Keiko Fujimori a los congresistas.
El 29 de mayo del 2001, Keiko Fujimori ratificó ante la fiscal suprema Gladys Echaíz Ramos que su padre le agenciaba dinero en efectivo para pagar sus estudios y los de sus tres hermanos, Hiro, Sachie y Kenji.
“El pago de la universidad (de Boston) y de sus gastos de mantenimiento los solventó su padre, quien le entrega en efectivo cada vez que la declarante venía al Perú, en sumas que nunca pasaban de US$ 10 mil (...). La declarante (Keiko Fujimori) venía al Perú casi mensualmente, dependiendo de las actividades que tenía como primera dama. Cuando no ejerció este cargo, y no venía al Perú, su padre le entrega el dinero (US$ 10 mil) al inicio del ciclo”.
El dinero lo recogía en Palacio de Gobierno. Incluso las rendiciones de cuenta de la Universidad de Boston a nombre de Keiko Fujimori llegaban con la dirección de la sede del Ejecutivo, en la Plaza de Armas.
ACARREABA MALETAS
De todas las declaraciones obtenidas por las autoridades del Ministerio Público y de la Procuraduría Anticorrupción que rastrean información sobre el destino de los fondos de los que se apropió Fujimori, probablemente tienen mayor trascendencia las que ofrecieron a la justicia el ex ministro de Defensa general EP (r ) Carlos Bergamino Cruz; el ex ministro de Economía Carlos Boloña Behr; y el ex viceministro de Hacienda Alfredo Jalilie Awapara.
Los tres fueron testigos de cómo Alberto Fujimori y su cuñado el ex embajador en Japón Víctor Aritomi Shinto trasladaban 15 millones de dólares en efectivo en cuatro maletas en las instalaciones de Palacio de Gobierno.
Como está acreditado judicialmente, Fujimori usó 15 millones de dólares del presupuesto del Ministerio de Defensa para pagarle un soborno a Vladimiro Montesinos, el 15 de septiembre del 2000. El ex asesor de inteligencia reclamó dicho dinero a cambio de exiliarse en Panamá.
Pocas semanas después, el dos de noviembre del 2000, Fujimori convocó al entonces ministro de Defensa, el general Bergamino, para devolverle los 15 millones de dólares y los repusiera al presupuesto como si nada hubiera ocurrido. Concurrieron a Palacio de Gobierno, además de Bergamino, Boloña y Jalilie. Lo que vieron ratifica que el ex presidente acumulaba millones de dólares en el lugar desde donde gobernaba.
PESABA MUCHO
Lo que dijo Bergamino: “La noche del dos de noviembre del 2000, en presencia de los señores Boloña y Jalilie, en la residencia de Palacio de Gobierno, me convocó el presidente Fujimori. Al recibir el dinero de parte de Fujimori, mi sorpresa fue grande (…). El dinero me fue devuelto en cuatro maletas, tres de la cuales, según el presidente, contenían cuatro millones de dólares cada una y la cuarta contenía tres millones. Textualmente el presidente me dijo: ‘Acá están sus 15 millones. Estas tres maletas contienen cuatro millones de dólares cada una y esta otra contiene tres millones’, procediendo a abrir esta última maleta en presencia de los señores Boloña y Jalilie. En vista de que en esta última (maleta) quedaba un espacio vacío, el presidente tomó unos álbumes a fin de que el contenido quedara apretado”.
Lo que dijo Boloña: “Una vez que el señor Bergamino llegó a la residencia (de Palacio de Gobierno) y se le dan las instrucciones, el señor (Alberto) Fujimori saca unas maletas que señaló contenían el dinero para la reversión (los 15 millones de dólares) y que fueron entregadas a Bergamino (…)”.
Lo que dijo Jalilie: “Llegó el general Bergamino y en ese momento el presidente (Fujimori) se retiró con el general. Yo me fui a buscar un baño. El ministro Boloña se quedó con Fujimori y Bergamino. Cuando yo regresé del baño, en ese momento el presidente y el general Bergamino estaban empujando cuatro maletas y yo (les) ayudé a empujar hasta un ascensor conjuntamente con el ministro Boloña”.
Pero hay algo más. Bergamino, Boloña y Jalilie coinciden en que en el mismo lugar se encontraba Víctor Aritomi, lo que podría indicar que era el que había llevado las cuatro maletas a Palacio de Gobierno. Aritomi se niega a declarar. Adoptó la ciudadanía japonesa y ha renunciado a regresar al Perú. Por algo será.      
El Informe Kroll no niega nada
Los defensores de Alberto Fujimori alegan que el ex jefe del Estado no cometió los delitos de enriquecimiento ilícito ni de desvío de fondos públicos porque jamás se ha demostrado la existencia de cuentas bancarias donde ocultaría los caudales mal habidos.
Para sustentar dicha posición, los fujimoristas recurren al Informe Kroll, que indica que luego de una indagación en varios países, no halló cuentas a nombre de Fujimori.
Pero resulta que el mismo Informe Kroll, basándose en la forma en la que Fujimori disponía de los fondos, sugiere que el dinero estaría a nombre de empresas o sociedades de fachada manejadas por personas que forman parte de la red de familiares y allegados íntimos del ex presidente.
Por coincidencia, los sospechosos de esconder el dinero de Fujimori, su hermana Rosa Fujimori, su cuñado Víctor Aritomi y su íntimo amigo Augusto Miyagusuku Miagui, se encuentran prófugos de la justicia. Están al margen de la justicia porque saben demasiado.

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