Nelson Manrique Gálvez
En un video del año 2009
propalado el domingo se ve a Aurelio
Pastor, entonces ministro de Justicia de Alan García, feliz y canchero en un
penal, buscando narcotraficantes indultables, ofreciendo conmutaciones de pena
expresas y prometiendo firmar liberaciones en una semana. Esto desbarata su
coartada de que él no firmaba los indultos, que esa era una responsabilidad
exclusiva del presidente de la República, y que su ministerio funcionaba apenas
como una mera “mesa de partes”. La acre respuesta de Alan García fue que
ignoraba que había tenido un “ministro ciego”. Pastor firmó más de mil
narcoindultos.
La liberación de
narcotraficantes por Alan García utilizando su condición de presidente de la
República constituye por su gravedad un caso único a nivel mundial. Cuando se
hizo público el escándalo él calificó de “mentiras” las acusaciones. Afirmó que
en los casos de tráfico ilícito de cocaína “no se concedió ni un solo indulto”.
Negó haber liberado a integrantes de bandas. Remató afirmando que, de presentarse
el caso, “lo volvería a hacer” ( http://bit.ly/12xVhJM
).
García sostuvo que liberó a esos delincuentes
para combatir el hacinamiento en las cárceles, tesis a la que acaba de plegarse
Juan Carlos Eguren, líder del PPC. Pero la mayoría de los reclusos que pueblan
los penales son procesados sin sentencia, gente pobre, a la que, obviamente, no
llegaron las gracias presidenciales.
Alan García mintió. En
realidad liberó a 5.500 delincuentes, entre ellos a 3.274 sentenciados por
narcotráfico, 400 de la modalidad de narcotráfico agravado. Liberó además a
1.600 condenados por robo agravado, modalidad delictiva que incluye el uso de
armas letales, lesiones y muerte de las víctimas, justo cuando la inseguridad
ciudadana es señalada como el problema más importante del país. Liberó a bandas
completas de narcotraficantes, como la formada por Amelia Emperatriz Reyes
Alfaro, Lesly Yanira Zárate Quiroz y Demis Edgar Benavides Reyes, o la de Percy
Andrés Farías Aguirre, Jorge Andrés Farías Balarezo, Rosa Esther Huerta Aguirre,
Milagros Leonor Farías Aguirre y Juan Carlos Farías Aguirre. Igual gracia
recibió la banda de Julio Roberto Rodríguez Chavarro, Roberto Xavier Boponti
Correa, Jani Ysminio Alegría y Alberto Gutiérrez Perdomo. García otorgó incluso
reducciones de condenas por debajo de lo propuesto por la Comisión de Gracias
Presidenciales ( http://bit.ly/10M9lsq ).
El saldo está a la vista.
Cerca de 200 delincuentes liberados reincidieron y volvieron a ser puestos en
prisión. Se trata, claro, solo de los que han sido descubiertos, pero el total
debe de ser mayor. De los que volvieron a prisión, Royer Henry Honorio Mas
aprovechó su libertad para violar a una menor y asesinar a una persona. Sandro
Bravo violó a cuatro mujeres. Mauro Choquehuanca y Cleto Carhuapoma Aliaga fueron
identificados como narcotraficantes de alto vuelo. Fernando Morales cayó
montando un laboratorio en Paraguay.
No se trató de gracias
incidentales sino que hubo una fábrica de narcoindultos. Aparte del ahora preso
Miguel Facundo Chinguel, presidente de la Comisión de Gracias Presidenciales,
se incrementó el personal de la comisión de 6 a 40 promotores, 19 de ellos
apristas. Se incorporó a esta a Manuel Huamán Montenegro, aprista abogado del
cartel Los Norteños, condenado a 8 años por narcotráfico, así como a Carmen
Morales Pebes, narcotraficante internada cuatro veces en prisión, cuya última
sentencia de 4 años de prisión fue reducida a 1 año y 8 meses por la comisión
de Facundo Chinguel, a la que se incorporó a trabajar 4 meses después de su
liberación ( http://bit.ly/11SgNJJ ). Se
recurrió a presos condenados por narcotráfico como colaboradores, como Carlos
Butrón Dos Santos, “Brasil”.
La respuesta de la dirigencia
del Apra ante el escándalo es equipararlo con el caso de Nancy Obregón, ex
parlamentaria nacionalista aparentemente incluida en la lista de candidatos por
Ollanta Humala. No hay comparación, ni por la magnitud del daño causado al país
ni por las características de ambos casos. Nancy Obregón está detenida por
indicios delictivos y el PJ debe dictaminar su culpabilidad o inocencia. Los
narcoindultos no solo tienen estampada la firma de Alan García sino él los ha
reivindicado: “He invertido miles de horas en revisar 7.200 expedientes. Yo no
firmo lo que me pasan. Yo no soy mesa de partes, no, señor. Estudié largos
minutos cada uno de los expedientes para ver con mi convicción si cada uno de
los presos merecía eso” (http://bit.ly/16Lmybm
).
A confesión de parte, relevo
de pruebas.
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