EL FAENON |
Yo daba cuenta diaria de lo que
hacía a García
¿Para qué sirve un político que
no es capaz de llegar al poder?
Con esa frase, Alan García,
reclama infructuosamente desde hace tiempo un lugar superior al jefe histórico
del APRA que como se sabe murió como presidente de la Asamblea Constituyente,
el único cargo electivo que ocupó en la vida.
Rómulo León, el mismo personaje
de los petroaudios, el amigo de la juventud de García, al que buscó el peor
adjetivo para descalificarlo cuando estalló el escándalo en octubre de 2008,
está frente a mí y ha decidido romper el hielo para iniciar una conversación
informal, tanteando mi interés sobre detalles poco conocidos sobre la historia
del único aprista que llegó dos veces a la presidencia.
Alan puede ser una maquinaria
electoral de la que todo el partido se prende y por la que los dirigentes
formales sacan la cara, pero hay muchos resentimientos acumulados por malos
tratos y la forma cómo se resuelven las diferencias.
¿Tú crees que Jorge del Castillo
le va a perdonar que lo dejaran con su gabinete en pleno ante un hemiciclo
vacío cuando quería hacer sus descargos, y que Velásquez Quesquén que estaba
siguiendo las indicaciones de Palacio, no reinstalara la sesión? Ahora tiene
que defender a García porque es el secretario general y se espera que se tomen
las acusaciones en su contra como si fueran contra toda el APRA.
Ya había oído que Rómulo es un
excelente conversador y ahí lo tenía frente a mí. La cita se concertó porque
quería decir a la prensa que los mismos fiscales que archivan las
investigaciones sobre García, son lo que insisten en acusarlo en una
interminable serie de casos judiciales, donde él piensa que hay una mano
maestra.
Yo contesté que estaba dispuesto
a darle la oportunidad de hablar. Después de todo soy autor de muchos artículos
sobre el asunto de los petroaudios y me parecía periodísticamente muy
inquietante tratar directamente con uno de sus protagonistas. Pero el intercambio
fue, como no podía ser de otra manera, más allá de los avatares fiscales y
judiciales del que fuera el hombre de Canaán y el interlocutor al otro lado de
la línea en los sabrosos diálogos con Don Bieto.
El tema que atravesó toda la
conversación, por interés mutuo, fue Alan García.
¿Sabes lo que le pasó a su hermano Carlos? Para él, las dos victorias
electorales de Alan fueron un calvario. Nunca quiso recibirlo ni conversar con
él. Más bien distribuyó una directiva para que no le dieran atención en ninguna
oficina pública. La madre de ambos trató de interceder para lograr un
encuentro, pero el presidente se negó a todo trato con el hermano.
Carlos García fue profesor
universitario y funcionario de organismos internacionales. Murió en febrero de
2008 y fue velado en la Casa del Pueblo, en la avenida Alfonso Ugarte. Ahí el
que recibía las condolencias era Alan García, su hermano, que no había querido
hablar con él por más de veinte años. Para entonces Alan se había distanciado
mucho con la militancia, pero no tuvo empacho en reaparecer como un sufrido
deudo, que recibía el pésame del pueblo aprista.
LOS PETROAUDIOS Y GARRIDO LECCA
A mí me llamaron al Hotel
Country, después que la delegación dominicana política y empresarial encabezada por Peggy Cabral, viuda del
dirigente político Francisco Peña Gómez, muy cercano al APRA, se hubiese
reunido con el presidente y las autoridades del gobierno, dice Rómulo León,
porque García había recomendado su nombre a uno de los empresarios que tenía
vivo interés de hacer inversiones en el Perú.
Efectivamente un día después,
uno de los presentes, inconfundible por su extraño peinado y la manera como se
hacía notorio en el grupo, lo llamó a su teléfono para proponerle un encuentro
y decirle que volvería pronto a Lima y que quería ver la manera de que
trabajara para él. Pocos días después estaba de regreso, lleno de entusiasmo
por lo que habían sido sus primeros encuentros con los peruanos y seguro de
haber conquistado el apoyo del presidente.
Quería que Rómulo fuera su
representante por un salario mensual de 5 mil dólares y lo ayudara a llegar a
los ministros y funcionarios que verían los proyectos en lo que estaba embalado
referidos a construcciones carcelarias y hospitales de la red del ministerio de
Salud.
Yo acepté, pero cuando me hice
cargo ya se había producido la primera entrevista con el Dr. Vallejos que era
el ministro de Salud, apunta el padre de Lucianita. Pero estuve en las
siguientes reuniones en el MINSA y acompañé a Canaán al ministerio de Justicia
donde la ministra María Zavala con la que hubo dos entrevistas, añade.
Y, como no pierde oportunidad
para agregar una anécdota, me cuenta que en la segunda visita al MINJUS, estaba
también presente el general Carrión, jefe del INPE, que luego que el dominicano
del copete presentó sus diapositivas tridimensionales para mostrar los
adelantos en arquitectura carcelaria, dijo en tono despectivo que esas eran
construcciones para otros países, burlándose de los techos a dos aguas que según
dijo eran para áreas lluviosas y no para el Perú.
A esto, según Rómulo, le sigue
que Canaán se para y dice que da por terminada su gestión advirtiendo que no
haría ningún trabajo con el ministerio mientras tenga jefes como el general que
no sabía que los techos en punta eran para que los internos no ocupen las
azoteas como suele pasar en los motines. Zavala, apenas si alcanzó a darle la
mano. Pero no le fue mejor con Vallejos que tampoco pudo llegar a ningún
acuerdo y poco después dejó el ministerio.
Esa fue mi perdición, me dice
sorpresivamente. Y añade: no sé dónde había leído que el mejor ministro de
Salud no había sido un médico sino un ingeniero agrónomo, Eduardo Watson
Cisneros, bajo el gobierno de Prado, en 1961, se lo dije a Alan para que
ensayáramos alguien más ejecutivo y ahí surgió el nombre de Garrido Lecca, que
se encontraba en el sector Vivienda, lidiando con el tema de la reconstrucción
de Pisco e Ica.
¿POR QUÉ TU PERDICIÓN?, LE PREGUNTO.
Porque el que estaba siendo chuponeado
era Hernán, que se había metido a liberalizar las importaciones de cemento,
suscitando la irritación del grupo Cementos Lima, que encargó a sus abogados
buscar información sobre sus movimientos.
Ahí es donde entra BTR, que
chuponea al ministro por el asunto del cemento, y termina captando las
conversaciones de Rómulo León con Garrido Lecca sobre hospitales y de ahí las
de Rómulo y Canaán, Rómulo y don Bieto, y así sucesivamente. El estudio que
recibió la información fue el de García Sayán, y uno de sus abogados estrellas
era Alberto Varillas, marido de Rosa María Palacios, y gerente legal de
Petrotech. Tal vez por todo este enredo de relaciones es que García decide que
los chuponeadores eran pagados por la empresa petrolera y se la agarra con ellos.
PETROAUDIOS Y GARCÍA
Yo informaba a Alan García de
mis gestiones y lo que hacía con Canaán, casi todos los días, asegura Rómulo.
Le enviaba mails, que no contestaba, aunque de vez en cuando conversaba con
Mirtha Kunza, su secretaria en Palacio, y con Luis Nava, secretario de la
presidencia, que me preguntaban detalles sobre mis correos. Todo eso estaba
registrado en el disco duro de la computadora que me incautaron cuando estaba
escondido y que se mantuvo en poder de la Policía y del fiscal encargado hasta
que pasé al juez, subraya León para que le crean su historia.
¿Sabes lo que pasó con esos
correos?, me pregunta. Y sigue: cuando deslacraron mi computadora y la
encendieron ya no estaban, los habían borrado, y habían también limpiado los
mails con otros ministros, con los secretarios de Palacio, y me habían agregado
unos supuestos correos con mi hija en la que ella se incriminaba como si
hubiera estado al tanto de lo que hacía. Parecía una trampa para involucrarla.
Felizmente se estableció que eran correos falsos que fueron colocados de mala
fe, dice alegando con las manos.
¿Quién ordenó destruir unas pruebas y fabricar otras? Deja la
respuesta en el aire, y apunta que el que tuvo a su cargo la computadora fue el
equipo del general Hidalgo, el mismo que actuó en el caso BTR, y los fiscales designados por Echaiz.
Hace una digresión y apunta que los fiscales Echaíz y Peláez, responden
al partido y a Alan García, aunque últimamente los hayan hecho pelear como
si fueran de dos líneas opuestas. Pero tal vez se deba a que ante la
Megacomisión, la doctora corrigió al expresidente y precisó que ella fue
llamada a Palacio y que no fue su iniciativa participar del caso BTR, sino una
invitación del presidente.
Parece que eso no le gustó a
Alan y no se lo perdona, reflexiona Rómulo en voz alta.
RÓMULO LEÓN Y SUS PROCESOS
El caso petroaudios está
entrampado en la justicia. De un lado porque no se ha terminado de definirse el
asunto de la “prueba prohibida”, o sea saber si los audios captados ilegalmente
pueden ser pruebas en un proceso. Y de otro porque no habiéndose realizado las
licitaciones y la construcción de los hospitales, ni habiéndose entregado el
lote del famoso “faenón” de Discovery Petroleum, no se ha logrado tipificar los
delitos por los cuales se estaría acusando a los implicados.
Pero sí existen derivaciones
del caso, que surgen de las investigaciones posteriores. Una de ellas es el
denominado caso de los Hopitales e Inscripción de Fortluck (empresa de Canaán)
en la que se acusa a León de haber hecho pagos a un funcionario del MINSA para
obtener información privilegiada (cosa que niega, señalando que no hay
elementos probatorios); de hacer tráfico de influencias para conseguir que se
asignen las buena pro a favor de la empresa de Canaán (el punto fue desestimado
en primera instancia y está en apelación); y de haberse concordado (cohecho)
con funcionarios del Estado para la inscripción irregular de Fortluck y por un
monto muy superior al que había originalmente solicitado.
Sobre este último asunto,
Rómulo León asegura que concluyó su relación de trabajo con Canaán en marzo del
2008, en términos ásperos que están reflejado en los propios petroaudios y que
la inscripción en CONSUCODE que es la materia de la acusación se hizo el 30 de
junio del 2008, a cargo de su nuevo tramitador, Guillermo Gomero. El fiscal
pide 12 años de prisión por este caso. Y Rómulo me emplaza otra vez: ¿quién
crees que está detrás?
UNA REFLEXIÓN FINAL
Después de conversar con
Rómulo León no he cambiado mi idea sobre los métodos del gobierno aprista para
captar inversionistas y manejar las obras del Estado. Mi propio interlocutor lo
reconoce cuando indica que Canaán insistía en que el presidente ya le había
asegurado que él haría los hospitales, a pesar de que en el camino había que
pasar por licitaciones. Pero también soy consciente de que después del
maxiescándalo de los petroaudios (especialmente por lo procaz de las
conversaciones), el tema ha perdido peso por la aparición de otros casos de
corrupción mucho más graves como Narcoindultos, Decretos de Urgencia y el
propio caso BTR.
Por otra parte me parece de
legítimo interés periodístico saber la versión de uno de los protagonistas
principales del último quinquenio aprista, cuya peculiaridad es que en ese
lapso no ocupó ninguna función de gobierno, pero sí muchos titulares entre 2008
y 2011. Definitivamente se trata de alguien que conoce muy bien a Alan García
lo que hace muy interesantes muchas de sus afirmaciones.
www.rwiener.blogspot.com
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