viernes, 10 de abril de 2015

LA POLÍTICA Y EL DR. MERENGUE





Como en esas series interminables cuyos fatigados guionistas cambian una y otra vez el destino de los personajes, pero no a estos, así se inicia temprano la nueva temporada del juego político en lo que, según se entrevé, será una campaña presidencial de memorable intensidad y frecuente sorpresa.
En la nueva temporada no hay cambios de cuerpos o de rostros sino de conductas. Y el primer segmento pertenece, quién lo hubiera previsto, a Pedro Cateriano. El bien definido (por Bedoya Reyes) ‘Fosforito’ del Campo de Marte se convirtió en un compendio de educación cívica con manual de urbanidad en el corto trayecto a la Plaza Mayor.
Su encuentro con Bedoya Reyes debe haber sido divertido. El Tucán siempre fue ingenioso y agudo –excepto en las pocas ocasiones en las que actuó de jurisconsulto almidonado– y ha ganado además ahora la suprema libertad de la lucidez nonagenaria, esa que ha sobrevivido tantos pasados para vivir con claridad su presente. Puede decir lo que quiera, como quiera, pero con mucho mejor efecto si va acompañado por buena memoria y mejor ironía.
Supongo que la conversación con Toledo tampoco será aburrida. Hay recuerdos para mencionar y otros para evitar. Si hay silencios incómodos, de repente será un buen momento para revisar la correspondencia. ¿Carta del Vaticano?
A poco tocará el encuentro con Alan García. Para Cateriano esa va a ser, de más de una manera, la reunión de un autor con su obra (Pedro Cateriano Bellido: “El caso García”. Lima, 1994).
En política, decía Lee Kuan Yew, el formidable patriarca de Singapur, “hay un precio a pagar por la hipocresía”. Pero en el Perú de hoy (y en el de ayer y el de anteayer a poco que se recuerde), la hipocresía se ejerce como una virtud de estadista. Lo que en una política es deuda, en otra es ganancia. Dos conceptos de política que llevan por diferentes caminos a diferente destino.
Pienso en los ‘diálogos democráticos’ que sostendrá Cateriano con García y, quizá, con Fujimori, y salta el recuerdo reflejo de la que fue, el siglo pasado, una de las historietas argentinas más populares en Latinoamérica: “El otro yo del Dr. Merengue”. Búsquenlo en internet. Lo van a disfrutar.
Pese a su ausencia de varios años, estoy seguro de que el Dr. Merengue y su otro yo (el cómico Mr. Hyde sudamericano) no se perderá los diálogos Cateriano-García y Cateriano-Fujimori. Observe los ademanes más pomposos y las barrigas más apechugadas y de repente podrá ver el mucho más divertido diálogo paralelo que entablan los otros yo.
Así como la crisis política previa al nuevo gabinete, fue artificial, producto del incompetente manejo político del gobierno y del poder, así también los primeros pasos a una salida –con los buenos modales de meñique respingado– no son menos artificiales.
Pero si desinflaman, aunque sea por corto tiempo, las irritaciones extendidas y desatoran los embotellamientos políticos, se oxigenará un poco el escenario político antes de empezar los capítulos intensos y decisivos de la campaña presidencial.
Lo necesita, porque el guión de la larga y cansada serie de la política nacional ha devenido gris, repetitivo, pauperizado de ideas e iniciativas, con un elenco estable de actores principales que solo cambia las relaciones entre sí. Pero existe la posibilidad de cambios en el elenco, los roles y hasta el guión, que den vigor y alternativas a la anémica realidad actual, sobre todo a partir de la segunda mitad del año.
Martha Chávez
La hostilidad fanática de Martha Chávez a la verdad ha quedado demostrada una y otra vez. Yo me he encargado de demolerle calumnias (ver, por ejemplo, mi artículo en Caretas 2308, del 7 de noviembre de 2013), y de revelar y recordar su íntima, estrecha complicidad con el SIN y Montesinos –según este último confesó, con todo detalle y precisión en:
Ahora, en su último intento de raquetear la Historia, Chávez sostuvo hace unos días, en canal N, que yo no fui secuestrado durante el golpe del 5 de abril de 1992, sino que fui al Pentagonito a “tomar café”.
Las falsedades de Chávez son tan grotescas, que merecieron una réplica burlona pero precisa y detallada con un “memorex”, de utero.pe. Aquí está:
Utero.pe también sacó una compilación del “fino trolleo” que comentó a la Chávez en la red. Algunos son muy ingeniosos:
Por supuesto que a la Chávez no le interesa discutir la verdad sino en remachar la mentira para intentar contrabandearla como semiverdad una vez que se aleje lo suficiente de las fuentes.
Pese a lo dicho, no me parece mal que Chávez busque la luz pública y capture como quien no quiere la vocería del fujimorismo. Mientras la candidatura de Keiko Fujimori trata de imitar, por las mismas razones de este, la mudez de Castañeda, la rechinante elocuencia de la Chávez proclama a gritos la naturaleza real del fujimorismo.
¿Qué es mejor, el silencio engañoso o la estridencia reveladora? Para el electorado, sin duda lo segundo. Que siga la Chávez. Igual que el año 2000, apurará las decisiones de un eventual torrente de personas.
Para ver el video de lo que Montesinos dijo sobre Martha Chavez, hacer click aqui:
Algo más del Doc sobre Martha Chávez y los 5 Millones:

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