Punto de vista y
propuesta: Diario virtual alternativo: César Aching Guzmán
¿La clase política y dirigente es tan cínicamente
ciega que no se da cuenta de lo que está gestando? ¿De qué sirven las grandes
cifras macroeconómicas sin derechos, sin justicia o paz social? ¿De qué sirve
un gran proyecto de inversión que ha nacido muerto por la pésima reputación de
la empresa que promete lo que la gente sabe que no cumplirá y que el gobierno
quiere imponer a balazos?
CLAUDIA
CISNEROS
Y es culpa
de los políticos. Es culpa de los angurrientos empresarios. Y es culpa del
modelo neoliberal que ha colocado la ganancia, el dinero, el lucro por encima
de cualquier cosa y de todo. Por encima de las personas, por encima de los
valores, por encima de la calidad y la cualidad. Todo lo que no pueda
cuantificarse no sirve, es accesorio o absolutamente secundario cuando no
prescindible. Incluyendo las personas, incluyendo la educación de calidad, la
cultura, incluyendo el ejercicio de la justicia. Ese modelo todo lo corrompe:
el ejercicio de la política, el ejercicio del control policial y judicial, el
ejercicio del libre mercado. El Estado de Derecho y hasta la democracia son
prescindibles si obstaculizan la generación de dividendos. Si no sirven para
asegurar los dineros de los poderosos y el poder de los adinerados, entonces se
atropella, se aplasta o se aniquila.
Lo de Tía
María es solo un capítulo más de una historia que se viene repitiendo una y
otra vez en los principales conflictos sociales: el empresario angurriento y
prepotente; el gobierno presionado (o que se deja presionar) y que se pone del
lado de la empresa; la desconfianza de la población por el sesgo habitual del
gobierno en su privilegio a la empresa; el paro unos días; el bloqueo luego de
la sordera e insensibilidad social del gobierno; la represión, la brutalidad,
los detenidos, los heridos y finalmente los muertos. Siempre llegamos a los
muertos, a la indignación, a las investigaciones que no llegan a ninguno de los
lados a los que realmente tienen que llegar, las responsabilidades políticas y
penales de gobernantes y autoridades (como en Bagua).
Es no solo
ridículo, como ha dicho Marco Sifuentes (http://bit.ly/1GvGVwZ), sino desalentador,
agotador, suicida, lesivo para el país, para la paz social, para la maldita
política. Porque la gente queda cada vez más harta, hastiada y asqueada. Y los
gobernantes, ministros, policías, jueces y fiscales cada vez más
desprestigiados. Y eso lesiona la misma fibra de la democracia, el tejido mismo
de la sociedad. Eso nos está pudriendo por dentro.
Un corrupto
policía (que responde a un alto mando ¿policial o empresarial?) ‘sembrando’ a
un agricultor con un arma para que un corrupto periodista de planta o a
destajo) tome una foto amañada y un corrupto diario (siempre ultraderechoso) la
use para criminalizar la protesta, para tildar a los manifestantes que están en
contra del proyecto de terroristas. ¿Cuántas veces habrá pasado sin ser
registrado en video? ¿Cuántas veces ese y otros medios, la policía, el
gobierno, la empresa interesada habrán propiciado, sino pagado, para ejecutar
estas despreciables manipulaciones?
¿Hasta dónde
quieren? ¿La clase política y dirigente es tan cínicamente ciega que no se da
cuenta de lo que está gestando? ¿De qué sirven las grandes cifras
macroeconómicas sin derechos, sin justicia o paz social? ¿De qué sirve un gran
proyecto de inversión que ha nacido muerto por la pésima reputación de la
empresa que promete lo que la gente sabe que no cumplirá y que el gobierno
quiere imponer a balazos? ¿De qué sirve el crecimiento del país si un humilde
agricultor puede morir asesinado con una bala policial como si su vida fuera
prescindible solo por defender su mínimo sustento de vida, sus cultivos que
siente amenazados? ¿Es que no se dan cuenta o quizás, me inclino por creer
esto, les importa tres carajos? Quizás, y me inclino por pensar esto, a esos
empresarios solo les importa hacer dinero aun cuando cueste vidas, paz social,
conflicto, atropello, abuso o asesinato. Solo les importa asegurar la mayor
ganancia, al menor costo de inversión, a través del poder político en turno. Y
al poder político de turno solo le interesa asegurarse la mayor ganancia
posible en el poco tiempo asegurado en el cargo. Y en el medio quedamos todos
nosotros, a merced de la ambición desmedida por el dinero, por la ganancia a
costa de sangre. Están gestando un horrible, terrible, abominable monstruo que
nadie, nadie quiere volver a ver. No sean imbéciles.
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