Venezuela otra vez
Escribe: Nicolás Lynch
La izquierda peruana no debe ponerse de costado frente a lo que pasa en
Venezuela y en América Latina.
Nuevamente la derecha peruana, haciendo coro
con sus pares latinoamericanos pretende convertirse en el Jurado Calificador de
la democracia. El “test” en este caso es Venezuela y el objetivo los posibles o
potenciales candidatos de izquierda en las próximas elecciones generales. El
que no considere a Venezuela una dictadura es un comunista totalitario que no
merece ser tomado en cuenta.
He dicho varias veces lo contrario, empezando
por el contexto. Lo que sucede en América Latina en los últimos casi veinte años es un giro a la izquierda que abarca en su mejor momento a doce gobiernos
en la región.
Este constituye una derrota de las políticas
de ajuste económico que de la mano con democracias excluyentes y por ende
precarias, trajeron las transiciones de los setentas y ochentas del siglo
pasado promovidas por los Estados Unidos.
Un punto central en el mismo, dentro de un
proceso de cambios económicos y sociales, es la ampliación de la democracia,
concibiéndola no solo como derechos civiles y políticos administrados por una
élite, sino también como derechos sociales para la mayoría de la población. Un
escenario en el que como ha dicho Álvaro García Linera -Vicepresidente de
Bolivia- la principal garantía de gobernabilidad es el pueblo movilizado.
Democracia y pluralidad
Este giro se caracteriza por crear un espacio
de autonomía para la región frente a los demás poderes mundiales y desarrollar
políticas de redistribución de la riqueza, soberanía nacional, fortalecimiento
del Estado e integración continental, inéditas por su magnitud desde nuestra
independencia 200 años atrás.
La gran virtud de partida es que se
desarrollan transformaciones en democracia y pluralidad. Ya no estamos en la
época de la Guerra Fría cuando la revolución cubana, a fines de los años
cincuenta, el único camino que encontró fue el de la dictadura para llevar
adelante cambios sociales. Recordemos que Allende quiso avanzar hacia el
socialismo por la vía democrática, también en plena Guerra Fría, y pagó la
osadía con su vida.
Ahora las condiciones han cambiado y un grupo
importante de países han tomado la oportunidad de hacer cambios en democracia,
con la cerril oposición que ello supone, por tocar puntos fundamentales de la
dominación oligárquica y neoliberal.
El ciclo progresista en América Latina lo
inicia Hugo Chávez con su victoria electoral en 1998. Las transformaciones que
promueve tienen como eje la redistribución de la renta petrolera que había sido
monopolizada por la élite que gobernó su país los últimos cuarenta años del
siglo XX.
18 victorias en 19 elecciones
Se puede discutir el detalle de las medidas
dadas primero por Chávez y luego por Nicolás Maduro, tanto su política
económica como su modelo democrático. Pero lo que es innegable es que se dieron
a partir de sucesivos triunfos electorales, 18 victorias de 19 elecciones en 17
años, que les han permitido llevar adelante transformaciones desconocidas en
ese país.
El pueblo venezolano ha votado a favor del
chavismo porque se ha visto beneficiado con los derechos sociales que le negaba
el régimen anterior. Estos han creado, como en otro tiempo lo hiciera Perón en
la Argentina, “un pueblo chavista”, es decir una voluntad e identidad populares
que apoya las transformaciones en curso.
La disputa por esta renta petrolera, producto
de las reservas más grandes del planeta, ha despertado intereses encontrados.
Intereses sociales que es lo que la derecha niega que exista detrás de las
posiciones políticas. Esto ha motivado un ambiente de aguda polarización, donde
la dinámica no es de competencia entre adversarios sino de enfrentamiento entre
enemigos.
Guerra económica y política
Producto de esta disputa es la guerra
económica y política actual con la que buscan arruinar al régimen recordando
sucesivas intentonas golpistas que vienen desde el año 2002.
Ello ha motivado respuestas crecientemente
autoritarias del chavismo en contra muchas veces de la propia institucionalidad
de la Constitución aprobada en 1999, lo que puede llevar a aislarlo de sectores
intermedios.
Frente a esta situación la oposición está
dividida. Un sector, agrupado principalmente en la Mesa de Unidad Democrática,
pugna por derrotar al gobierno ganando las elecciones parlamentarias de fin de
año. Otro en cambio, recurre abiertamente al golpismo, duro o blando, para
echar al chavismo del poder.
Curiosamente, nuestra derecha apoya al sector
golpista, tomando una actitud que critican en otras situaciones y los pasean
cuando vienen a Lima como si fueran los líderes de la democracia continental.
Lo interesante de los últimos tiempos es que
la derecha ya está en campaña para deslegitimar las elecciones parlamentarias
de diciembre, diciendo que la única posibilidad es que gane la oposición, de lo
contrario estas serán fraudulentas.
Una lástima que no apuesten a una salida
electoral, con todas las garantías del caso, para la actual situación de
polarización política. Parece que quisieran repetir los baños de sangre
ocurridos en diversos países de América Latina en el último medio siglo.
Visión de la izquierda
La izquierda peruana no debe ponerse de
costado frente a lo que pasa en Venezuela y en América Latina. Hay en marcha un
proceso destituyente. Más allá de los problemas que existen en diversos países
–que deben ser afrontados y si es el caso denunciados- la derecha quiere
recuperar el poder de otrora y regresar a la región a las políticas
anti-populares de austeridad y ajuste permanentes, tal como se solaza de haber
hecho en el Perú.
Hay que defender las transformaciones
sociales, la profundización democrática, la soberanía nacional y logros tan
importantes como Unasur y Celac, de los que Chávez, junto con Lula, Néstor
Kichner, Pepe Mujica, Evo y Correa; han sido impulsores fundamentales.
Por todo esto, trepidar cuando los medios
concentrados preguntan a algún líder de izquierda su opinión sobre la región es
un mal presagio de lo que harán en la eventualidad de llegar al gobierno. Y
peor todavía es desconocer o negar la historia de lucha de nuestros pueblos.
http://diariouno.pe/2015/09/20/venezuela-otra-vez/
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