Por Patricio Montesinos
Las imágenes que en las últimas horas conmovieron
las redes sociales sobre la agresión de una “camarógrafa” de una televisora
húngara a un hombre y un niño refugiados en Europa dicen mucho de lo
prostituida y deshumanizada que está a nivel internacional la encantadora
profesión del periodismo.
El video (ver al final) muestra como la
“reportera gráfica” Petra Laszlo, quien supuestamente estaba en el lugar de los
hechos para tomar imágenes de un suceso noticioso, le pone premeditadamente
una zancadilla al inmigrante, que cae al piso de manera abrupta con el pequeño
entre sus brazos.
Laszlo, empleada del canal privado
ultraderechista N1TV, actuó como una “terroperiodista”, al igual que
hacen otros representantes de “grandes” emporios mediáticos que alientan
guerras y conflictos entre gobiernos y pueblos, instruidos por regímenes
ultraconservadores y partidos opositores oligárquicos.
Esa poderosa prensa, que por sus abundantes
recursos financieros se impone hoy en las diferentes regiones del mundo, paga a
sus “terroperiodistas” para difamar, mentir y justificar agresiones
castrenses, y a la vez defender a paramilitares, narcoterroristas, criminales,
mercenarios, corruptos y elementos subversivos.
Para nada sus representantes, no pocos
estrechamente vinculados a servicios secretos, son objetivos, y menos aun
profesionales de la comunicación, sino de la desinformación y la manipulación,
e incitadores de la violencia de todo tipo entre los seres humanos.
El “terroperiodismo” de la denominada gran
prensa se percibe en el comportamiento y lenguaje agresivos de sus
exponentes, por cierto en su mayoría desconocedores de las realidades de los
diferentes países y regiones del mundo, incompetentes y carentes de una cultura
general.
Son simples vendedores de mercancías de ideas
que los dueños de diarios, televisoras, radioemisora y medios digitales,
pretenden inculcar en las poblaciones para mantenerlas engañadas y al margen de
la realidad.
El “terroperiodismo” internacional agrede a los
países progresistas y denigra de sus gobernantes sin en el más mínimo
escrúpulo, bajo los repetidos y manoseados conceptos de “libertad de expresión”
y “libertad de prensa”.
A su vez viola todas las normas democráticas que
tanto vociferan los partidos políticos tradicionales conservadores, los cuales
usan a la prensa como armas de exterminio en sus constantes guerras mediáticas
contra quienes considera sus “adversarios”.
En la actualidad en el “terroperiodismo”
clasifican conocidos emporios de Estados Unidos y Europa, que tienen conexiones
directas o son los mismos patrones de otros tantos medios en Latinoamérica,
África, Asia y Oriente Medio, a los cuales les imponen sus líneas editoriales.
Al que le sirva la falda que se la ponga, reza
un refrán popular, y esperemos que la camarógrafa húngara sea juzgada y
condenada por su conducta agresiva y xenófoba.
Ello sería un buen ejemplo para quienes
prostituyen el importante y hermoso oficio del periodismo, y una alerta roja
para los Estados y las Organizaciones Internacionales, que deben establecer
reglas y leyes a cumplir por los medios de comunicación, con sus derechos y
deberes.
Ver: ¡CONFIRMADO! La República
pertenece a la cadena imperial mediática,http://puntodevistaypropuesta.co/2014/10/22/confirmado-la-republica-pertenece-a-la-cadena-imperial-mediatica/
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