EL MODELO LIBERAL EN CUIDADOS EXTENSIVOS |
Escribe: Humberto Campodónico
En la edición de ayer, este diario destaca la
venta de dólares efectuada por el BCR para tratar de evitar la devaluación del
sol. Lo que no ha sucedido porque el dólar ha pasado de S/. 2,80 a S/. 3,20: un
aumento de 14% de enero 2014 a agosto 2015.
De acuerdo con la Constitución
de 1993, el control de la inflación es el objetivo central del BCR (debería
incluir también metas de empleo como en EEUU).
¿Por qué, entonces, el BCR interviene en el mercado cambiario vendiendo
dólares (como ahora), para evitar la devaluación del nuevo sol, o comprando
dólares, como lo hacía antes del 2012 para evitar la apreciación?
Una razón es que la situación
económica en el mundo ha cambiado y ahora entran menos dólares. Ya no entran,
de un lado, tantos capitales de largo y corto plazo, como antes, y, de otro, se
han caído fuertemente los precios de las materias primas (cobre, oro, zinc) que
exportamos. Y esta no es una situación coyuntural, pues todos los organismos
internacionales coinciden en que va a durar varios años.
Ahora bien, si el dólar sube demasiado, la inflación se puede disparar (es lo
que está sucediendo ahora): la inflación anualizada en Lima está en 4.04% a
agosto, por encima del rango meta del BCR de 3%. ¿Por qué? Porque buena parte
de los bienes que consumimos y de los insumos de las industrias son importados.
El Informe de Precios del INEI a agosto del 2015 ya consigna importantes
aumentos de precios debido a la devaluación.
Este modelo económico priorizó
la rebaja de aranceles para abaratar el precio de las mercancías. Según la
Organización Mundial de Comercio, el Perú está en los Top Ten del Mundo con
menor tasa arancelaria promedio a la Nación Más Favorecida, con 3,14%,
superando a EEUU (3,4%), Canadá (4.20%) y Chile (5.98%). Además, según Aduanas,
actualmente el arancel efectivo es de solo 1.1%.
Forma parte de este modelo la
rebaja arancelaria unilateral del ministro Luis Carranza durante Alan García,
lo que se acentuó con la firma de los TLC, que ponen en 0% el arancel de
numerosos productos importados.
Así, durante las vacas gordas,
con grandes entradas de dólares, con dólar a S/. 2.50 y aranceles mínimos, se
produjo un festín de consumo barato que benefició a la población. Las compras
de electrodomésticos, autos, medicinas y departamentos aumentaban cada año con
cifras de dos dígitos.
Pero ahora las cosas han
cambiado, motivo por el cual tenemos fuertes devaluaciones: Colombia 36%,
Brasil 35%, Chile 25%, México 19%, Uruguay 17%. Pero eso no ha sucedido acá,
pues la devaluación ha sido inferior (14%), justamente por las enormes ventas
de dólares del BCRP, ya señaladas.
La paradoja de esta menor
devaluación relativa es que igual ha hecho trizas toda la baja de aranceles de
los últimos 8 años. A la vez, hemos perdido competitividad con nuestros vecinos
que tienen monedas más baratas.
Entonces, aquí no solo hay el
problema de inflación al alza (por la devaluación), sino que aún tenemos un
alto nivel de dolarización, a lo que se agrega un tema del cual se habla poco:
el alto nivel de endeudamiento en dólares en el exterior de numerosas empresas
privadas. Según el BCR (Nota Semanal, Cuadro # 100), a junio del 2015, esta
deuda de US$ 33,788 millones (17.1% del PBI) supera ampliamente a la deuda
pública externa de US$ 23,261 millones (11,7% del PBI).
Si la situación económica
interna empeora y el sol se sigue devaluando, estas tendrán serios problemas
para pagar sus deudas. Pero salvar a esas empresas no es misión del BCR.
En este contexto, los bancos
centrales van a tener serios problemas, advierte The Economist Intelligence
Unit:“Como el FED puede elevar las tasas de interés en diciembre, los bancos
centrales sufrirán presiones significativas para también elevar las suyas, pues
la inflación está por encima de las metas y ha habido una fuerte depreciación
de sus monedas” (1).
Pero “esta decisión no será
fácil, pues como la demanda doméstica sigue débil, el alza de las tasas de
interés puede ahogar una aún débil recuperación económica”. Pero, caramba, eso
es lo que acaba de hacer el BCR, al elevar la tasa de interés de 3.25 a 3.5%,
lo que desincentiva la inversión y va contra el empleo (lo que no es, hoy,
“mandato” del BCR), a contramano de lo que se necesita: una política
contracíclica procrecimiento ahora que la economía está débil.
En resumen, estamos viendo las
grietas que produce un contexto internacional adverso para una economía súper
dependiente de los precios de las materias primas. En las vacas gordas se pudo
haber diversificado la actividad productiva, promoviendo otros motores de crecimiento,
como la petroquímica, los fertilizantes a partir de Bayóvar y la inversión en
tecnologías de la información y del conocimiento.
Pero se prefirió el piloto
automático, creyendo que los indicadores del momento eran sinónimo de una
“buena política macroeconómica”. Ahora la situación es distinta, el riesgo país
ha subido (de 1.6 a 2.18%) y las clasificadoras
de riesgo están planteando devaluar la Bolsa de Lima del grado de “mercado
emergente” al de “mercado frontera”.
El problema no es que el BCR
intervenga en el mercado cambiario, como lo ha
hecho. El problema es que lo hizo para defender un modelo que “ya fue”.
Es por eso que “quemar” US$ 11,000 millones tratando de evitar una devaluación
–que igual se ha producido– para “preservar el modelo” ha sido una mala
política. ¿No es cierto?
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