Escribe: Claudia Cisneros
No es solo un absoluto y grosero abuso de poder
que el gobierno peruano se pase 5 años negociando un tratado secreto (Acuerdo
de Asociación Transpacífico, TPP) que nos perjudicará a todos los peruanos
directa e indirectamente, sino que es una prueba fehaciente de por qué quienes
criticamos y denostamos del abuso del capitalismo no exageramos. Los
funcionarios del gobierno usan en nuestra contra el poder que les hemos cedido
y en lugar de representarnos como deberían, lo utilizan para favorecer a las
corporaciones.
Es decir, el gobierno del Perú se allanó
–sin preguntarnos a los ciudadanos– a que, entre otras cosas, las medicinas que
en los próximos años salvarán a nuestros padres, hermanos, hijos o a nosotros
mismos sean tan caras (provechosamente para EEUU y para los grandes
laboratorios transnacionales) que solo tendrán acceso a ellas quienes tengan
buena cantidad de dinero. Es decir, el gobierno peruano ha condenado a muerte a
miles de peruanos que no podrán comprar las medicinas que necesitan porque el gobierno
decidió que podía sacrificar a esos “pobres diablos”. ¿A cambio de qué? ¡Del
desarrollo, pues idiota! ¿No ves? ¡El desarrollo de la economía! ¡Del país!,
vociferan los del engaño. ¿El desarrollo para quién del país?, es la pregunta.
Porque no es para sus ciudadanos comunes y corrientes, sino para los que más
tienen y pueden. Por ejemplo, para los hijos y familiares de los ministros que
han negociado nuestras cabezas, porque ellos jamás pasarán las penurias de la
gente de menos recursos. Por eso Segura puede decir con tanta indolencia que
“siempre hay temas que hay que ceder para ganar otros”. Es decir, que se puede
sacrificar (dejar morir) a algunos “prescindibles” por el desarrollo
macroeconómico. Esto desacredita a la cúpula de gobierno y la integridad del
Estado de derecho.
Entonces se convierten en eso, en buitres
capitalistas-corporativistas sin otra función que la de ser funcionarios
privados-en-contra-del-bien-común. Se comportan como agentes de los poderes
fácticos y del intervencionismo transnacional bajo la fachada de la
globalización. ¿Con qué argumentos se atreverá el gobierno a intentar
justificar el secretismo de las negociaciones de un tratado ciertamente
histórico por su magnitud en temas y alcances de afectación a todos los peruanos?
¿Qué coartada esgrimirá para pretender justificar el lacerante abuso de poder
que ha perpetrado al negociar sin transparencia alguna durante cinco años temas
que nos atañen a todos como país y en los que ellos se han atribuido una
representación que ni siquiera nos beneficia?
Más aún, justamente porque queda probado
que lo que se ha firmado va en contra de los peruanos, ese tratado merece ser
cuestionado de principio a fin. Y no solo el Congreso no debería ratificarlo
porque sentaría el oprobioso antecedente de que acá un gobierno puede hacer con
nuestras libertades y soberanía, con nuestra integridad y salud, lo que le
viene en gana sin que nosotros, el pueblo, podamos exigirle allanarse a nuestro
justificado escrutinio y a la transparencia que se nos debe. Sino que los
funcionarios que así actuaron y quienes lo permitieron deberían ser sancionados
para que quede claro que así no se manosea la democracia, que no se permitirá
que se degrade a la ciudadanía y que con ello se fomente y sedimente la desigualdad
y exclusión social bajo el pretexto de la “globalización”. No aceptaremos que
se pretenda hacer pasar como “bien común” aquello que solo beneficia a un
puñado de poderosos mientras a la gente se la deja morir junto con nuestra
soberanía.
Se sabe, de lo que se ha podido filtrar
del TPP que aún se maneja en secreto, que quedaremos encadenados a no poder
dictar con libertad soberana nuestras propias y pertinentes políticas sociales,
de salud, medioambiente, propiedad intelectual, normas laborales, controversias
entre el Estado y transnacionales, y otras. A ver cuántos congresistas son
verdaderamente valientes para tomar una posición clara y tajante en favor de
quienes los pusieron en sus curules y a quienes se deben, al pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario