Pedro Francke |
Pedro Francke
La Primera, el martes 23 de
octubre de 2012
OPINIÓN
El Perú es un país altamente
desigual. Una de las principales promesas de Ollanta Humala era reducir esa
desigualdad, mediante un impuesto a las sobreganancias mineras para mejorar el
gasto social. Como en otras áreas en las que se esperaba una gran
transformación, sin embargo, los cambios han sido mínimos.
La alta desigualdad económica en el Perú ha
sido comprobada por diversos estudios en los últimos 3 años. Las investigaciones
de Gustavo Yamada y Juan Francisco Castro (Universidad del Pacífico), de Adolfo
Figueroa (Centrum), de Javier Escobal y Carmen Ponce (GRADE) y de Waldo Mendoza
(PUCP) han ratificado que el Perú es uno de los países más desiguales del mundo
con un coeficiente de Gini de 0,6 (si el Gini fuera 1, una sola persona tendría
todo el dinero del Perú, y los otros 30 millones no tendríamos absolutamente
nada). Se trata de 4 estudios independientes realizados por algunos de los
mejores economistas en los centros más prestigiosos del país. Insistir, como
hacen sectores de la derecha, en negar esta realidad es realmente de necios.
Otros indicadores ratifican que hay una muy
alta desigualdad. En la última década los salarios han reducido su
participación en el PBI en cerca de 3 puntos porcentuales, pasando de 25 a 22%.
Al otro extremo, mientras el 2001 las utilidades de las empresas
transaccionales en el Perú fueron 131 millones de dólares, el 2011 alcanzaron a
12 866 millones de dólares (datos del BCR), casi 100 veces más, principalmente
por las sobreganancias mineras. Esas utilidades de unas pocas empresas
extranjeras, son similares al consumo de los 12 millones de peruanos más
pobres, el 40% más bajo de la distribución del ingreso.
Ollanta Humala ofreció como parte de "La
Gran Transformación" un impuesto a las sobreganancias mineras que estimó
en campaña recaudaría 5 mil millones de soles. En el debate de las leyes
respectivas en el Congreso, dijeron que sería de 3 mil millones. Un reciente
estudio del Grupo Propuesta Ciudadana concluye que solo se está obteniendo la
mitad de esa cifra, unos 1,500 millones. Pero a su vez las mineras han dejado
de aportar los 500 millones de soles anuales del llamado "Óbolo
Voluntario". Así, el aporte neto adicional de las grandes mineras es de
apenas mil millones de soles: la quinta parte de lo prometido en campaña y
apenas 0,15 % (1 / 600 ava parte) del PBI, muy poco como para modificar la
enorme desigualdad existente.
85 por ciento de los peruanos considera que
las diferencias entre ricos y pobres son muy grandes. 79 por ciento afirma que
la persistencia de esta desigualdad se debe a que beneficia principalmente a
los ricos. Esa demanda ciudadana sigue sin ser atendida.
PD: El único congresista que votó contra la
propuesta gubernamental y a favor de un impuesto a las sobreganancias mineras
fue Javier Diez Canseco. Ahora han inventado contra él una acusación absurda y
que no tiene fundamento: es solo por venganza otoronguil.
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