viernes, 1 de febrero de 2013

DEFINIR LA PATRIA GRANDE


“Entre nosotros hay pensamientos distintos e, incluso, diferencias, pero la CELAC ha surgido sobre el acervo de doscientos años de lucha por la independencia y se basa en una profunda comunidad de objetivos. No es la CELAC, por tanto, una sucesión de meras reuniones ni coincidencias pragmáticas, sino una visión común de la Patria Grande latinoamericana y Caribeña que solo se debe a sus pueblos”.
(Raúl Castro - CELAC – Santiago de Chile – Enero 2,013)
 En Latinoamérica y el Caribe los tratados asimétricos propia de las recetas fondomonetaristas, que ahora los propios centros de poder se imponen a sí mismos, contribuyeron fuertemente a profundizar el modelo económico basado en la exportación de materias primas, el sacrificio del mercado interno en aras del fomento de las exportaciones de bienes básicos, y dar garantías a las multinacionales para que inviertan en contra de la propia inclusión social de los pueblos de ésta patria grande.
Las consecuencias:  “reprimarización” de la economía, deterioro de la producción local que es sacrificada por la producción del extranjero, pérdida de la soberanía alimentaria, abusos y excesivos beneficios para las transnacionales, estados –ávidos de renta- siguen promoviendo esas inversiones a costa del medio ambiente, a costa de los pueblos indígenas, a costa de los derechos humanos, incremento de la desigualdad social, deterioro de las capas bajas, grandes migraciones internas e internacionales; y, concentración de la riqueza en manos de unos pocos monopolios y oligopolios.
El siglo XXI encuentra a los EE.UU. y Europa en crisis estructural con sus paradigmas neoliberales, sin rumbo en el escenario mundial; necesitando urgentemente colocar sus capitales en una América Latina y el Caribe que no quiere ser más patio trasero del poder mundial. Ellos deberían ser nuestros socios en la apuesta por una América Latina post extractiva.
Luego de la crisis del agotamiento del Consenso de Washington, se inicia el camino hacia una definición de nuestra identidad y plantear una nueva agenda Latinoamericana y del Caribe de inclusión al siglo XXI.
Definiendo nuestra identidad
La realidad latinoamericana y del Caribe está viviendo un momento especialmente definitivo, en su crecimiento, su formación y su definición final. Esto obliga a todos, a los líderes, a las personas, a los intelectuales, a cada uno de los miembros de la sociedad de nuestra región a hacer un verdadero y real ejercicio de la democracia, justamente cuando es la falta de democracia, lo que ha faltado durante sus 200 años de vida “independiente”.
El latinoamericanismo de la Patria Grande, nos otorga autoconciencia totalizante hacia políticas de integración, que necesitan de un pensamiento político racionalizado de este proceso, para responder con eficacia a los desafíos y las oportunidades que plantea el sistema mundial el siglo XXI.
América Latina, resurge ante la sorpresa e incertidumbre estratégica en esta era de polaridades difusas, hacia una multipolaridad luego del fracaso militarista norteamericano -no definitivamente enterrado, pero si en grave crisis-. Resurge como una potencia alimentaria, acuífera, energética, en recursos naturales, biodiversidad. y en un clima de llevar a su máximo horizonte estratégico el mandato de una nueva arquitectura financiera mundial.
El reto continua según Ángel Guerra Cabrera: “La cumbre de Santiago muestra una CELAC en trance de consolidarse que inspira justificado optimismo aunque sería ingenuo suponer que estará exenta de escollos. Los sectores burgueses más entreguistas en cada país harán todo lo posible por poner palos en la rueda. Estados Unidos intentará aprovechar las evidentes diferencias de criterio en su interior para dividirla.
“En la organización están los países de la ALBA, así como Argentina, Brasil y Uruguay, -que se oponen al libre comercio- y están México, Colombia, Perú y Chile, agrupados en la “Alianza Pacífico”, que persisten por ahora en esa fórmula fracasada y socialmente ruinosa.  Sin embargo, ambos grupos  están demostrando la capacidad de trabajar juntos enfatizando en lo que los une y no en lo que los separa”.

Agenda soberana
El tema de los acuerdos de libre comercio otra vez estuvo sobre la mesa de los debates en la Cumbre Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que se desarrolló en Santiago de Chile el 26 y 27 de enero 2,013. Pero lo que antes parecía increíble ha sucedido, la posta de la conducción de la CELAC lo tiene el Raúl Castro de Cuba, es momento de luchar por el desbloqueo ignominioso.
Se impone la agenda de recuperar el estado y la acción política por encima de las finanzas; recrear una democracia social que vaya más allá de la partidocracia; relanzar la economía nacional con inclusión social y equidad; promover la igualdad de oportunidades desde la educación; potencializar los procesos de integración de MERCOSUR y Comunidad Andina de Naciones (CAN) con el nacimiento de UNASUR, y con esta el nacimiento del “Consejo Sudamericano de Defensa” y del “Consejo de Economía y Finanzas”.
Una agenda post extractiva de inversiones en nuestra región, contendría: soberanía en nuestros recursos naturales; pagar los impuestos que corresponden a tiempos de ganancias extraordinarias; irrestricto respeto a los derechos humanos; consulta previa, libre e informada; procesos participativos de zonificación y ordenamiento territorial; respetar los derechos laborales de los trabajadores; pagar impuestos a las sobre ganancias; planificarse en el tiempo para evitar bruscos deterioros de términos de tasa de cambio; incrementar el contenido local de sus compras de bienes y servicios; aportar a la diversificación económica; basarse en una matriz energética limpia; recuperar la democracia plena, y el fortalecimiento de la institucionalidad de los Estados nacionales.
Colofón
Necesitamos, renacer como nuevo y necesario punto de encuentro, en la necesidad perentoria de establecer un “patriotismo superior”, ante la imposibilidad de nuestros estados insulares y fragmentados, por lo que nuestro pensamiento más que una evocación, adquiere hoy en latinoamérica y el caribe, la contemporaneidad geoestratégica vital, como reto a construir.
Aquí hay retos complejos e inminentes, porque grandes y urgentes son los desafíos que tienen las sociedades latinoamericanas, es hoy a mas de 500 ños de la “conquista y colonización”, un desafío misional que está marcado por dos elementos fundamentales: su inserción en el siglo XXI y su identidad latinoamericana y caribeña.
El peso de la historia en el marco del “Bicentenario de la Independencia de América”, nos obliga a desarrollar los conceptos de integridad, pluriculturalidad y problemática agraria. El nuevo escenario continental de América latina en el siglo XXI, nos obliga a un análisis sobre el papel del Imperio en nuestro tiempo y la imperiosa necesidad de poner la fuerza de las ideas en la lucha de nuestros pueblos multiétnicos.
Ubaldo Tejada Guerrero

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