martes, 26 de febrero de 2013

El pastor Lay

Comisión de Ética del Congreso

Entre las muchas cosas por las que el pastor Lay deberá responder ante el juicio final al que su religión asegura estaremos sometidos todos, estará sin duda su reciente adhesión a la revocatoria en Lima, en nombre de una comunidad a la que nunca ha consultado y en momentos en que las opciones por el Sí y el No se han convertido en una disyuntiva entre el camino violento en la política y el de la canalización institucional de las diferencias.
Increíblemente un exmiembro de la Comisión de la Verdad ha escogido el día siguiente de la lumpenesca movilización hacia la casa de la alcaldesa, para hacer su anuncio escudándose en los “errores” de la administración municipal, como si eso fuera realmente lo que estuviera en debate. Lay, por supuesto, sabe que ha escogido un sitio al lado de otro pastor, de apellido Linares, campeón de la homofobia y de las violaciones impunes a menores valiéndose de la fe ingenua de sus feligreses. Pero el buen Lay también tendrá que decir algo sobre las acusaciones que miembros de Restauración Nacional, su partido, le hicieron sobre mal uso del dinero de campaña.
Finalmente el pastor Lay tendrá en la conciencia su papel como presidente de la Comisión de Ética, donde ha hecho un bloque con el fujimorista Díaz Dios, Urtecho de Castañeda, Mulder del APRA y Castagnino de Perú Posible. Con esta composición y en medio de hipocresías, ausencias calculadas y una avalancha de mentiras, sancionaron al congresista Diez Canseco y le quisieron, en base al número y la cobardía del partido de gobierno, colgar el cartel de corrupto para que se piense que todos son iguales.
Lay no votó en la comisión por la sanción y no quiso sustentar como le correspondía un caso que sólo estaba apoyado en el odio gratuito del director de un medio, pero permitió que avanzara el abuso y al final dio su voto por la arbitraria suspensión de Diez Canseco, quién está hoy muy enfermo, y entre sus heridas más profundas debe estar probablemente la traición a la ética de la Comisión Lay que se prestó para la venganza política.
Esta semana además hemos puesto sobre la mesa la vergonzosa actuación de Lay y su Comisión para limpiar al congresista roba-agua, Elard Melgar Valdés, al que la Autoridad del Agua (ANA) le está siguiendo proceso sancionador por apropiarse de agua de riego que no estaba autorizado y que la niega a los campesinos y otros agricultores, maniobrando con el eterno presidente de la Junta de Regantes que responde a sus intereses. Asimismo, que contra la Constitución sigue siendo accionista mayoritario y apoderado de Agropecuaria San Ramón, que está en condición de denunciada. O sea que no se puede robar cable o comer oro, pero si monopolizar y robarse el agua.
26.02.13
www.rwiener.blogspot.com 

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