Comisión de Ética del Congreso |
Entre las
muchas cosas por las que el pastor Lay deberá responder ante el juicio final al
que su religión asegura estaremos sometidos todos, estará sin duda su reciente
adhesión a la revocatoria en Lima, en nombre de una comunidad a la que nunca ha
consultado y en momentos en que las opciones por el Sí y el No se han
convertido en una disyuntiva entre el camino violento en la política y el de la
canalización institucional de las diferencias.
Increíblemente
un exmiembro de la Comisión de la Verdad ha escogido el día siguiente de la
lumpenesca movilización hacia la casa de la alcaldesa, para hacer su anuncio
escudándose en los “errores” de la administración municipal, como si eso fuera
realmente lo que estuviera en debate. Lay, por supuesto, sabe que ha escogido
un sitio al lado de otro pastor, de apellido Linares, campeón de la homofobia y
de las violaciones impunes a menores valiéndose de la fe ingenua de sus
feligreses. Pero el buen Lay también tendrá que decir algo sobre las
acusaciones que miembros de Restauración Nacional, su partido, le hicieron
sobre mal uso del dinero de campaña.
Finalmente el
pastor Lay tendrá en la conciencia su papel como presidente de la Comisión de
Ética, donde ha hecho un bloque con el fujimorista Díaz Dios, Urtecho de
Castañeda, Mulder del APRA y Castagnino de Perú Posible. Con esta composición y
en medio de hipocresías, ausencias calculadas y una avalancha de mentiras,
sancionaron al congresista Diez Canseco y le quisieron, en base al número y la
cobardía del partido de gobierno, colgar el cartel de corrupto para que se
piense que todos son iguales.
Lay no votó
en la comisión por la sanción y no quiso sustentar como le correspondía un caso
que sólo estaba apoyado en el odio gratuito del director de un medio, pero
permitió que avanzara el abuso y al final dio su voto por la arbitraria
suspensión de Diez Canseco, quién está hoy muy enfermo, y entre sus heridas más
profundas debe estar probablemente la traición a la ética de la Comisión Lay
que se prestó para la venganza política.
Esta semana
además hemos puesto sobre la mesa la vergonzosa actuación de Lay y su Comisión
para limpiar al congresista roba-agua, Elard Melgar Valdés, al que la Autoridad
del Agua (ANA) le está siguiendo proceso sancionador por apropiarse de agua de
riego que no estaba autorizado y que la niega a los campesinos y otros
agricultores, maniobrando con el eterno presidente de la Junta de Regantes que
responde a sus intereses. Asimismo, que contra la Constitución sigue siendo
accionista mayoritario y apoderado de Agropecuaria San Ramón, que está en
condición de denunciada. O sea que no se puede robar cable o comer oro, pero si
monopolizar y robarse el agua.
26.02.13
www.rwiener.blogspot.com
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