Javier Barreda
Los argumentos de quienes
defienden el nuevo régimen laboral juvenil no resisten a la realidad. Ni la ley es voluntaria ni solo va al “que no
tiene nada, en la informalidad”.
Veamos los argumentos de los ministros
Segura (MEF) y Ghezzi
(Produce), cuyas tecnocracias son las autoras del Régimen Laboral
Juvenil.
1. “La ley es para el que trabaja sin derechos en la informalidad o
microempresas”. Falso. La ley es
para todo tamaño y naturaleza de empresa del “sector privado”. Entonces, ¿por
qué generar “incentivos” o “abrir la ventana” para bajar costos laborales (contratando
a nuevos jóvenes 35% más “baratos” hasta
el 25% del personal en empresas medianas y grandes que sólo en el III semestre
del 2014 han tenido utilidades por 3,400 millones de soles? ¿Por qué no se
precisó en la ley que era sólo para micro o pequeña empresa?
2. “Pero, la ley es para el no-capacitado”. Falso. La ley es clara al incluir al
joven de 18 a 24 años con “educación completa o incompleta de secundaria o
superior técnica o universitaria”. Se
abre la puerta que egresados y formados puedan ser contratados bajo esa
modalidad, incluso no renovando contrato en el ámbito de la ley al joven menos
capacitado. Ahí no hay candados, como dice el MEF.
3. “La ley es para el que nunca ha
tenido un contrato”. Falso. No es solo “para el que no tuvo nada”. La ley incluye al joven que trabajó en algún
momento en planilla y está 91 días fuera de ella. Acá se abre una ventana para
que las empresas, en puestos que requieren menos capacitación y experiencia,
prioricen a jóvenes que nunca trabajaron o han estado justamente fuera de
planilla más de 91 días (que no son pocos).
Puedo calcular, elegir y esperar si ahorro 35% de costos por joven al contratar con la nueva
modalidad.
4. “La ley es voluntaria”. Es
voluntaria para la empresa; no para el joven. Si Juan Quispe, de 22
años, nunca tuvo nada, no puede elegir
el régimen donde tenga gratificación y CTS.
¿Pero qué pasa si Juan Quispe, ya
tuvo contratos a plazo determinado, como
lo tienen el 50% de los jóvenes de 20 a 24 años que están en planilla laboral? Ya desempleado, Juan, como el
80% de los jóvenes que no puede cubrir sus gastos más de 2 meses si
pierde el empleo o sale de la planilla (Estudio ISIL), tendrá una capacidad nula de optar y es
posible que acepte trabajar ilegalmente (ocultándose información que está fuera
de planilla hasta 90 días). Peor, si es
conviviente (como casi el 40% de jóvenes de 20 a 24 años. Encuesta Senaju) o urge pagar estudios o deudas.
5. “Ante alguna injusticia, el joven se puede quejar a la Sunafil”.
Ello es muy relativo. La poca efectividad inspectiva y sancionadora actual del MINTRA y del Sunafil no es un “incentivo” para que el joven denuncie a la empresa que
lo pretendería contratar ilegalmente en la nueva modalidad juvenil o que lo
rebaje de régimen laboral del general al juvenil.
6. Más dudas: ¿Cuál es el fundamento para que la Ley tenga 5 años de
vigencia?; ¿luego qué? ¿Se extiende
en el tiempo o se amplía a otras edades? ¿Se ha evaluado los regímenes Mypes
anteriores antes de crear uno nuevo? ¿Las microempresas de subsistencia u otras
de acumulación totalmente informales, se formalizarán a partir de esta Ley?
7. “Falta comunicación hacia la juventud”. Mirada nefasta de la “tecnocracia
pulpín”, que “chibolea” como
desinformados a todos los que se oponen a sus apresurados experimentos. La
indignación juvenil ante la ley no es por desinformada; todo lo contrario, las
movilizaciones en las calles y la reacción por redes expresan que el joven sí
sabe qué atenta contra sus derechos, ingresos y expectativas.
Voceros oficiales dicen
que la ley es “transitoria y
perfectible” (Otárola) o “se evaluará en
un año” (Ghezzi). Ello no compensará los
silencios, incoherencias técnicas, desconocimiento del mundo laboral juvenil y
el limitado análisis que sobre la
informalidad tiene esta ley, que
solo queda derogar.
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