Augusto Álvarez Rodrich
Toledo no ha
encarado bien la denuncia de las casas.
Salvo que Alejandro Toledo haya desistido de
postular a la presidencia en el 2016, y que, además, su reputación le interese
poco, la manera cómo está enfrentando la acusación por las compras
inmobiliarias de su suegra es desacertada, pues, cada día que pasa, no se
aclara la duda y crece la sospecha.
La sospecha se origina por la especulación de
que las compras de una casa en Las Casuarinas por US$4 millones y de una
oficina en Monterrico por US$900 mil, a
nombre de su suegra Eva Rose Fernenbug, sean, en verdad, de Toledo.
La acusación tiene sentido, pues no deja de
ser sorprendente que una señora de más de ochenta años compre inmuebles como
esos. Cabe, por supuesto, el beneficio de la duda, pero un ex presidente
siempre está obligado a tener una transparencia total sobre su dinero.
La respuesta de Toledo se ha dado a través de
un comunicado público en el que señaló que no tiene ninguna participación en
dichas compras y que rechaza “rotundamente estas afirmaciones por temerarias,
falsas y malintencionadas”.
Más allá de eso, Toledo ha preferido no hacer
ninguna otra declaración señalando que esas “inversiones privadas de la señora
Fernenburg están comprendidas dentro de las investigaciones que la fiscalía de
la nación viene realizando”.
Esta respuesta
a una acusación de corrupción –que es de lo que estamos hablando– podrá ser
útil para defenderse –si se cuenta con la explicación debida– en el terreno
judicial, pero es muy insuficiente en el ámbito político y, sobre todo, en lo
concerniente a la impresión que se está produciendo ante la opinión pública, la
cual cree mayoritariamente que la plata es del ex presidente Toledo y no de su
suegra.
Por ello, Toledo se vuelve blanco fácil de los
ataques de sus rivales, como los de Alan García y Keiko Fujimori, ante lo cual
una respuesta como la que lanzó –ayer en el twitter– desde Costa Rica es
obviamente insuficiente: “Bien dicen que nadie es profeta en su propia tierra”.
Pero lo peor de todo –para la imagen del ex
presidente Toledo, principalmente– fue la decisión tomada ayer por la Comisión
de Fiscalización y Contraloría de no investigar las casas compradas
supuestamente por Toledo, gracias a la ayuda de los votos de Gana Perú y en
medio de una accidentada sesión.
Es cierto que el caso ya se encuentra en el
Ministerio Público, pero la falta de una respuesta contundente de Toledo, así
como la sensación de estar rehuyendo una investigación, lo único que están
consiguiendo es elevar la sospecha sobre el verdadero origen de los recursos
para comprar las casas y, de paso, mellar considerablemente su aspiración
presidencial 2016.
NACIONALISTAS Y PERÚ POSIBLE BLOQUEAN
INVESTIGACIÓN CONTRA TOLEDO
Perú Posible consiguió los votos necesarios que no
reunió en la sesión pasada de la Comisión de Fiscalización para bloquear la
moción que solicitaba facultades investigadoras contra Alejandro Toledo. Para
ello, obtuvo el apoyo de la banca oficialista de Gana Perú.
La
accidentada jornada de la Comisión de Fiscalización comenzó con el vocero de
Perú Posible, Mariano Portugal, presidiendo la sesión en reemplazo de Gustavo
Rondón, quien se encuentra en Alemania. Junto a ello, el legislador chakano
Modesto Julca presentó la reconsideración a la moción acordada en la sesión
pasada para pedir facultades para investigar por 120 días las supuestas
irregularidades en la adquisición de una residencia y tres estacionamientos
vehiculares en Surco.
Los
chakanos obtuvieron diez votos para aprobar dicha reconsideración, mientras los
fujimoristas no votaron por reclamar irregularidades en la sesión. El
legislador Juan José Díaz Dios anunció que presentarán un recurso de nulidad.
El
peruposibilista Rennán Espinoza, por su parte, dijo que los fujimoristas pagan
favores al Apra intentando tapar las denuncias de "narcoindultos"
atacando a Toledo.
La República
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