Derecha antinacional y libertaria contra UNASUR |
La seguidilla
de incidentes diplomáticos con los gobiernos de Correa y Maduro que siguen a
los entredichos por los resultados de las elecciones en Venezuela, nos hacen
ver que hay una agenda oculta de la derecha peruana y continental. Esta agenda
no es otra que la de tratar de revertir el giro progresista en curso en América
Latina a partir de la elección de Hugo Chávez en 1998. Todo incidente o
escándalo tiene un asidero en la realidad ¡qué duda cabe! El asunto está en
cómo los medios de comunicación masiva, el oligopolio mediático que apoya el
continuismo neoliberal, magnifican las noticias y establecen determinadas
relaciones.
En los casos
que comentamos se ha buscado convertir un incidente doméstico, el que implicó
al embajador de Ecuador, en una crisis entre dos naciones amigas, y una
reacción destemplada, las declaraciones de Maduro sobre Roncagliolo, en la
antesala de una ruptura de relaciones. Todo esto luego de que se miente
descaradamente sobre la secuencia de eventos posterior a la elección
venezolana. Se dice que las autoridades electorales en Venezuela se niegan a
hacer el recuento de los votos al que se habían comprometido, cuando nunca se
comprometieron a un recuento sino a una auditoría que es lo que corresponde a
un sistema electrónico.
Lo que pasa es
que la oposición en Venezuela se ha dado cuenta que lo fundamental de la
auditoría ya se produjo, sobre el 54% de los votos, inmediatamente después de
la elección de acuerdo a la propia ley venezolana y que estadísticamente es
imposible que una ampliación al 100% de la misma varíe los resultados. El
objetivo de la oposición, entonces, dado el estrecho margen de su derrota
-1,8%- es provocar una situación de violencia que pueda desembocar en un golpe
de Estado. De hecho, la mayor parte de los, hasta ahora ocho muertos, son
partidarios del gobierno, en incidentes causados por la oposición. El guión
golpista no es nuevo, ya lo hemos visto en la propia Venezuela felizmente
fracasado, aunque sí llevado adelante con éxito en Honduras y Paraguay.
Pero lo grave
es que este maltrato de las relaciones con nuestros países hermanos de la
región se extendera también a los esfuerzos de integración en los que el Perú
participa, en particular a Unasur. Ya empezaron a surgir voces, como la de Juan
Carlos Tafur, un aparente liberal, así como otros voceros del Congreso que
señalan que debemos irnos de Unasur y fortalecer nuestra presencia en la
Alianza del Pacífico. Justamente cuando se trata de desideologizar nuestras
relaciones internacionales se nos quiere empujar a dejar un mecanismo plural
como Unasur para integrarnos a otro regido por un pensamiento único.
Más grave aún,
todo este maltrato a nuestras relaciones internacionales se produce a pocas
semanas de la sentencia del Tribunal Internacional de la Haya sobre nuestro
diferendo marítimo con Chile. En el momento en que deberíamos estar cultivando
las relaciones con nuestros vecinos, porque casos como el de La Haya no se
ganan solo con buenos argumentos jurídicos sino también con amigos, estamos
tratando de pelearnos con ellos. Al distanciamiento con Brasil y Argentina, se
juntan las peleas con Ecuador y Venezuela y el ninguneo permanente a Bolivia.
Paradójicamente, las mejores relaciones parece que las tenemos con nuestro
adversario histórico y hoy también en La Haya: Chile. Es decir, el mundo al
revés.
Esto es
posible debido al microclima derechista limeño, inexistente en el resto del
país y también de América Latina. Un microclima que se nutre del lobby de la
oposición venezolana asentado en nuestra capital y que pretende convertir a
Lima en el centro de la reacción continental. Una vez más, los intereses de
otros se confunden con los nuestros.
Sin embargo,
nuestra derecha, la liberal y la achorada, que maneja a este gobierno de
escándalo en escándalo, parece que tiene su propia agenda, qué importa si
nuestros intereses nacionales se perjudican también.
Ojalá que el
acuerdo de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de la República
del jueves 9 por la noche ayude a calmar las aguas y atemperar anteriores
declaraciones que no hacían sino debilitar nuestra presencia en la región.
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