Víctor A. Cáceres
Tineo
Alguna vez alguien mencionó
que es doblemente satisfactorio cuando te interesas en repasar alguna lectura
importante. El sábado último por la mañana ordenando algunos apuntes me topé
con un artículo de José Saramago: “¿Dónde
está la izquierda?” y una entrevista a Javier Diez Canseco que Hildebrandt
en sus Trece había realizado en el mes de agosto del 2012, me interesé en
releer ambas lecturas, dada la coyuntura actual en nuestro país. Vaya y qué tan
actual me pareció lo de Saramago y Diez Canseco en algunos temas que hoy están
en boga, como el tema de nuestra izquierda.
José Saramago, aquel lúcido
militante comunista portugués y Premio Nobel ya fallecido, escribía en el
artículo sobre su atrevimiento de haber “osado lanzar una piedra al putrefacto
charco de la indiferencia” y agregaba en su crítica a la izquierda por su
inercia: “Nada de nada, silencio total, como si en los túmulos ideológicos
donde se refugian no hubiese nada más que polvo y telarañas…”.
Javier Diez Canseco en aquella entrevista señalaba precisamente sobre
los errores que se cometió desde la izquierda:
·
“Lo primero que hay que reconocer es que las
izquierdas somos organizaciones débiles, pequeñas, con limitaciones.
·
Ningún partido de izquierda tiene la masa
crítica para ser un partido nacional con opción de poder.
·
Yo pienso que el principal problema de la
izquierda ha sido su desorganización y debilidad y luego su carencia de
iniciativa.
·
Yo nunca he vivido un proceso donde hay un
triunfo popular electoral y las masas no estén en la calle levantando las
banderas de cambio que quieren. Aquí sí, en mi propio país”.
Saramago, el indiscutible
intelectual, coherente y consecuente de la izquierda, fustigaba a su propio
predio por ser una “izquierda impávida” y de allí su interrogante que aún queda
en el contexto, luego de su partida.
Diez Canseco partió este 4 de
mayo, el indiscutible luchador social, no más estará físicamente en las calles,
o en cuanto escenario político nos tenía acostumbrado, dando lecciones de
consecuencia y entereza a la hora de confrontar con los más poderosos de la
política y esa oligarquía insensible y egoísta. Igualmente, se mostraba
coherente cuando se enfrentaba a esa satrapía libérrima que cree ser para
siempre dueña del Perú.
Este momento en que vivimos su
partida, deberá servirnos a todos su ejemplo de solidez política, su ejemplo de
hombre de izquierda. Lo requerimos tanto en estos días venideros por la
consecución de una verdadera fuerza organizativa, capaz de conducir las grandes
aspiraciones de esa mayoría que cada vez se desencanta de los gobernantes de
turno y de la clase política.
Javier decía:
“La política
es el arte de las correlaciones de fuerza, si tú no construyes una favorable no
puedes pretender que las ideas, sin acción y sin organización, transformen la
realidad”.
Entonces, hay una tarea por
emprender, construir esa correlación de fuerza que él nos señala, solo entonces
podremos decir ¡Aquí está la izquierda! sin polvos ni telarañas, al fin una
organización nacional con opción de poder. Entonces, solo entonces, Javier
desde donde esté seguirá bregando con consecuencia, y con su conocida sonrisa
se nos revelará feliz, al ver a nuestra izquierda como un bloque sólido, muy
semejante a sus ideas y a sus luchas.
Víctor A. Cáceres Tineo
"El verdadero hombre no mira
de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber"
José Martí
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