El partido de la estrella se encuentra preocupado. La
investigación de la Megacomisión lo ha metido en un remolino. El APRA, como era
de esperarse, no se ha quedado con los brazos cruzados y ha pasado a la
contraofensiva, para ello el Poder Judicial y la Fiscalía parecen jugar a su
favor.
Lo que ocurre es que el partido aprista, se encuentra en
tal deterioro que han terminado por tener vocación de satélite y girar en torno
a un único líder. Un caudillo que, acusado de corrupción, resulta ahora una
amenaza para el mismo partido. Esta situación los ha llevado también a aliarse
con sus más impensados ex enemigos.
Ese es el caso de la nueva relación APRA – El Comercio
que resulta, cuando menos, curiosa. Si bien Alan García es, a la fecha, uno de
los políticos consentidos del grupo empresarial que tiene en su poder poco
menos del 80% de los medios de prensa escrita, no fue siempre el APRA un
partido querido por este medio. Este partido político, perseguido durante años,
fue invisibilizado por el decano de la prensa y calificado, cuando no les
quedaba otra cosa, de "secta” durante al menos dos décadas. La rivalidad
fue tal que incluso llegó al asesinato del entonces director de El Comercio
José Antonio Miro Quesada y su esposa por parte de un militante aprista. Pero
esos tiempos, felizmente, parecen ya muy lejanos.
Luego, el APRA viraría hacia la derecha y, por lo mismo,
se encontraría con su antiguo enemigo pero en otros términos. El líder aprista,
Alan García, es, en la actualidad, entrevistado en los mejores términos y con
la mayor cordialidad. Las repreguntas incómodas son mínimas, si acaso las hay.
La verdad, Alan García es uno de los políticos que goza del mayor favoritismo
por parte de esta prensa.
Ahora, con la probable inhabilitación del líder aprista,
las alianzas y las estrategias conjuntas surgen como una necesidad. Por ello
podemos ver que las fórmulas para escapar de esta posibilidad tienen juntos al
partido aprista y a esta “gran prensa”. Encontramos las declaraciones en pared
denostando el trabajo realizado por la Megacomisión y amparándose en la
estrategia del “debido proceso”, antes que en demostrar la inocencia de García.
Parte de la arremetida consiste en agudizar un clima de
inestabilidad política buscando poner en agenda temas que contribuyen con la
polarización y también utilizando las cifras de encuestadoras amigas que
contribuyen con el mismo propósito. Si a ello sumamos la utilización de este
discurso por parte de líderes de otras tiendas de derecha, entre ellos del fujimorismo,
nuevos aliados también del aprismo, el panorama se completa. La intención no es
otra que la de mostrar un gobierno incapaz y débil, sin capacidad de respuesta
y sujeto a los titulares de los periódicos. El mensaje subalterno es: no pueden
sacarnos de la política y si dan ese paso corren el riesgo de perder ustedes el
poder. De allí las amenazas, más o menos explícitas, de golpe de estado.
Cabe resaltar que Haya de la Torre, líder histórico del
APRA, fue acusado de muchas cosas pero nunca de corrupto y este dato no es poca
cosa. Cuidado, que el partido al aliarse con enemigos puede terminar aún más
ahorcado. De aliados pueden pasar a estar simplemente en manos de quienes
históricamente se opusieron a sus ideales. Habrá que ver si esos ideales, claro,
se mantienen. El segundo gobierno de García evidencia todo lo contrario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario