Por Humberto Campodónico, Ex Presidente
de Petroperú
La aprobación de una nueva escala salarial para altos
funcionarios de Petroperú en setiembre pasado, por el Directorio de la empresa,
ha sido fuertemente criticada en diferentes ámbitos. Hace pocos días el
Directorio retrocedió y la dejó sin efecto. Ha trascendido que la decisión del
aumento de la escala salarial no fue elevada a la Junta General de Accionistas
para su opinión ni, tampoco, fue comunicada como un hecho de importancia a la
Superintendencia del Mercado de Valores.
Los profesionales de una empresa
pública deben tener sueldos semejantes a los de las empresas privadas por una
razón simple: a igual trabajo, igual salario. Si los sueldos que se pagan en
Petroperú son bajos, sus profesionales migrarán a otras empresas, privando a la
estatal de profesionales de alto nivel. Esto fue lo que sucedió –en la
administración pública, más no en Petroperú- en el 2006 cuando el ex Presidente
Alan García decidió unilateral y “populistamente” poner un tope de S/. 15,600
al Presidente de la República, agregando que nadie podría ganar un sueldo
superior.
Dicho esto, las decisiones de aumento
de la escala salarial deben enmarcarse dentro de los planes estratégicos de
mediano y largo plazo de la empresa y, sobre todo, deben ser transparentes,
como lo manda el código de Buen Gobierno Corporativo.
Con respecto a lo primero, la empresa
ciertamente ha avanzado, y mucho. Ahora existen dos proyectos de la más alta
importancia que permiten afirmar que están dadas las condiciones para su
crecimiento y aumento de la rentabilidad en el mediano y largo plazo: la
modernización de la Refinería de Talara y la explotación de petróleo del Lote
64. Estos dos proyectos –que vieron la luz bajo la gestión del Directorio que
tuve el honor de presidir- son rentables y pueden ser efectuados por la empresa.
A condición, claro está, que la Junta
General de Accionistas, integrada por el MEF y el MINEM apoye la modernización
y fortalecimiento de la empresa. No es esto lo que sucede, sin embargo, y puede
apreciarse en las sucesivas postergaciones de la firma del contrato para
empezar la Refinería de Talara por parte del MEF y, también, por la dación de
la Ley 30130 de diciembre del 2013, que, en su Art. 6 pone una serie de trabas
para la explotación del Lote 64. No solo eso. Es conocido que las principales
decisiones no eran tomadas por el Directorio de la empresa sino por el ministro
de Energía y Minas. Se había retornado, así, a la influencia política en las
decisiones de la empresa.
Es por eso que tiene gran importancia
el Buen Gobierno Corporativo, es decir, el conjunto de reglas para que pueda
darse una gestión eficiente e independiente de la empresa. Este BGC, que ya ha
comenzado a implementarse en Petroperú, debiera incluir tres elementos clave.
Primero, la elección del Presidente de
Petroperú y de sus directores, por la JGA, a partir de una terna de
profesionales con amplia experiencia en el ramo.
Segundo, que exista un Comité de
Fiscalización con la participación de los inversionistas minoritarios (que
deberían poseer hasta el 20% de acciones de la empresa, y no el 49% que
establece la Ley 30130) como lo tiene Petrobras (tiene amplio mandato para
fiscalizar los actos de los administradores y verificar el cumplimiento de sus
deberes legales y reglamentarios; también opina sobre los planes de inversión y
los presupuestos de capital, la distribución de dividendos y la fusión o
división de la empresa).
Tercero, los miembros del Directorio solo
deben ser removidos por falta grave y no como lo manda la Ley de Presupuesto
del 2013, que dice que pueden ser cambiados cuando lo quiera la JGA. Dicho de
otra manera: cuando lo quiera el poder político.
Dicho esto, es evidente que la
decisión del aumento de la escala salarial va a tratar de ser aprovechada por
los detractores de Petroperú para impedir su fortalecimiento y modernización.
Por eso, hay que afirmar claramente que Petroperú necesita una reingeniería y
una reorganización. Y que este es el momento de hacerlo, pues ya tiene bien
claro su rumbo –y su rentabilidad- para el mediano y largo plazo.
A esta empresa se le ha mantenido en
el corredor de la muerte de la privatización durante años a propósito. Y
algunos de los problemas que arrastra son la crónica de esa muerte anunciada.
Sin embargo, la empresa no solo sobrevivió sino que ha podido elaborar proyectos
de talla mundial que no han recibido crítica alguna de “sobrevalorización” ni
de “mal manejo técnico”, como ocurre, lamentablemente en otros sectores de la
administración pública. La decisión, ahora revocada, del aumento de sueldos en
Petroperú, no puede empañar estos logros.
Para
finalizar, queda claro también que el actual Ministro de Energía y Minas, Ing.
Eleodoro Mayorga, ha manifestado su apoyo a los planes de fortalecimiento de
Petroperú, incluyendo a Talara y el Lote 64. También queremos que estos
objetivos se viabilicen. Por eso se debe apoyar la Iniciativa Legislativa
presentada por el Sindicato de Trabajadores de Petroperú para derogar los Art.
3 (que eleva del 20 al 49% las acciones a ser vendidas en la BVL) y el Art. 6
(que pone cortapisas a la inversión de Petroperú en el Lote 64), lo que se
logrará con la recolección de 65,000 firmas.
Apoyar
a Petroperú significa apoyar esta campaña, para evitar que el Ministro Castilla
siga demorando la modernización de Talara y el fortalecimiento de Petroperú.
Esta política de fortalecimiento la siguen todos –repetimos, todos- los países
de la Región. Y significa, también, que se debe cuidar mucho a Petroperú porque
es una empresa de todos los peruanos. Tratemos de hacerlo lo mejor posible.
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