miércoles, 19 de marzo de 2014

¿QUÉ HACEMOS CON LA EXTORSIÓN Y EL SICARIATO?


El asesinato del ex consejero regional de Ancash, Ezequiel Nolasco, por un grupo de sicarios es una raya más al tigre en el avance de la extorsión y el sicariato, delitos que se vienen enraizando sobre todo en el sector de construcción civil.
El asesinato de Nolasco se pudo prevenir. En el año 2010, Nolasco, hombre además vinculado con el gremio de la construcción civil, se salvó de una muerte segura cuando unos sicarios asesinaron a su hijo por salir en su defensa. En ese entonces, Nolasco responsabilizó al Presidente Regional de Ancash, César Álvarez de este atentado y pasó sus últimos años denunciando amenazas contra su vida y buscando justicia por la muerte de su hijo. En 2013, el principal testigo de este atentado, Hilda Saldarriaga, fue asesinada también por sicarios. La muerte de Ezequiel Nolasco, entonces, era solo cuestión de tiempo.
Hoy, las historias de extorsión, sicariato y muerte tienen como escenario a las ciudades de la “costa agroexportadora”. Según cifras del Ministerio Público, entre los años 2012 y 2013, las diez regiones y ciudades que lideraron el ranking de extorsiones fueron La Libertad (42.8%), Tumbes (35.5%), Piura (30.3%), Cañete (Lima) (27.9), Huaura (Lima) (20.9%), Chimbote (Ancash) (14.7%), Lima Metropolitana (14.7), Lambayeque (14%), Ica (14%) y Tacna (14%). Estos lugares  son, al mismo tiempo, los que muestran un mayor dinamismo económico producto del crecimiento de sectores como minería, construcción y agroindustria. Un crecimiento que parece no solucionar los problemas de los barrios más pobres y que tampoco enfrenta la desigualdad social y la precariedad institucional.
Las mafias que usan sicarios dentro del sector de construcción vienen cobrando decenas de vidas a nivel nacional. Dirigentes sindicales como Jorge Correa, Jorge Vargas o Armando Viera, fueron víctimas de amenazas primero y asesinados después. Mario Huamán, Secretario General de la CGTP, afirma que alrededor de ocho obreros de construcción civil resultan heridos mensualmente por disputas de obras en todo el país. Este panorama, lamentablemente, no está alejado de la política. Para Huamán, la proliferación de mafias en el sector de construcción civil fue promovida por el gobierno de Alan García quien, buscando dividir al sindicato, habría incentivado la formación de una organización paralela. El asesinato de Ezequiel Nolasco también estaría ligado a una venganza en el rubro de construcción pues, durante su gestión como consejero del Gobierno Regional de Áncash, apoyó la suspensión de 16 obras de construcción, dejando en el aire a los negociados formados alrededor de las obras. 
La situación de extorsión y el sicariato llegarían a extremos impensables en algunos lugares del país. En Trujillo se habló de la formación de escuadrones de la muerte financiados por los empresarios de la ciudad para que combatan a los extorsionadores. En tanto, la presencia de adolescentes que actúan como sicarios - tal es el caso del adolescente apodado Gringasho - avanza porque se sabe que son inimputables o pueden pasar muy corto tiempo en correccionales juveniles.
¿Qué hacemos? Para enfrentar a las bandas criminales es fundamental reforzar el trabajo de inteligencia policial, además de mejorar la inversión en equipamiento y tecnología. Asimismo, las políticas que promueven un desarrollo más distributivo y que estimulan la movilidad social son piezas claves para responder al desafío de enfrentar a las bandas de extorsionadores.

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