Escribe: Claudia Cisneros
En Julio del 2012 se aprobó el
DL 1121 que modificaba el código tributario e introducía la Norma XVI para que
Perú empezara a perseguir la elusión de impuestos de grandes empresas. Elusión
no es igual a evasión. Evasión es transgredir la ley para no pagar impuestos.
La elusión es una forma sofisticada y amañada de no pagarlos sin incumplir la
ley. Se le saca la vuelta con esquemas ficticios, inventando servicios a
terceros, inflando costos indirectos, haciendo transferencias en paraísos
fiscales. Por cada nueva ley las grandes empresas encuentran formas de eludir
sus impuestos gracias a estudios de abogados y grandes firmas cuya especialidad
es “ayudar” a las empresas a que su base imponible sea menor a la que realmente
es. En el Perú operan 4 transnacionales de consultoría tributaria conocidas
como las Big 4: Ernst&Young, PWC, KPMG y Deloitte (ojo con esta última).
Por años muchas empresas han
vivido amañando datos de tantas formas que se han convencido de que no es
ilegal. Sino miren como contestó a Poder ( http://bit.ly/1oxfhlB
) el gerente legal de la Cámara de Comercio, Víctor Zavala, cuando la Norma XVI
salió: “Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de
hacer lo que la ley no prohíbe (…) Si estoy yendo en mi auto y de pronto en una
parte de la carretera me cobran peaje, y yo lo que hago es pasar por un
costado, ¿es eso acaso delito?”.
Por eso cuando supieron de la
Norma XVI y la “Clausula Antielusiva Tributaria”, los que se creen dueños del
país hicieron pataleta pública ( http://bit.ly/1dSWxy2
) y presionaron al gobierno para suspenderla. Confiep y la CCL arguyeron
públicamente que la Norma XVI sería usada arbitraria y políticamente, “que
generaba inestabilidad jurídica”. Temblaban porque la Norma XVI facultaba a la
SUNAT a revisar ejercicios fiscales no solo del año en curso sino de hasta 4
años anteriores. ¿Se imaginan las ingentes cantidades de dinero eludidos al
fisco?
Botón de muestra: la
investigación del periodista Raúl Wiener y Juan Torres (próxima a presentarse
en la FIL, “La Gran Minería: ¿paga los impuestos que debería pagar? El caso
Yanacocha”), concluye que las utilidades de Yanacocha están “subestimadas
contablemente, declarando un monto de 5,700 millones de dólares en 21 años,
cuando fácilmente pueden superar los 10,000 millones de dólares si se les
descarga el gasto ficticio (…) Solo por el concepto de sobrecostos se estaría
produciendo una elusión de 1,186 millones de dólares durante el período
1993-2013.”
Es curioso que a la Norma XVI
el empresariado nacional le impute sospechas de uso político o inestabilidad
jurídica. Porque resulta que es una iniciativa nacida de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) por mandato del G-20. La BEPS
(Base Erosion and Profit Shifting) está siendo exigida en las más grandes
economías mundiales para luchar contra las trampas de elusión tributaria de
transnacionales. Esto también explica por qué un gobierno sometido al
empresariado, y el MEF de Castilla, la impulsaron. Lo que no responde es por
qué fue suspendida la Norma XVI en Julio de 2014 (mediante Ley Nº 30230) y por
qué nunca se ejecutó desde 2012.
No solo Luis Iberico, desde el
Congreso ayudó a los empresarios elusores proponiendo que la Norma XVI no fuera
retroactiva y exigiendo que se reglamentaran los casos específicos de elusión
(tremenda mañosería cuando la elusión precisamente es sacarle la vuelta a
cualquier ley). Sino que la mismísima jefa de la Sunat, Tania Quispe, se sumó
al coro: “No aplicaremos la norma general anti elusión sin reglas claras.” (set. 2014)
Y aquí es donde la firma
Deloitte que mencioné antes es pieza clave. Quispe, antes de Jefa de Sunat, fue
por 10 años encargada de la división de Precios de Transferencia ( http://bit.ly/1OeMwYg ) de Deloitte. ¿Qué hace
esa área? Sustenta las transacciones entre empresas del mismo grupo para
efectos tributarios. Pocos imaginaban que la persona que se encargaría de la
Sunat sería alguien con una carrera “exitosa” en asuntos que para algunos
podrían confundirse peligrosamente con la elusión. Desde que ella es Jefa de la
Sunat, su antigua área en Deloitte ha pasado a ser una de las más grandes de
las Big 4. Dato adicional, no solo dirigió esa área sino que era socia de
Deloitte (Linkdn). La pregunta es si tras su paso por la SUNAT volverá por las
oscuras puertas giratorias a su antiguo puesto.
El robo sistemático de
tributos y fondos al país no es un descuido de las autoridades ni una
deferencia al empresariado de poderes fácticos, es más bien de una nauseabunda
y descarada complicidad.
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