ALAN CULPA A OLLANTA LA VICTORIA DE GOYO |
Carta a Jóvenes de Izquierda que quieran
realmente cambiar el Perú (A menos que se contenten con lo obtenido en
Cajamarca)
En la última semana he estado criticando a los
que aceptan el “roba, pero hace obra”, que de acuerdo a una encuesta, era el
50% en Lima, donde finalmente ganó. Pero lo más lamentable, es saber que hay
más que aceptan esto, sobretodo, si son partidarios nuestros, o defienden
lagunas...
Pensaba colocar esta pequeña meditación en un
estado de Facebook hace tres días, pero ya una joven militante de Tierra y
Libertad se me había adelantado, dándome cierta esperanza. Pero al momento,
jóvenes de Patria Roja justificaban a Gregorio Santos, de mil maneras posibles,
unas completamente descabelladas. Esto me recordó como jóvenes apristas defendían
con uñas y dientes a Alan García a pesar de los miles de narcoindultos, o a los
pocos de Solidaridad Nacional, que se sentían aludidos cuando se mencionaba la
frase del “roba, pero hace obra”. En fin, lo que me decepcionó es ver cómo esta
valiente joven de Tierra y Libertad, al ver que sus amigos del MAS u otros la
atosigaban en su facebook, tuvo que ceder, justificar a Santos y finalmente
asentir que existe persecución política y que Conga es más importante, a pesar
de la red de funcionarios públicos del gobierno regional comprometidos en
corrupción. Aceptemos que lo sucedido en Cajamarca es una llamada de atención
al gobierno central, pero, ¿consintiendo la corrupción?
No es la primera vez que sucede. Cuando solía ir
a las reuniones de los jóvenes de izquierda, muchos justificaban la falta de
una verdadera democracia interna de sus partidos, incluido yo. Pero había otros
que ya estaban acostumbrados a esa forma de ver y hacer política, es decir, no
tenían ni la más mínima intención de cambiarla. Y se aceptaban los métodos
antidemocráticos de la Federación de Estudiantes del Perú, controlada hace 30
años por Patria Roja, o su careta en el MNI, y ahora el MAS, que considero, son
en gran parte culpables del débil movimiento estudiantil en el Perú, al no ser
aceptados por la mayoría de universitarios que asisten a cada Congreso suyo,
soportando a delegados ficticios puestos por ellos. Y en la última movida de
reforma universitaria, respaldando indirectamente a la ANR y al ex candidato
por el MNI Orlando Velásquez en marchas, poniéndose así en contra de la mayoría
de estudiantes que apoyaban la ley del Congreso, a la que al final se sumaron
para no deslegitimarse aún más. Y también veía como otros jóvenes de otros
partidos zurdos, no les incomodaba ni lo criticaban, pues ante la derecha,
teníamos que controlar las organizaciones sociales, no importa por cual método.
Así pues tenemos, aparte del MAS, a FS, PCP, PS y TyL “liderando” con sus
dirigentes, organizaciones o asociaciones como la CGTP, UFREP, CUT, MST, SUTEP,
Derrama Magisterial, Transportistas, etc., u ONGs como la APRODEH, CNDH, DEMUS,
MHOL, etc, unas más legítimas que otras, pero en suma, usándolas para sus
intereses.
Si sólo nos detenemos a analizar o movernos para
tentar resultados electorales, como suelen hacer muchos en la vieja izquierda,
la evaluación es somera. Cierto es que Villarán no pasó por elecciones internas
–legalmente su partido no está inscrito- ni tampoco por “primarias”, esas que
se han puesto de moda para democratizar los frentes electoreros, donde la
militancia de c/u es desigual, pero que ni se aplica en sus “organizaciones
sociales” ni partidos. Cierto es que equivocó la estrategia de ampliar apoyo,
uniéndose a Perú Posible, imponiendo una lista de regidores. Pero me parece
desleal, a menos desde ciertos partidos de izquierda, no haberla apoyado en
absoluto. El retorno de lo que se considera la derecha en Lima y autoridades
cuestionadas en todo el Perú, es responsabilidad de muchos y es motivo de una
evaluación más profunda. Celebrar la victoria de Gregorio Santos y la
reivindicación de Conga en Cajamarca, como único bastión de la izquierda en el
Perú, donde el MAS movilizó todas sus fuerzas, a pesar de la red de corrupción
de funcionarios y el recibo de dinero de empresarios amigos, es en realidad,
una derrota moral más de la izquierda. Estamos aceptando el “roba, pero es anti
Conga”, y eso no diferencia a la izquierda de la derecha.
Hace poco he leído la “autocrítica” de Rocío
Silva Santisteban y Carlos Monge, otros asiduos de Tierra y Libertad,
justificando su sectarismo. La primera, criticando a los jóvenes de otras
tiendas por apoyar a Villarán a pesar de la cuestionada Freitas, quedándose
callada sobre el cuestionado Gregorio Santos y su red de corrupción en el
Gobierno Regional de Cajamarca. Sin decir nada de las candidaturas paralelas
del Frente Amplio -nombre usado por Tierra y Libertad en las recientes
elecciones- en al menos 7 distritos de Lima, a los que TyL apoyó, como hizo
Perú Posible con sus candidatos distritales. Y al igual que la gente de Toledo,
ni Tierra y Libertad ni Patria Roja apoyaron en nada la campaña de Villarán, a
menos no con militancia. Y al igual que Perú Posible, obvió decir que los
resultados de su Frente Amplio fueron catastróficos en todo el Perú. Por su
parte, Monge hablaba de que hay que relanzar dicho frente, pero no sólo
teniendo como CEN a 6 organizaciones políticas de izquierda que la conforman,
sino, también a las organizaciones sociales, idea copiada del verdadero Frente
Amplio de Uruguay. Esto me hizo recordar a la Dirección de la extinta CPS, la
Coordinadora Política Social, que juntaba a un mix de dirigentes de partidos de
izquierda y a sus “organizaciones sociales”, donde se daban deformaciones,
viniendo Patria Roja hasta con cinco miembros, al incluir al MNI, FEP, SUTEP,
UFREP y cuantas organizaciones sociales o de fachada tuviese controladas. Y el
resto, de forma similar. Y también estaban los intelectuales, entre Béjar, Fico
García, etc., una especie de proto CxC, pero más cercana a las “organizaciones
de base”. Se plantea pues volver a lo mismo, con los mismos de siempre, con
jóvenes a la espalda de la mesa.
Por eso, cuando Marisa Glave y Verónica Mendoza,
a quienes estimo, toman distancia y tratan de decirnos que en la derrota de
Villarán y su Diálogo Vecinal, no termina la izquierda, tienen algo de razón.
Su debacle estuvo en el Frente Amplio, dirigido por los mismos de hace treinta
años, con su misma forma de hacer política que ha venido fracasando año tras
año y en cada elección, como ahora, en todo el país. La visión cortoplacista de
solo agruparse para tentar suerte con fines electoreros, o en cada marcha de
“acumulación de fuerzas”, sin entablar nexos reales con democráticas y
verdaderas organizaciones sociales, o intentando coparlas o partidarizarlas, es
como pedirle peras al olmo a los acostumbrados al viejo esquema del siglo
pasado. Y si a eso le sumamos a jóvenes que justifican el “roba, pero defiende
las lagunas”, o lo antidemocrático del manejo de las organizaciones sociales,
no esperemos mucho. La renovación de la izquierda no sólo pasa por poner
rostros nuevos en radio y televisión, sino en empezar a cuestionarse uno mismo
y al compañero de otra tienda, sin caer en la autodestrucción o el purismo,
males del sectarismo que algunos jóvenes viejos, como decía Allende, tienen.
Para transformar el país, primero hay que empezar por uno mismo, por tu
entorno. No pretendan representar a las clases populares, cuando ni ética les
pueden ofrecer.
Y si pues, no soy quien para dar recomendaciones,
pues está en sus militantes y sus dirigencias, renovar a la izquierda. Pero mi
última invocación es que tanto como cambiar personas, se deben replantear
métodos. No sólo pensar en llegar al objetivo, como sea, sino que el propio
método para llegar debe ser en base a principios. Como decía Antonio Zapata, a
quien también aprecio, la generación siguiente a los liderazgos de izquierda de
los años 70 no tiene nada que ver ni está a la altura de plantear los cambios
que pregonamos en democracia –la prole de Breña Pantoja es el mejor ejemplo de
la lucidez de la frase-. Pero me rehúso a pensar que tenemos que esperar más
generaciones para intentar cambiar al Perú. Y al igual que mi apabullada amiga
de TyL –que no se equivocó-, pienso que la corrupción de derecha o corrupción
de izquierda, es la final, corrupción…
René Galarreta
Lima,
jueves 9 de octubre de 2014
NO
SOLO ES CAXAMARCA
... “También están las victorias del Frente Amplio
en Cocachacra y de Richard Alen en la provincia de Islay haciendo frente a Tía
María, del MAS en Huancabamba (zona de resistencia al proyecto minero Río Blanco
– Majaz), de José Gaspar en Cañaris (de Tierra y Libertad elegido por el
movimiento local Pulla Kañarispaq) y la enorme votación muy por encima de los
demás candidatos (duplica al que le sigue) de Oscar Mollohuanca en Espinar y
Chumbivilcas.
Quienes quieren una minería como sea, aunque
contamine y abuse de los pueblos, bien podrían respetar esta soberana voluntad
del pueblo.
Pero no.
Insisten ahora, quienes defienden esta minería que
ha intentado corromper e imponerse, en que el crecimiento económico se viene
abajo por culpa del “electarado antiminero”. Mentira. Falso.
El crecimiento ya se vino abajo por la mala
política económica de Castilla, que ahora continúa Segura insistiendo en un
modelo neoliberal extractivista que no es sostenible.
Esa política es la causa de que la industria
peruana haya retrocedido en 5 por ciento este año y que esa caída llegue al 20%
en rubros importantes como las confecciones”.
Como, donde queda eso de que
se “debe respetar la democracia”
CAJAMARCA: NO NOS AGAFEMOS CON EL ÉXITO ELECTORAL
A pesar de estar en el poder, los ricos también
lloran, ha escrito mi buen amigo Oscar Díaz para resumir lo que está ocurriendo
con la derecha ante su histórica derrota electoral en Cajamarca.
Cierto, esa derecha, particularmente la analfabeta
y lumpenesca, daba por hecho que recuperaba las plazas de Lima y Cajamarca. Su
victoria en Lima, sin embargo, se ha visto empañada por el revés en la tierra
de los caxamarcas, políticamente ha golpeado más, espiritualmente también.
Llega a tanto el desmadre que se ha armado que
luego del huayco de adjetivos lanzados contra los electores de Gregorio Santos,
y de augurar todos los rayos y centellas del mundo contra tan noble población,
ahora se trama abiertamente la respuesta del poder para neutralizar o de ser
posible traerse abajo, muy legalmente por cierto, la victoria cajamarquina.
Para
empezar, el presidente Ollanta – golpeado también por el voto cajamarquino
-saliendo supuestamente en defensa de la democracia, acaba de exhortar al
congreso a adoptar las medidas que correspondan para que las personas “con
problemas judiciales” no puedan ser alcaldes o presidentes regionales.
Formalmente es una propuesta sana, pero bastante tardía. Realmente el misil político tiene un blanco: Cajamarca, y todos aquellos pueblos cuyos líderes se atrevan a alzar la cabeza en defensa de sus representados. Bastará una denuncia fiscal por quítame estas pajas – ya sabemos hacia donde disparan estos señores- para que todos los Goyos del país vayan a dar con sus huesos a la cárcel. Hecha la ley, hecha la trampa: la figura del “problema judicial” está configurada, adiós candidatura.
Formalmente es una propuesta sana, pero bastante tardía. Realmente el misil político tiene un blanco: Cajamarca, y todos aquellos pueblos cuyos líderes se atrevan a alzar la cabeza en defensa de sus representados. Bastará una denuncia fiscal por quítame estas pajas – ya sabemos hacia donde disparan estos señores- para que todos los Goyos del país vayan a dar con sus huesos a la cárcel. Hecha la ley, hecha la trampa: la figura del “problema judicial” está configurada, adiós candidatura.
Por su parte, los grandes empresarios y sus
operadores transnacionales no han se han quedado quietos después de su domingo
5.
Hay uno que estar encomendando a los jóvenes
cajamarquinos que ante la falta de inversión privada que se avecina “vayan
viendo que región del Perú les gusta para que se muden y puedan buscar empleo”
porque Cajamarca “ya tocó fondo y no se han dado cuenta” (Miguel Palomino).
Como siempre, miran la realidad con un solo ojo.
Como el otro ojo no les funciona o no existe, estos señores, defensores a
muerte de la inversión por la inversión, “no se han dado cuenta” que el voto
cajamarquino tiene una motivación pétrea: de un lado los múltiples fraudes y
abusos cometidos por Yanacocha con el concurso de las autoridades; y en ese
mismo sentido la voluntad multitudinaria de invertir ese orden de cosas para
buscar la implementación de una estrategia de desarrollo que combine armónica y
sostenidamente el empleo de los recursos existentes en esa región.
Cajamarca no es solo minería, ni la dignidad es una
mercancía que pueda ofertarse al mejor postor, afirman los cajamarquinos. Lo
han dicho en más de una oportunidad.
La pera en dulce, sin embargo está en la propuesta
del señor Roberto Abusada. Amparándose en los múltiples casos de derroche y
corrupción encontrados en los gobiernos regionales, está dispuesto a traerse abajo
el proceso de descentralización, afianzando el centralismo gran burgués. Su
salida es puntual: recortar las funciones de dichos gobiernos para que el Ejecutivo
pueda hacer y deshacer en las regiones. Y da la receta para Cajamarca:
“…los
gobiernos regionales y locales no tienen jurisdicción sobre el agua y los
recursos del subsuelo, pues estos pertenecen al Estado, de tal manera que una
autoridad subnacional que se arrogue derechos sobre tales recursos o que
utilice fondos públicos para oponerse o dificultar una actividad debidamente
aprobada por el Gobierno Nacional está automáticamente incurriendo en falta o
delito que debe ser sancionado por el ente rector correspondiente”.
Abusada, en su propuesta, publicada el pasado 7 de
octubre en el diario El Comercio, obvia muy hábilmente toda referencia a las
elecciones en Cajamarca, tampoco menciona a Santos. En apariencia está
analizando el bosque, pero realmente – no hay que tener 2 dedos de frente para
darse cuenta de ello- le interesa el árbol llamado Cajamarca. Le está guardando
las espaldas al extractivismo y a sabiendas de su influencia ideológica y
política – en defensa del gran capital- le alcanza a los gobernantes las
iniciativas señaladas.
De esta manera, a la bruta, aunque muy legalmente
adornada, la ultraderecha busca traerse abajo o mediatizar la victoria
electoral cajamarquina.
¿Alguien habló de que en toda democracia los resultados
electorales se respetan?
Eso es floro para los incautos. En una democracia a la
peruana, hipócrita y corrompida, los hecho sindican lo contrario. Un dato más,
pero muy revelador: Salvo Valentín Paniagua, ningún presidente peruano, desde
los 90 para adelante ha respetado sus promesas electorales, incluyendo por
supuesto al comandante Humala, el candidato que alentó la consigna de ¡Primero
el agua, después el oro! pero que instalado ya –con el voto cajamarquino- en el
palacio de Pizarro ignoró olímpicamente lo dicho.
Como
dicen en Cajamarca: no nos agafemos (atontemos) con el éxito
electoral, la lucha continúa…
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