AGUA PARA EL PERÚ U ORO PARA CONGA |
HUMBERTO CAMPOÓMICO
Las alarmas que han sonado en
la reunión anual del Banco Mundial y el FMI nos dicen que la crisis económica
ya llegó. Este año ALC solo crecerá 1.3% y el próximo año se rozará el 2%. La
razón más importante es la desaceleración de la economía mundial y, dentro de
ella la que más nos incumbe es el fin del superciclo de altos precios de las
materias primas. Ya no se puede crecer como antes.
Pero aquí los grandes medios
lo minimizan. Y lo que publican es autocomplacencia pura: “Perú, por la gran
magnitud de sus ahorros, es el más capacitado para salir de la crisis”. A lo
que se agrega que la crisis es “coyuntural”, por lo que en unos meses ya
habremos salido del hoyo y se crecerá otra vez el 5 a 6%. ¿Qué se necesita?
Respuesta: “poner en marcha nuevos proyectos mineros para tener más divisas y
más impuestos. Si ya no podemos seguir ganando por aumento de precios, entonces
hay que ganar por volumen. La primera tiene que ser Conga, que ya tiene todo
listo”. Así de fácil.
Para lograr ese crecimiento,
leemos un día sí y el otro también, “hay que destrabar todas las inversiones
mineras y petroleras de la enorme permisología y tramitología. Allí se deben
buscar los culpables de que el país no crezca”. A lo que se suma “el rol de
este Estado elefante, que ha venido creciendo y generando ineficiencias”.
Lo que no se dice es que este
Estado es el producto directo –y consciente– de la política de los últimos
años. Lo único que ha importado es tener buenas “islas de eficiencia” que
sirven directamente a los grandes intereses económicos: BCRP, Indecopi, Sunat,
organismos reguladores (Sunass, Osinergmin, Osiptel) y, claro, el mismísimo
MEF.
¿Y el resto del Estado?, bien
gracias. Para qué se requiere reformar la salud, si las minorías tienen buena
salud privada. Y educación también. Lo mismo sucede con la jubilación y el
transporte, que también es privada. ¿Y la reforma del Estado? La homologación
de funciones y ascensos por méritos, que están listas hace más de 10 años? Ah
no, pues, para eso no hay plata.
Donde sí se avanzó fue con la
ley de descentralización del 2002. Pero esta reforma, siempre perfectible por
cierto, no tuvo el seguimiento necesario desde los distintos gobiernos (MEF,
Contraloría). Total, ¿para qué, si estamos creciendo al 7%, al 8%? Seguramente
todo debe estar bien. Y, ahora, cuando se descubre que no es así y que hay
corrupción, la “solución” pasaría por su
eliminación y no por su necesaria reforma. Sí hay que destacar que se han hecho
algunos avances de importantes, como la Ley Servir.
Pero, ojo, plata hay. El
exministro Castilla, que es un buen cajero, nos dijo hace poco que el MEF tiene
ahorros del 15% del PBI, más de US$ 30,000 millones, desagregados así: 4.2% en
el Fondo de Estabilización Fiscal. 2.8% del PBI en los Depósitos en
Instituciones Financieras Privadas. Los ahorros en recursos determinados
(canon) son el 2.2%. En Otros Depósitos hay 2.8% y los depósitos a la
vista/plazo en el BCRP son el 2.5%.
La cosa es que con la plata
guardada en el “chanchito”, estamos en
los últimos lugares del mundo de la prueba educativa PISA. La UNCTAD dice lo
mismo en cuanto a sistemas de innovación
tecnológica e inversión en investigación y desarrollo. Y Ricardo Hausmann nos
acaba de recordar que somos el # 88 (de 128 países) del Índice de Complejidad
Económica (ICE), que mide la diversificación productiva.
Es en este contexto que una
institución como ADEX dice que la alternativa es reducir los derechos de los
trabajadores en cuanto a contratación y salarios. No se quiere entender que la
informalidad es el producto de la insuficiente cantidad de empleos, debido a la
escasa diversificación productiva. Esa es la causa central y no las leyes
laborales.
Por todas estas razones, y
muchas más que no es posible enumerar aquí, la política no puede ser la del
avestruz. No cambio nada para que nada cambie y todo siga igual. ¿El próximo
mes me nivelo, como en el cuento de Ribeyro? No se quiere entender que el
crecimiento exportador de materias primas nada tiene que ver con el crecimiento
exportador “industrializante” de la China y del sudeste asiático. Y del necesario rol del Estado para conducir
el proceso y equilibrar las fallas del mercado.
En algo de eso estuvieron los
sectores más lúcidos del empresariado nacional en el CADE 2010 cuando trajeron
a Michael Porter para hablar de competitividad y cadenas de valor global,
nacional y regional. Y que continuó en el 2011, cuando esa reflexión se amplió
y extendió a muchas regiones del país. Para no perder lo que se ha ganado en
estos años, recordemos las palabras finales de ese CADE.
“Sería un error esperar que la
minería se haga cargo del país, que haga industria, que desarrolle las regiones
y espacios rurales. Esta tentación, muy a la mano siempre, probablemente sólo
lograría estrangular el crecimiento de nuestra producción minera y lo único que
lograríamos sería diluir nuestro auge exportador. Por eso, CADE 2010 propone al
país trabajar arduamente para seguir creciendo, para que otros sectores
productivos crezcan y se desarrollen tanto o más que la minería, para que nos convirtamos
también en proveedores de tecnología y de servicios”. ¿Será?
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