Raúl Wiener
Aurelio Pastor firmaba nueve
resoluciones de indulto o conmutación de penas cada día en los diez meses que
fue ministro de Justicia de Alan García, entre ellas la más conocida, la del
empresario de televisión José Enrique Crousillat, y la de alrededor de 400
condenados por narcotráfico en su modalidad agravada.
En total 1,692 personas
dejaron las prisiones en este corto período, pero si se toma en cuenta que
antes de llevar cada caso al presidente se debía revisar y seleccionar las
solicitudes que merecían trámite, se tendrá que el ministro Pastor y la
comisión Chinguel estaban en esto a tiempo completo.
Parece que esta historia
empezó sin embargo en la gestión previa de la ministra Rosario Fernández cuando
se armaron las primeras normas para facilitar las excarcelaciones masivas.
A Pastor le siguió García
Toma, quien aparentemente se distanció de esta feria indultadora, pero luego
volvió Fernández y la cosa tomó forma de liquidación por cierre. En marzo del
2011, luego que Chang dejara el premierato, Fernández fue nombrada en su
reemplazo con retención de la cartera de Justicia y continuó la salida de
narcos y otros delincuentes.
A Rosario Fernández se le
deben 3,259 indultos y conmutaciones, y dentro de esos, 235 casos narcotráfico
agravado. ¿Alguien puede dudar aquí que hubo una política premeditada de
violentar las decisiones judiciales y de favorecer a muchos reos sin otra
característica que el dinero que genera el narcotráfico y otros crímenes contra
la sociedad y el Estado?
Pero los mejores detalles de
todo esto se encuentra en primer lugar en el hecho que cuando revienta el
escándalo del indulto humanitario a Crousillat que obligó a retroceder en la
gracia, lo que sobrevino no fue un cambio de política sino una pausa para
volver luego con más fuerza al asunto.
Una resolución del 2010 cambió
el concepto de conmutación de variación de pena a reducción de la misma. Para
poder mejor negociar el valor de cada año conmutado.
En segundo lugar, que todo
esto ocurrió entre el 2009 y el 2011, cruzado con los escándalos de los
Petroaudios, BTR, COFOPRI y los decretos de urgencia. Es decir que después de
condenar a las ratas de su gobierno en octubre del 2008, García no iba camino
de enmendarse sino de acelerar la descomposición moral de su gobierno.
Claro ya sabemos que los
beneficiados por las gracias de García no van a contar cuánto pagaron para quedar
libres, como sí lo ha hecho el que le faltó plata para cubrir las exigencias. Y
los fiscales y jueces alanistas dirán que no hay pruebas, mientras Mulder se
recupera de su actual desconcierto. Después de todo ahí está la prensa del
expresidente remarcando que el problema es Nadine y no el APRA de García que
muestra toda su podredumbre.
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