“Arrecian
críticas por viaje de Humala para asunción de Maduro”. Titular principal de
primera página, del sábado, del diario El Comercio, que algunos reputan como el
más serio del Perú.
Arreciar
es un término que refiere a algo que se hace cada vez más fuerte, por ejemplo
como ocurre en la tormenta. Y, bueno, digamos que ha habido un jaleo por el
asunto del viaje al presidente en el Congreso y los medios de comunicación,
todos los cuales ya se sabía no se oponen a la elección de Maduro porque sea
técnicamente inválida sino porque militan en el campo del antichavismo.
Pero
asumamos que es su derecho, pero que no tuvieron éxito en cortarle las alas a
Humala y fijarlo en Lima, para que parezca que oficialmente el Perú se mete en
los problemas de Venezuela y juega el partido que ha iniciado Estados Unidos
con poco éxito en esta parte del continente.
¿Y
ahora como es que todo esto “arrecia” después que el presidente emprendió viaje
y estuvo como casi todos los mandatarios latinoamericanos en la juramentación
de Maduro?, ¿han salido las masas a las calles?, ¿los estudiantes se movilizan
como lo hicieron cuando el golpe de Pinochet o frente a la guerra de las
Malvinas?
No,
señor. Arrecian porque Alan García ha dicho que Unasur es una manada y él evitó
siempre a estos gobiernos latinoamericanos“otoronguistas” (¡), como que creo su
propio club del Pacífico con Chile, Colombia y México, al mejor gusto de los
Estados Unidos. Pero no sólo eso, sino que la señora Keiko ha metido su cuchara
para lamentar que Humala no ponga primero los intereses nacionales.
O
sea, arrecian a través de dos declaraciones de personajes que están buscando el
camino de regreso al poder y sacar del centro precisamente los temas nacionales
como los indultos y conmutaciones corruptas del gobierno anterior y los
informes médicos que concluyen que el indulto a Fujimori sólo puede darse como
gesto político de consagración de la impunidad y no como problema de salud,
como venía argumentándose.
La
Unasur se parece a la unidad iberoamericana que planteaba el APRA en sus
orígenes y eso de la manada otros lo definirían como unidad para no someterse a
las presiones de los que todavía siguen creyendo que somos su patio trasero. Lo
que hace recordar al García en los 80 con la bandera panameña después de la
invasión yanqui, el último estertor de un viejo antiimperialismo.
Pero,
claro, nada como esas declaraciones de Keiko sobre gobiernos “ilegítimos”.
Todos sabemos en qué consiste la legitimidad fujimorista. Y sólo El Comercio
puede ser tan serio como para darnos tremenda noticia: Alan está contra las
manadas y Keiko defiende la democracia. Arrecia la estupidez en el Perú.
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