¿PATIO TRASERO PREOCUPA A OBAMA? |
Por José Suarez Danós
Cuando aún faltan tres semanas
para que se inicie la VII Cumbre de las Américas que EEUU auspicia en Panamá,
las inamistosas y beligerantes acciones emprendidas por Washington contra
Latinoamérica conducirían a que la cita termine siendo un notorio fracaso
político y profundice aún más el aislamiento de EEUU en el continente (1).
Peor aún, cuando existe la
sospecha que las insensateces apuradas por Washington contra países de
Latinoamérica, tendrían como propósito crear “las condiciones favorables” para
que Barack Obama proponga una agenda oculta establecida para esa cita. Ella
pretendería imponer al continente un nuevo y avasallante “Consenso de
Washington versión 2.0”, que EEUU considera condición “sine qua non” para poder
hegemonizar al resto del mundo (dominar primero los países ubicados al sur de
sus fronteras).
De allí que el 10 de abril
–inicio de la Cumbre- sea la fecha tope que Obama se habría trazado para
anunciar que finalmente ha terminado de “torcer los brazos” a gobiernos latinoamericanos
“rebeldes”, a la vez que continuaría amenazando a otros gobiernos con emplear
su “poder duro” desestabilizador, caso no sujetarse a sus intereses (2).
Lo que pretendería el gobierno
estadounidense, en conclusión, es que los presidentes de la “Comunidad de
Estados de Latino América y el Caribe” (CELAC), lleguen a esa Cumbre “rendidos”
ante “su indispensabilidad” para permitir con ello que su agenda oculta sea
aprobada “por consenso” en dicha reunión.
Es por ello que el Premio
Nobel de la Paz –Barack Obama- no ha dudado en decretar contra Venezuela una
declaratoria de guerra plagada de pretextos baladíes, propia del “proceso de
ensoñación imperial” del que viene adoleciendo la política exterior de EEUU
(3).
La finalidad de la insólita
declaratoria de guerra es la misma que EEUU se planteó antes de agredir
militarmente a otros países del mundo (4).
El objetivo propuesto es
derrocar mediante acciones compulsivas al gobierno democrático constitucional
de Venezuela –de Nicolás Maduro-, para apoderarse de los anhelados recursos
energéticos de ese país –emulando a antiguos corsarios-
Y las primeras acciones de la
agresión estadounidense se vienen dando ya a través del Departamento de Estado,
que viene intentando bloquear internacionalmente a la empresa petrolera estatal
“PDVSA”, para así poder suprimir recursos económicos a la población de
Venezuela y facilitar de este modo la intervención militar del país (5).
Por otro lado, se anuncia que
EEUU ya viene aprestando tropas de República Dominicana y Honduras en Puerto
Rico para realizar el “trabajo sucio” de la agresión, deduciéndose de ello que
serían latinoamericanos los que se inmolarían en aras del imperio de EEUU (6).
Entonces, nos preguntamos inicialmente,
¿es propio que Latinoamérica asista a una Cumbre propiciada por el gobierno del
país que va a ser su inminente agresor?
Antes de la misma Cumbre de
las Américas el gobierno de Obama aún se niega a satisfacer los petitorios
soberanos de Cuba, para un real restablecimiento de relaciones diplomáticas.
Sin embargo voceros
estadounidenses ya anuncian propagandísticamente -cual ficticio logro-, que
“antes del 15 de abril” estaría funcionando la nueva embajada de EEUU en Cuba
–su ansiado objetivo en estas tratativas-.
Para dicha sede EEUU viene
exigiendo adicionalmente, que se le otorguen “amplias facultades” en territorio
cubano, que como ya es de suponer, las emplearía en subvertir a Cuba para
“cambiar su régimen político” desde el interior –como lo hizo en otros países-.
A estas acciones del gobierno
de Barack Obama se suma la guerra política que viene aplicando contra Argentina
y Brasil, para desestabilizar políticamente a ambos países y derrocar a sus
presidentas Cristina Fernández y Dilma Rousseaff –respectivamente-.
Se adicionan a estos actos
inamistosos el incremento de sus bases militares en el Perú contando con la
pérfida ayuda del presidente Humala, desde las que pretendería agredir a otros
gobiernos “hostiles” a los intereses estadounidenses –Bolivia y Ecuador-.
También son reprobables los
desfachatados y céleres esfuerzos que realiza el vicepresidente de EEUU Joe
Biden en Centroamérica, para intentar desmembrar y desarticular a la “CELAC”
antes de la fecha inicio de la Cumbre de las Américas.
Para ello Obama se propone
adquirir por 5 mil millones de dólares los territorios de Guatemala, Honduras y
El Salvador, y convertir a esos países, en un área neoliberal bajo dominio
estadounidense a la que anuncia denominaría “La Alianza Para la Prosperidad”.
Pero Latinoamérica ya conoció
del doblez y la demagogia de Obama desde la Cumbre de las Américas del año
2009, en la que manifestó: “durante mi gobierno EEUU se relacionará con América
Latina a través de la cooperación y el respeto, pero para ello es necesario
pasar las páginas de la historia a fin de poder avanzar hacia un futuro de
prosperidad”.
Audazmente, con ese eufemismo
proponía a los presidentes de la región en aquél año, “olvidar el historial de
décadas de agresiones de EEUU contra países del continente”.
Pero en esa fecha, los
presidentes latinoamericanos decidieron ser anuentes con la petición del
flamante presidente Barack Obama, en el criterio que su diferente etnia –negra-
introduciría “cambios” importantes en la política exterior de los EEUU hacia
Latinoamérica.
Pero la efímera esperanza tuvo
que ser enterrada prontamente, cuando el Nobel Obama comenzó a superar en
genocidios a su antecesor en la presidencia –George Bush-.
Hechos posteriores
demostrarían que el presidente de EEUU sólo se burló de los mandatarios de
Latinoamérica, al evidenciarse que sus propósitos eran tan iguales a los de
presidentes blancos del imperio norteamericano que aplicaron “la política del
garrote”.
En ese orden de cosas,
entonces surgen las interrogantes siguientes:
¿Qué lazos debe estrechar
Latinoamérica en la Cumbre de las Américas con EEUU, “Estado canalla” que se
burla del derecho internacional y ha decretado que agredirá militarmente a
Venezuela con el único fin de apropiarse de sus recursos naturales?
¿Deben asistir los presidentes
de Latinoamérica a una Cumbre en la que nuevamente serán utilizados como
“platea” para oír más engaños e imposiciones de parte del presidente de EEUU que
se presume “nuevo e indispensable emperador de América Latina”?
Los niveles de agresión
impulsados por Barack Obama contra Latinoamérica ahora dificultan incluso a la
diplomacia continental, retrotraer las cosas a su normalidad.
Medidas que ayudarían a Barack
Obama a encontrar la sindéresis, serían que Latinoamérica suspenda por 48 horas
sus relaciones diplomáticas con EEUU a fin que ese gobierno reflexione, y que
la VII Cumbre de las Américas de Panamá, sea postergada hasta que se confirme
que los actos beligerantes de la potencia hayan cesado totalmente en el
continente.
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